Los baños árabes donde cuenta la leyenda que murió asesinado el Rey Alí

Hay dos versiones sobre lo que le pudo suceder a este monarca árabe

Los Baños Árabes de Jaén: los más grandes y mejor conservados de Europa

La Sala Templada de los Baños Árabes de Jaén donde tuvo lugar el supuesto asesinato.
La Sala Templada de los Baños Árabes de Jaén donde tuvo lugar el supuesto asesinato.

Jaén/Muchas son las leyendas que tienen al Santo Reino de Jaén como protagonista durante un amplio abanico de periodos históricos. Una de ella nos lleva directamente hasta el Centro Cultural Baños Árabes de Jaén, donde, como su nombre indica, se conserva este antiguo hámman, un espacio para la higiene y el autocuidado propios de otros tiempos.

Su rehabilitación valió al arquitecto Luis Berges el Premio Europa Nostra, y están considerados como uno de los baños árabes más grandes y mejor conservados de toda Europa. Pero si estos datos te parecen insuficientes para hacer una visita al espacio cultural, te contamos una de las leyendas más tétricas que cuenta la sabiduría popular que acaeció en este lugar y que ha perdurado a lo largo de los siglos: la muerte trágica del Rey Alí.

La leyenda del fantasma del Rey Alí

Este relato cuenta que el alma del Rey Alí sigue deambulando por las salas de estos baños, donde encontró un fatídico final. Hasta nuestros días ha llegado no una, sino dos versiones diferentes de la misma posible historia. La primera de ellas cuenta que Alí fue víctima de una conspiración armada en su contra, que tuvo como consecuencia que, mientras se relajaba en un baño templado, sus enemigos avivaron las calderas hasta alcanzar temperaturas insoportables, provocando su muerte por asfixia y calor extremo.

La otra versión, quizá la más popular de todas, ya que se ha dramatizado en alguna ocasión con motivo de visitas teatralizadas en el mismo lugar, narra que fue apuñalado junto a una de las columnas del recinto, concretamente en la sala templada.

Una experiencia paranormal

Si la propia historia del rey Alí y su asesinato no fueran motivos suficientes para tener al menos un poco de respeto a la visita a los Baños Árabes de Jaén, sucesos mucho más actuales ponen en preaviso al visitante, y es que algunas personas afirman haber sentido presencias inexplicables, pérdidas de energía en dispositivos electrónicos como cámaras de vídeos y móviles que se descargan en cuestión de segundos, e incluso mareos inexplicables (y eso que en la actualidad ninguna de las salas emana el calor de antaño), reforzando la creencia de que el espectro del monarca aún permanece en el lugar, haciendo de él una suerte de espacio maldito.

Los baños en la sociedad andalusí

Durante la dominación islámica, los baños públicos no eran solo un espacio para la higiene, sino también centros de reunión y socialización. Los hámmanes estaban divididos en diferentes salas con temperaturas progresivas (sala fría, sala templada y sala caliente) y ofrecían servicios como masajes, infusiones y relajación. La segregación de género era estricta: hombres y mujeres acudían en horarios distintos para disfrutar de estos espacios de bienestar sin mezclarse por razones de segregación sexual.

Según el historiador Al-Himyari en el siglo XI, Jaén contaba con numerosos baños, entre ellos el Hammam-al-Tawr, el Hammam-al-Walad y el Baño del Toro, famoso por su escultura de mármol. Estas instalaciones estaban alimentadas por fuentes naturales, lo que aseguraba un caudal constante de aguas subterráneas, que se mantenía a altas temperaturas gracias al esfuerzo de los trabajadores que se afanaban en conseguir la graduación perfecta para cada tipo de sala.

El Baño de Alí y su trágica historia

Los Baños del Palacio de Villardompardo, también identificados como Hammam Al-Walad o Baño del Niño, fueron el escenario de la muerte del Rey Alí en el año 1002. Documentos como la ‘Historia General de España’ narran cómo este monarca, tras vencer al Rey de Córdoba Alhatán, se refugió en Jaén, donde fue asesinado en los baños que había mandado construir.

De la utilización islámica al abandono cristiano

Con la conquista cristiana en 1246, los baños árabes fueron perdiendo su función original. Durante los siglos XIV y XV fueron abandonados y convertidos en tenerías para el curtido de pieles. Posteriormente, en el siglo XVI, el conde de Villardompardo, Fernando de Torres y Portugal, construyó su palacio sobre estos baños, dejando parte de la estructura sepultada en los sótanos del edificio.

El redescubrimiento y restauración de los Baños Árabes

El olvido de los baños se prolongó hasta 1913, cuando Enrique Romero de Torres los redescubrió casi por casualidad mientras realizaba el Catálogo Monumental de Jaén. En 1931 fueron declarados Monumento Histórico Artístico, y su restauración comenzó en 1936, aunque la Guerra Civil paralizó los trabajos que ya habían comenzado. No fue hasta 1970 cuando el afamado arquitecto jienense Luis Berges Roldán retomó las obras, culminando en 1984 con la recuperación total del complejo, lo que le valió el prestigioso premio Europa Nostra.

Tras este encomiable trabajo de rehabilitación, los Baños Árabes de Jaén se perfilaron como los más grandes conservados en Europa, con una superficie de 470 metros cuadrados y siete salas abovedadas. Su arquitectura, con influencias almohades, se mantiene en gran parte intacta gracias al esfuerzo de recuperación realizado durante las últimas décadas.

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