Esta es la leyenda del Lagarto de La Malena de Jaén
TURISMO OSCURO
De aquí viene la expresión jiennense de "vas a reventar como el Lagarto de La Magdalena o Malena"
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Jaén, una ciudad llena de historia y leyendas en el corazón de Andalucía, es conocida por sus monumentos impresionantes, su deliciosa gastronomía y, por supuesto, decenas de historias para no dormir en forma de cuentos y leyendas. Una de las más intrigantes que perduran en la memoria colectiva es la leyenda del Lagarto de la Malena, un relato lleno de misterio, valentía y estrategia. Aunque lo cierto es que también ha dado lugar a dichos con grandes cargas de humor, como el que dice “vas a reventar como el Lagarto de La Malena”, refiriéndose a alguien con gula ilimitada. Ahora sabrás su porqué.
El Lagarto de la Malena: una amenaza para Jaén
La leyenda del Lagarto de la Malena se remonta al siglo XVII, en una época en la que Jaén era una ciudad apacible pero atemorizada por una bestia temible que asolaba sus calles. Este ser, a menudo descrito como un lagarto gigante o incluso una sierpe monstruosa, causaba estragos en la población y sembraba el miedo entre sus habitantes.
Los relatos sobre este espeluznante ser hablaban de sus ataques a la ciudad, su predilección por acechar a niños y su presencia siniestra en las inmediaciones de la Malena, una zona pintoresca de Jaén, la del actual barrio de La Magdalena, en el casco histórico. Los habitantes vivían bajo la constante amenaza de este monstruo, que se cernía como una sombra sobre la ciudad.
Un acuerdo clave: la muerte del lagarto por la libertad
La población de Jaén, cansada del miedo y la devastación causados por el Lagarto de la Malena, decidió tomar medidas drásticas para deshacerse de esta bestia. Según la leyenda, un valiente grupo de ciudadanos ideó un plan audaz para poner fin a esta pesadilla. El líder de esta iniciativa fue un reo condenado a muerte que vio en esta empresa una oportunidad para redimirse. Otras versiones de la misma leyenda cuentan que se trataba de un caballero que honró a la ciudad con su gesta contra el temido animal.
El plan consistía en atraer al Lagarto de la Malena desde su cueva habitual, situada donde ahora podemos visitar el Raudal de La Magdalena, hasta la iglesia de San Ildefonso. De hecho, actualmente es posible recorrer ese camino con hitos de bronce que adornan el suelo de cada una de las paradas que hizo. Los ciudadanos habían observado que la bestia tenía debilidad por los panes calientes, y decidieron utilizarlos como carnada. Durante varias noches, cocinaron panes frescos que llenaron con explosivos para saciar el apetito de la bestia y usar como cebo durante el recorrido.
El Lagarto de la Malena, atraído por el aroma de los panes calientes, se acercó cautelosamente al lugar. Mientras se deleitaba con la comida, los ciudadanos encendieron la mecha de la dinamita y esperaron el momento adecuado para detonarla. La explosión fue ensordecedora y lanzó al monstruo a los aires, despedazándolo en mil partes.
La liberación de un reo, en cumplimiento del acuerdo previamente pactado, fue el epílogo de esta oscura historia. La ciudad de Jaén pudo finalmente respirar aliviada, liberada de la amenaza del Lagarto de la Malena que tanto terror había sembrado.
Esta leyenda llega como un recordatorio de que, cuando se unen el ingenio, la valentía y la determinación, ningún monstruo es invencible. El monumento que conmemora este episodio, ubicado en la Malena, es un lugar de visita obligada para quienes desean conocer esta fascinante historia mientras exploran el castizo barrio de La Magdalena. Ahora sabrás el motivo por el que todavía en Jaén se utiliza la consabida expresión de “reventar como el Lagarto de la Malena” cuando alguien come desproporcionalmente, tal y como él hizo en el recorrido mortal por las calles de Jaén cegado por la gula.
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