El rayo que no cesa de Supersubmarina: más de mil fans acuden a la presentación de su libro en Baeza

Crónica

La banda presentó en su ciudad natal 'Algo que sirva como luz' y firmó la obra junto con su autor Fernando Navarro

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Supersubmarina presenta en Baeza 'Algo que sirva como luz'. / Juan Manzanares.

El sol de Baeza era un rayo de luz infinito, el cielo reinaba en un calmado azul y las calles empedradas llevaban un mismo rumbo para las personas que caminaban por ellas. Del interior de algunos coches que aparcaban a la entrada de la ciudad de Antonio Machado, salía un hilo fino de notas de guitarras, platillos y la voz de Chino. Las canciones de Supersubmarina acompañaban al trayecto anterior de muchos seguidores que sabían que llegaba el momento de poder agradecerles en persona que su música forme parte de sus vidas.

La sede la UNIA, aquel edificio del siglo XVI por donde tantas veces el poeta había enseñado francés, era el lugar en el que cuatro amigos estaban dispuestos a, en su tierra, abrirse y hablar del éxito y la tragedia de su vida con la presentación del libro ‘Algo que sirva como luz’, junto a su autor Fernando Navarro y el moderador, colega y abogado de la banda, Juampa Mola. El edificio significaba cerrar un círculo, el primer concierto del grupo que estuvieron dispuestos a pagar por él, fue en el quiosco del paseo de la Constitución, enmarcado en las actividades organizadas por la UNIA. En ese mismo quiosco era donde los cuatro amigos: Pope, Jaime, Juanca y José se subían de pequeños para darle patadas al balón y también el lugar donde ya de vienteañeros cantaron por primera vez sus canciones a un público.

“Vengo desde Granada para verlos. Estoy que se me sale el corazón del pecho, los sigo desde 2009, he ido a conciertos y festivales y tengo muchas ganas de escucharlos”, decía Lucía desde la plaza, donde ella y otras decenas de personas, esperaban la apertura de las puertas para poder escuchar sus voces después de ocho años del accidente de tráfico que les truncó como grupo y como personas. En cinco minutos se habían agotado todas las entradas para acudir a la presentación. Esa era la oportunidad para muchos “bichos” (mote cariñoso con el que Supersubmarina llama a sus fans) de escuchar a los culpables de poner música a los mejores y peores momentos de sus vidas como una banda sonora.

Con un aplauso sonoro de más de cien personas que resonaba más allá de las puertas, entraron en la sala Pope, Jaime, Juanca y José junto a Juampa Mola y Fernando Navarro con los nervios en sus sonrisas. Las miradas de sus familiares les reconfortaron, las tres primeras filas de 13 butacas estaban reservadas para ellos y servían de abrazo para cuando recordaron los momentos más complicados. Los seguidores, ahora, los vieron subirse a otro escenario muy diferente a los que solían lanzarse como los reyes del mundo, aunque la energía electrizante con sus “bichos” seguía intacta en cada cruce de aplausos y miradas de agradecimiento mutuo.

Chino, de Supersubmarina. / Juan Mazanares

Supersubmarina podía haber elegido otra ciudad para presentar por segunda vez su libro, pero decidió hacer lo que habían hecho desde que los cuatro amigos empezaron a triunfar, quedarse en su tierra, aunque tuvieran que girar por todo el país, y devolverle así el cariño que nunca han parado de recibir. “Baeza está arraigada en el alma de todos y no queríamos irnos de aquí de ninguna de las maneras”, expresó Jaime. Por su parte, Pope añadió que su ciudad les hacía siempre tener los pies en la tierra: “Eso ha sido una de las bases principales de que a día de hoy Supersubmarina y el día de antes, tenga los pies en la tierra, la culpa la tiene Baeza”.

“Has sacado el alma de estos cuatro amigos”, destacó Mola a Fernando Navarro, quien aseguró que era el libro más difícil de escribir de su vida, pero sabía que iba a ser el más fácil de llevar a cabo precisamente por los cuatro y sus familias. “La tragedia”, como se lee entre las páginas por el dolor de las secuelas físicas y psicológicas vino sucedido por un silencio que ayer no existió. Las carcajadas y la alegría fueron las protagonistas de la tarde y noche. José intercambiaba palabras cómplices con sus sobrinos que no pararon de llamar su atención, y Juanca, a su derecha, fue su compañero confidente de bromas durante toda la presentación.

“Hoy es un día muy especial porque hoy estamos todos los que somos prácticamente, los que han estado en todos los momentos: ahora se me vienen a la memoria muchos conciertos del principio que estaban ellos (la familia) directamente allí con nosotros, en los camerinos y pasar esos momentos del principio que son tan bonitos, luego en sitios más grandes y luego por supuesto por los momentos difíciles donde hay que apretar los riñones y donde han estado más fuertes, donde nos han sujetado y nos han mantenido”, agradeció el batería de Supersubmarina.

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Presentación del libro de Supersubmarina, 'Algo que sirva como luz'

El grupo recordó sus primeros momentos como músicos cuando empezaron a tocar en la banda de su pueblo de Semana Santa: “Eso es lo que verdaderamente hemos hecho juntos, tocar en el Santo Entierro”, bromeó Jaime provocando el estallido de risas de todos los asistentes. En realidad, nada lo habían planificado, su objetivo no era ser una banda de éxito que llenara el Wizink Center, o hacer dos Riviera seguidas, su único impulso era su amor por la música, pero hacían vida como la de cualquier chaval de su pueblo. “Nos íbamos de botellón como cualquier otro grupo”, contó José.

“Me empezó a fascinar la creación de la banda. Eso hacía que la banda tuviera esa potencia, su unión como amigos desde pequeños. Otras bandas se forman porque buscan músicos, pero esta nació de un grupo de amigos, de forma casi inconsciente”, explicó el periodista y autor de libro.

El cariño de sus seguidores ha sido un latido constante, da igual que desaparecieran de la música, que se refugiaran en su ciudad y todo quedara bajo el secreto de aquellas calles y casas donde discurrían los años recuperándose y en silencio. Los mensajes nunca frenaron y las reproducciones de sus vídeos y canciones tampoco tenían pause. Prueba de ello fue la cola kilométrica de más de mil personas que aguardaba para poder verlos y que firmaran su libro.

Todo el apoyo, les servía como una diminuta haz de luz de esperanza, aunque durante mucho tiempo los cuatro amigos, no pudieran escuchar su propia música. “Todos los seguidores a día de hoy han tenido gran culpa de la recuperación que nosotros hemos tenido. Hemos tenido cariño desde el principio de muchísima gente, pero pasó lo que pasó y a día de hoy han continuado dándonos mucho cariño. Estamos muy agradecidos de todo el cariño que hemos recibido por parte de todos nuestros seguidores”, expresó Pope.

Presentación de 'Algo que sirva como luz' en Baeza.

El haz de luz no sólo había sido para el grupo, es una fuente que se retroalimenta de energía de ida y vuelta infinita entre sus seguidores y Supersubmarina. Las lágrimas brotaron cuándo entre el público, uno de los "bichos" afortunados de conseguir entrada en los primeros cinco minutos antes de que se agotaran, confesó lo que la música de la banda le había curado: "Os seguí desde que tenía 13 o 14 años. Al final, la gente que os ve ahora y ve la frase: algo que sirva como luz es un poco el reflejo de toda vuestra historia. Quiero hacer referencia que muchas personas que pasamos por momentos muy malos, esta frase, si sois conscientes de la magnitud que tiene, y si sois consciente de la palabra luz. Vosotros habéis sido esa luz cuando uno está peor. Me preguntaba si sois conscientes de la magnitud que la palabra Supersubmarina tiene por ejemplo en mí. Estando aquí cara a cara no me quería ir sin decir que esa luz habéis sido estos años y todos los años que vendrán por delante".

José dijo que "Supersubmarina siempre vivirá" porque la música, su música, sus canciones, tienen ese poder de ser eternas. De viajar en coches, de sonar en festivales en boca de otros compañeros, de escucharse en garitos, de transmitirse de hermanos mayores a pequeños y de traspasar generaciones, y siempre con la misma capacidad intacta de emocionar. Por eso, la mayoría de los que estaban allí ya no se preguntaban si Supersubmarina volvería, porque Supersubmarina nunca se había ido.

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