Esta es la ruta literaria de Antonio Machado que puedes hacer en Baeza

Conoce los distintos alojamientos y lugares clave del escritor de la Generación del 98

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La Sala de los Espejos del Casino de Baeza, del que Machado fue el primer socio.
La Sala de los Espejos del Casino de Baeza, del que Machado fue el primer socio. / Salvador García Ramírez

Baeza/Antonio Machado es uno de los grandes poetas de la literatura española, perteneciente a la Generación del 98, cuya poesía sigue conmoviendo a generaciones enteras. Su paso por Baeza dejó una marca palpable tanto en la ciudad como en su propia obra. Aquí, Machado buscó refugio tras la muerte de su esposa, Leonor Izquierdo, en 1912, y pasó siete años enseñando francés, reflexionando y escribiendo. 

Antonio Machado en Baeza

Antonio Cipriano José María Machado Ruiz, más conocido como Antonio Machado, nació en Sevilla en 1875. Sin embargo, es en Baeza donde el poeta vivió uno de los periodos más introspectivos de su vida. Afectado profundamente por la muerte de su esposa Leonor, decidió trasladarse a esta ciudad buscando un entorno que le ofreciera paz y aislamiento. Como catedrático de francés en el Instituto General y Técnico, Machado dedicó gran parte de su tiempo a la reflexión filosófica y literaria, forjando una de las etapas más prolíficas de su carrera.

Su estancia en Baeza, que duró de 1912 a 1919, fue fundamental para su producción poética, con obras como Campos de Castilla que retratan los paisajes y emociones de este período. 

La ruta literaria de Antonio Machado en Baeza

La ruta que sigue los pasos de Antonio Machado en Baeza es un recorrido de aproximadamente 2 kilómetros que puede realizarse en unas cinco horas. A pie, te permitirá conocer los lugares que formaron parte de la vida del poeta durante su estancia en la ciudad. 

1. Antiguo Hotel Comercio

La primera parada de esta ruta nos lleva al desaparecido Hotel Comercio, donde Machado residió durante sus dos primeros años en Baeza. Este hotel, ubicado en la calle San Pablo, era la única hospedería en la ciudad en aquella época. Aunque hoy en día el edificio ha sido transformado en viviendas y solo queda su fachada, la habitación donde se alojaba el poeta, la número 15, ofrecía una vista privilegiada de la sierra.

El Hotel Comercio fue el primer hogar de Machado en Baeza, un lugar de recogimiento que refleja el momento de duelo por la pérdida de Leonor. Esta soledad inicial fue clave para que el poeta comenzara su proceso de recuperación emocional y creativa.

2. Nuevo Casino

El Nuevo Casino de Baeza, ubicado también en la calle San Pablo, fue otro de los lugares frecuentados por Antonio Machado. Este espacio social era punto de encuentro para las tertulias que el poeta mantenía con otras personalidades de la ciudad. En su Sala de los Espejos, Machado compartía reflexiones y pensamientos con sus compañeros.

En la actualidad, el edificio del Nuevo Casino se conserva y alberga una escultura sedente de Machado, creada por el escultor Antonio Pérez Almahano en 2009. Además, el visitante puede ver allí un documento que certifica a Machado como el primer socio transeúnte del casino.

3. Rebotica de Don Adolfo Almazán

Uno de los lugares más significativos para Machado en Baeza era la rebotica de Don Adolfo Almazán, farmacéutico y profesor de gimnasia. Este espacio acogía tertulias en las que se discutía sobre política, el campo y otros temas de actualidad. Aunque Machado se mantenía habitualmente en silencio, observaba atentamente todo lo que ocurría a su alrededor.

La farmacia de Don Adolfo Almazán, ubicada en la calle San Francisco, fue demolida hace años, pero las tertulias que se celebraban en su rebotica quedan como uno de los recuerdos más importantes de la estancia del poeta en Baeza.

4. Residencia en la calle Gaspar Becerra

Al poco tiempo de llegar a Baeza, Machado abandonó el Hotel Comercio debido a sus limitados ingresos como catedrático. Se trasladó primero a una casa en la calle Prado de la Cárcel, que encontró incómoda, y luego a una residencia más modesta en la calle Gaspar Becerra. Esta vivienda, aunque humilde, le dio al poeta la serenidad que buscaba.

Desde la casa de la calle Gaspar Becerra, Machado podía contemplar la portada plateresca de la cárcel vieja, hoy convertida en el Ayuntamiento de Baeza, una vista que quedó grabada en su memoria y que influyó en sus reflexiones sobre la vida y el paso del tiempo.

5. Instituto Santísima Trinidad

El Instituto General y Técnico, hoy conocido como Instituto Santísima Trinidad, fue el lugar donde Antonio Machado impartió clases de francés durante sus años en Baeza. Aunque él mismo confesaba no tener gran vocación por la enseñanza, este trabajo le permitió mantenerse y continuar su carrera literaria.

El aula donde impartía clases se ha conservado tal como estaba en su época, y hoy puede ser visitada como aula-museo. Este espacio es un testimonio de la vida cotidiana del poeta en la ciudad y del ambiente académico en el que se desenvolvía.

6. Sede de la Universidad Internacional de Andalucía

La actual sede de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en Baeza lleva el nombre de Antonio Machado en honor al poeta. Este centro académico, ubicado en el Palacio de Jabalquinto y el Antiguo Seminario Conciliar, representa el legado intelectual que Machado dejó en la ciudad. Los edificios renacentistas y barrocos que componen esta sede son dignos de una visita en profundidad. Además, está rodeada de un entorno histórico y cultural propicio para los estudios y la investigación.

7. Plaza de Santa María y Catedral

La Plaza de Santa María, con su reconocida catedral renacentista, fue uno de los lugares que Antonio Machado frecuentaba en sus paseos. El poeta encontraba en este espacio una calma solemne, observando la fuente monumental y los viejos muros cubiertos de musgo. Este rincón de Baeza se convirtió en uno de los escenarios de sus meditaciones más profundas. Con una simple visita entenderás el porqué. 

8. Paseo de las murallas

Finalmente, el Paseo de las Murallas, que rodea el cerro del Alcázar y los restos de las antiguas murallas de la ciudad, fue otro de los lugares preferidos de Machado. Aquí, el poeta se entregaba a largas caminatas que lo conectaban con el paisaje rural de Baeza, un entorno que terminó influyendo profundamente en su poesía. En este paseo se encuentra hoy un busto de Antonio Machado, creado por el escultor Pablo Serrano en 1966 en homenaje al poeta.

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