¿Cuál es el origen de las Fiestas de San Antón de Jaén?

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Las hogueras de San Antón son una de las fiestas más importantes de Jaén.
Las lumbres de San Antón son una de las fiestas más importantes de Jaén.

La noche del 16 al 17 de enero está marcada en rojo en el calendario jiennense, pues es justo cuando se celebran las famosas Fiestas de San Antón. Este evento, que ha sido reconocido como Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2019, no solo encanta a los propios jiennenses, sino que también atrae a visitantes de todo el mundo. Una carrera internacional, la celebración de las lumbres, hogueras en torno a las cuales se reúnen familiares y amigos para tomar carne de barbacoa y “rosetas”, que es como se llama en Jaén a las palomitas, hacen de esta una noche muy especial que merece la pena vivir al menos una vez en la vida.

Orígenes de las Fiestas de San Antón

Las raíces de las Fiestas de San Antón se remontan al siglo XIII, cuando la devoción a san Antonio Abad se arraigó en Jaén. En esta época, la Reconquista trajo consigo a numerosos habitantes del norte de Europa, quienes, influenciados por su fervor religioso, contribuyeron al establecimiento de esta festividad. Crónicas de la época revelan que los ballesteros, valientes defensores de la ciudad ante los ataques árabes, veneraban al santo en una capilla especial en la catedral. En vísperas de la festividad, encendían cuatro antorchas como muestra de respeto hacia su patrón. De ahí que actualmente las lumbres se sucedan en decenas de calles y plazas durante esta noche especial.

El impulso definitivo para las celebraciones lo proporcionó Miguel Lucas de Iranzo, alcaide de la ciudad en el siglo XV, condestable de Castilla y valido del rey Enrique IV de Castilla. Gracias a él, la fiesta religiosa ganó fuerza y arraigo en Jaén. En el siglo XIX, los agricultores y ganaderos se unieron a la tradición, quemando durante las festividades los restos de las podas invernales, consolidando así las Fiestas de San Antón en la cultura local.

Lumbres que iluminan la ciudad

El corazón de las celebraciones se encuentra en las famosas ‘Lumbres de San Antón’. Decenas de hogueras iluminan la ciudad, cada una adornada con un muñeco confeccionado con ropa vieja, paja y serrín, acompañado de petardos que estallan con el fuego. Alrededor de estas hogueras, los vecinos disfrutan de momentos alegres, cantando melenchones y deleitándose con rosetas, calabaza asada, morcilla, chorizo y el delicioso vino de la tierra.

Las lumbres están estrechamente vinculadas al cultivo del olivo y la poda de los árboles tras la recolección de la aceituna. Los restos de poda se convierten en el material esencial para estas impresionantes hogueras. En tiempos antiguos, estas llamas tenían un carácter mágico, utilizándose para ahuyentar enfermedades y plagas. Muchos jiennenses aprovechan la ocasión para escribir en un papel lo que quieren eliminar de sus vidas y echarlo después a la hoguera, con afán de que desaparezca para siempre.

Una carrera histórica

Pero las Fiestas de San Antón también son deporte. Desde 1984, la Carrera Urbana Internacional Noche de San Antón ha iluminado las calles de Jaén como parte integral de las festividades. Este evento deportivo, que atrae a atletas de élite a nivel mundial, se desenvuelve en un escenario decorado con la brillante iluminación navideña. El público anima a los corredores con antorchas, conectando la celebración con su relación inherente con el fuego.

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