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Jaén/Puede que no nos hayamos parado nunca a pensar en la relevancia que tiene conservar el patrimonio público que evidenció una forma de vivir en el pasado completamente ajena a nuestra vida actual. Cuando todavía la tecnología necesaria para lavar o secar la ropa no existía o no estaba al alcance de todo el mundo, los lavaderos públicos eran estructuras fundamentales en la vida cotidiana de los pueblos jiennenses durante gran parte del siglo XX.
Como suele suceder en los lugares públicos en la época pre-televisión, no solo fueron lugares destinados al lavado de prendas, sino que también sirvieron como puntos de encuentro social, donde se contaban las vivencias y se fortalecían los lazos comunitarios, eminentemente entre mujeres, lavanderas que por oficio o por necesidad propia acudían puntualmente a estos emplazamientos al aire libre.
Los lavaderos públicos, que comenzaron a proliferar hacia finales del siglo XIX. Originalmente, las labores de lavado se realizaban en ríos y arroyos, aprovechando los recursos naturales cercanos a cada localidad. Sin embargo, con el tiempo, estos espacios fueron formalizándose, primero con la adición de pilas y otros elementos en fuentes y abrevaderos, y posteriormente, con la construcción de lavaderos específicos, muchos de los cuales permanecen en pie hasta hoy.
La Ruta de los Lavaderos de Jaén te propone conocer estos vestigios del pasado, distribuidos por diversas comarcas como la Campiña Norte, el Condado de Jaén, y la Sierra de Segura, entre otras zonas del mapa jienense. Hoy en día, recorrer estos antiguos lavaderos supone una vuelta a la historia y cultura de una provincia que sigue honrando sus raíces.
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