El 'Eje de la resistencia' de Irán, muy debilitado tras la caída de Al Asad
La alianza informal antiisraelí ya acusaba los golpes asestados a Hamas y Hezbolá en la guerra en Gaza y el Líbano
La Siria de los Al Asad colapsa a manos de los insurgentes islamistas
Teherán/El Eje de la resistencia de Irán, la alianza informal antiisraelí que le ha permitido extender su influencia en Oriente Próximo, está muy debilitado tras la caída del presidente sirio, Bashar al Asad, y los golpes asestados antes por Israel a Hamas y Hezbolá.
Durante décadas, la República Islámica tejió una red de aliados con el apoyo a países y milicias en la región que se convirtió en uno de los pilares de su política exterior para hacer frente a Estados Unidos e Israel, país al que han atacado desde el comienzo de la guerra en Gaza en octubre de 2023.
El Eje de la resistencia está formado por los palestinos de Hamas, los libaneses de Hezbolá, los hutíes de Yemen, una miríada de milicias en Iraq y hasta ahora Siria, cuya caída supone un golpe para Teherán, tal y como han reconocido las propias autoridades iraníes.
"Es natural que el frente de resistencia se vea afectado", dijo en una entrevista televisada a última hora del domingo el ministro iraní de Exteriores, Abas Araqchí, en referencia a la huida de Al Asad.
El jefe de la diplomacia iraní reconoció que Siria ha sido uno de los miembros más importantes de su alianza antiisraelí y "ha jugado un papel significativo en la confrontación con Israel y el apoyo a los palestinos".
El país árabe era el único Estado que formaba parte de esa alianza y jugaba un importante papel porque daba a Irán acceso directo a Hezbolá en el Líbano para el suministro de armas y material.
"La resistencia contra Israel por parte de Irán, Siria, Hezbolá, el Gobierno iraquí y Hamas pasa por la autopista siria", dijo hace años Ali Akbar Velayati, uno de los principales asesores del líder supremo de Irán, Ali Jamenei.
Esa autopista se encuentra ahora cortada y la República Islámica deberá hallar otra manera de suplir a Hezbolá, descrito como la "joya de la corona" del Eje de la resistencia y ahora también muy debilitado tras los ataques israelíes contra el Líbano y el asesinato de sus líderes.
Araqchi aseguró que Hezbolá cuenta con "municiones, equipamiento e instalaciones para los próximos uno o dos años" y sostuvo que la "resistencia no se detendrá" sin Siria.
"Puede que a veces haya algunas limitaciones, pero la resistencia encontrará su camino hacia adelante", dijo.
La caída del Gobierno de Al Asad es lo suficientemente relevante para que Jamenei vaya a dar un discurso el miércoles sobre "los recientes acontecimientos en la región", algo que ocurrió por última vez en octubre tras el asesinato del líder de la milicia libanesa Hezbolá Hasan Nasrala.
A la caída del sirio, se suman los duros golpes que Israel ha asestado a Hamas en Gaza, a Hezbolá en el Líbano con el asesinato de sus líderes, tanto Nasrala como los palestinos Ismail Haniyeh o Yahya Sinwar en los últimos meses.
"Error histórico de Irán"
Los hutíes de Yemen, grupo sobre el que Teherán ejerce menor influencia dentro de la alianza, y las milicias islamistas en Iraq están intactas, pero el Eje como tal se encuentra muy debilitado y su futuro se encuentra en duda para algunos analistas.
"Se puede decir con seguridad que el Eje de la resistencia como base central de la estrategia de seguridad de Irán probablemente esté acabado", dijo en X el analista de Eurasia Group Gregory Brew.
"La pregunta es qué lo reemplazará", continuó el experto, que se responde asimismo: "construir una bomba (nuclear) es una opción, pero no la única".
Desde Washington y Tel Aviv se ve la caída de Al Asad como una muestra de debilidad y una pérdida de influencia de Irán en la región.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la noche del domingo como "un error histórico de Irán" sus ataques y los de sus aliados contra Israel tras el asalto de Hamas contra el Estado judío el 7 de octubre de 2023.
Una perdida de influencia que se produce a las puertas del regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, quien durante su primer mandato aplicó al país persa la llamada "política de máxima presión", que aisló e hundió la economía de Irán.
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