Cómo hacer paso a paso las gachas dulces de Jaén para chuparse los dedos en cualquier época del año

Las gachas dulces de Jaén con sus tropezones de pan frito.

Jaén/Aunque es un postre típico del Día de Todos los Santos, las gachas dulces de Jaén están tan ricas que merecen mucho la pena prepararlas en cualquier época del año, ya sea como merienda o como el mejor de los postres dulces al que puedes optar.

Aunque se elabora en toda la provincia de Jaén, lo cierto es que se aprecian algunas diferencias en la preparación dependiendo del municipio. A la hora de prepararlas, te aconsejamos aprovechar las ventajas y la alta calidad de los productos que cuentan con el distintivo Degusta Jaén Calidad, una marca colectiva comunitaria que engloba a los productos agroalimentarios de la Provincia de Jaén como seña y distintivo de calidad a nivel nacional y europeo.

Entre ellos está el anís dulce ‘Castillo de Jaén’, un licor que se elabora de forma artesanal en alambiques con una minuciosa selección de granos de matalauva cultivada en Andalucía. Para elegir la mejor leche de Jaén recomendamos utilizar leche de Levasa, cuyo producto más emblemático es la leche en bolsa, aunque también la encontramos en envases de tetrabrick. 

A ello se suma la gran variedad de cooperativas que elaboran el oro líquido de Jaén: el aceite de oliva virgen extra. Para esta ocasión, lo ideal es utilizar uno de alta calidad y de la variedad picual, llena de oligoelementos y Omega 3, y la mayoritaria del mar de olivos de la provincia.

Ingredientes

Receta de las gachas dulces de Jaén

Ponemos en un cazo la leche con la piel del limón y la rama de canela, llevamos a ebullición y apagamos. Dejamos que la leche coja todo el sabor del limón y la canela. Por otro lado, partimos el pan en trozos. Ponemos el aceite en la cazuela y lo freímos para dejarlo después sobre un papel de cocina. Colamos el aceite para limpiarlo de las posibles migas del pan y lo volvemos a poner en la cazuela, a la que añadiremos la matalahúva (también conocida como anís verde, matalahúga o matalahúva).

Rápidamente, ya que se nos pueden quemar las semillas, añadimos la harina y una pizca de sal. Dejamos que la harina se fría muy bien y que se quede con un color tostado. Es entonces cuando incorporamos el agua y la leche, a la que le quitamos el limón y la canela, y comenzamos a mezclar con unas varillas.

Añadimos el azúcar, seguimos mezclando sin parar y un poco de anís al gusto. Seguimos mezclando hasta que quedan espesas como si fuera una bechamel. Ponemos los tostones en el fondo de la fuente o en los cuencos individuales y añadimos las gachas, coronándolas con un poco de miel de caña o de canela molida que esparciremos por arriba. ¡Buen provecho!

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