El curioso origen de los melenchones de San Antón: tradición, música y baile alrededor de la hoguera

La Asociación Lola Torres mantiene viva la llama del folclore jienense.
La Asociación Lola Torres mantiene viva la llama del folclore jienense.

Jaén/Los melenchones de San Antón representan el folclore más puro de Jaén. Al ritmo de la música, los bailarines danzan alrededor de las conocidas lumbres, hogueras que reúnen a decenas de personas en torno al calor que llega como agua de mayo a las frías noches de enero en que se celebra. Si todavía no conoces el origen de esta expresión de la tradición jaenera con toques de humor en sus letras, aquí te contamos cuáles son sus raíces.

La influencia de las diversas culturas en Jaén

Las influencias de la música árabe y cristiana, especialmente durante la Edad Media, son palpables en las manifestaciones folclóricas de Jaén. Las danzas en corro alrededor del fuego, como las que se realizan en las famosas ‘Lumbres de San Antón’, tienen un eco directo de las danzas medievales que formaban parte de las celebraciones y festividades de aquella época. A lo largo de los siglos, estas danzas y canciones fueron transformándose hasta dar lugar a lo que hoy conocemos como los melenchones.

El nacimiento de los melenchones

Aunque el origen exacto de los melenchones es incierto, muchos estudiosos coinciden en que la tradición comenzó en tiempos medievales, en la época de la presencia de los musulmanes en la península. En particular, se vincula a la influencia del Condestable de Castilla, Miguel Lucas de Iranzo, quien, en el siglo XV, impulsó una serie de reformas culturales y urbanísticas en la ciudad de Jaén. Entre sus acciones, destacó la exaltación del culto a San Antón, patrón de los animales y protector de las cosechas, cuyas celebraciones incluyeron cantos populares que se consolidaron con el paso del tiempo.

De lumbres y melenchones

Las ‘Lumbres de San Antón’ son el escenario principal en el que los melenchones cobran vida. Esta festividad, que se celebra cada 17 de enero, tiene una fuerte conexión con las antiguas costumbres agrícolas de la zona. Durante la Edad Media, las hogueras se utilizaban para quemar los restos de la actividad agrícola, como los ramones o muebles viejos que ya no servían. Esta práctica tenía una función purificadora y simbólica, y en torno a ella surgieron las danzas y los cantos populares.

Los melenchones, que son cantados y bailados alrededor de estas hogueras, reflejan la idiosincrasia de los habitantes de Jaén: un pueblo que ha sabido mezclar su herencia árabe, cristiana y andaluza con canciones compuestas por estrofas simples de cuatro versos, a menudo intercaladas con estribillos, que abordan temas cotidianos con un toque irónico y humorístico. Las letras suelen tratar sobre las relaciones amorosas, las costumbres familiares y las situaciones de la vida diaria.

Lo que distingue a los melenchones de otras tradiciones musicales es su carácter lúdico y su forma de expresión colectiva. Durante las festividades de San Antón, las familias y los vecinos se reúnen para cantar, comer y bailar alrededor de la hoguera. El baile, que generalmente sigue una estructura de corro, permite a los participantes expresar su alegría y camaradería, mientras que las letras de los melenchones, cargadas de picardía, cumplen una función tanto de entretenimiento como de crítica social.

Al rescate de la tradición: Lola Torres y su legado

Una de las figuras más importantes en el resurgimiento de los melenchones fue Lola Torres, una profesora de música y folclorista jienense que dedicó gran parte de su carrera a rescatar y preservar las canciones tradicionales de su tierra. Torres, nacida en 1901, investigó y recopiló las coplillas populares que casi se habían perdido con el tiempo. En 1972, ya fallecida, se publicó su trabajo, que fue una de las primeras recopilaciones de los melenchones.

Gracias a su esfuerzo y a los de otros estudiosos como Carmen Santa María Lucareli y Manuel Urbano, los melenchones han vuelto a la vida en los últimos años, siendo interpretados por grupos de música tradicional y compartidos en plataformas digitales. Este renacimiento ha permitido que una nueva generación conozca y disfrute de esta tradición única, contribuyendo a su preservación.

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