Esta es la leyenda del Palacio de los Niños de Don Gome en Andújar

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Vista del lateral de la fachada desde el patio del palacio andujareño.
Vista del lateral de la fachada desde el patio del palacio andujareño.

Andújar, una de las principales ciudades de la provincia de Jaén, es un lugar lleno de misterios y leyendas. Entre sus tesoros históricos se encuentra el Palacio de los Niños de Don Gome, un edificio que esconde una intrigante historia que se ha transmitido de generación en generación y que te dejará con el miedo dentro del cuerpo en cuanto la conozcas.

Orígenes de la leyenda de Andújar

La historia se remonta a tiempos del rey Pedro I de Castilla, conocido como 'El Cruel'. En aquellos días, Don Gome y su familia residían en el Palacio de los Niños de Don Gome, en Andújar. Don Gome tenía a su cargo el ejército que se enfrentó a los moros en la Batalla de Hardón, en el cerro que más tarde se conocería como el 'Cerro de la Matanza'. La cruenta batalla dejó a ambos ejércitos diezmados, pero gracias a la valentía de Don Gome, lograron la victoria.

Al regresar a Andújar, Don Gome debía rendir cuentas al rey, y para su sorpresa, apenas quedaban soldados de ninguno de los bandos. El rey, enfurecido, le impuso un castigo inusual: Don Gome debía entrar y salir por la puerta de servicio de su propio palacio, que fue tapiada para asegurar su cumplimiento.

Don Gome pasó el resto de su vida cumpliendo este castigo, pero tras su muerte, el rey se dio cuenta de la crueldad de su acción y solicitó a los hijos de Don Gome que reabrieran la puerta. Sin embargo, los hijos, enojados y apenados, se negaron rotundamente. Si su padre no pudo usar esa puerta, nadie más lo haría.

El rey, lleno de orgullo, se dirigió a Andújar con sus soldados para forzar la apertura de la puerta. Pero en ese momento, los linajes iliturgitanos asumieron la pena de Don Gome como propia y apoyaron a los 'Niños de Don Gome' en su resistencia contra el rey. Andújar era un lugar estratégico y temían perderlo, por lo que el rey decidió retirar la guardia. A cambio, los hijos de Don Gome colocaron dos guardianes frente a la puerta, día y noche, para asegurarse de que nadie la cruzara.

La realidad detrás de la leyenda

A pesar de la intensidad de esta leyenda, la realidad es un tanto diferente. Aunque la relación de Don Gome con la nobleza no fuera la mejor, no sufrió el castigo narrado en la leyenda. Sin embargo, la puerta en cuestión permanece cerrada, y su misterio todavía perdura.

El Palacio de los Niños de Don Gome, construido a finales del siglo XVI y principios del XVII, es una edificio que resalta por sus atribuciones arquitectónicas que ha sido objeto de especulación histórica y de leyendas urbanas a lo largo de los años. La puerta tapiada en cuestión fue abierta tras la compra del palacio por el Ayuntamiento de Andújar y con el permiso del rey Juan Carlos I.

El palacio en la actualidad

Hoy en día, este hermoso edificio tiene un uso cultural. En su interior se encuentra el Museo Arqueológico Profesor Sotomayor y es sede de cursos de la Universidad de Otoño de la Universidad de Jaén. Además, la corporación municipal celebra sus plenos en el salón de las Caballerizas del palacio.

La leyenda del Palacio de los Niños de Don Gome persiste en la actualidad. Muchos visitantes afirman haber visto figuras inexplicables en las ventanas de la torre, que supuestamente serían manifestaciones del espíritu de Don Gome lamentando su castigo. Se han tomado psicofonías en el lugar, y en una ocasión, durante la transcripción de una de ellas, el encargado salió corriendo despavorido, dejando a todos preguntándose qué habría escuchado. A día de hoy todavía nadie lo sabe.

Aunque la leyenda puede estar llena de misterio y ficción, el Palacio de los Niños de Don Gome sigue siendo un punto de interés histórico y cultural en Andújar, y su enigma continúa atrayendo a curiosos y amantes de lo sobrenatural. La belleza arquitectónica del palacio y su rica historia hacen de este lugar un destino obligado para quienes visitan Jaén y desean sumergirse en sus leyendas y misterios.

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