Dos víctimas mortales de Jaén entre los fallecidos por la DANA
Sucesos
El matrimonio se encontraba en una segunda residencia que tenían en una zona rural de la localidad de Torrente
Estas son las escalofriantes imágenes que ha dejado la DANA a su paso por Torrente, localidad en la que han fallecido dos jiennenses
Jaén/Esta mañana el Ayuntamiento de Beas de Segura ha guardado un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la DANA, que ha extendido sus mortales garras especialmente sobre la Comunidad Valenciana. Lo que no sabían por entonces muchos vecinos de la localidad es que el luto en este municipio de la Sierra de Segura es doble pues dos de las más de 100 personas fallecidas eran naturales de Beas.
Concretamente se trata de Nicolás Quintana ya Encarnación Uceda, un matrimonio entrado ya en la tercera edad que residía en Torrente, un municipio de cerca de 90.000 habitantes ubicado en el suroeste de la periferia de Valencia capital.
Tal y como ha adelantado Radio Sierra FM y ha podido confirmar esta Redacción, el matrimonio se encontraba en el momento de la crecida del caudal de los barrancos en una segunda vivienda que tenía en una zona rural, con una mayor accesibilidad que el domicilio que ambos compartían habitualmente en el núcleo urbano de esta localidad valenciana.
Según relatan testigos presenciales, su hija intentó socorrerlos pero la fuerza del agua hizo imposible que se pudiera abrir la puerta del domicilio. De hecho la propia hija tuvo que ser auxiliada para poder subir al tejado para escapar de una rueda que arrasaba con todo a su paso.
Luto oficial en el municipio
“Ante la devastación provocada por las lluvias torrenciales y los fenómenos atmosféricos acaecidos en varias provincias españolas, el pueblo de Beas de Segura expresa su más profunda solidaridad con las familias de las víctimas y con todas las localidades afectadas. Nos unimos a su duelo”, ha manifestado el Ayuntamiento de Beas de Segura en un bando que ha hecho público también en sus redes sociales.
Además se han suspendido todos los actos oficiales y las actividades lúdicas en un municipio que ya lloraba como propias las muertes provocadas por la DANA pero que ahora lo hace con un mayor dolor si era posible.
En plena zona cero
La gota fría que asoló este martes Valencia tuvo entre sus peores efectos el desbordamiento del Barranco del Poyo, una rambla típica de "crecida relámpago" que los expertos estudian como caso paradigmático de peligro potencial y que en este episodio ha confirmado esos estudios, como muestra la rotura del puente que une Torrente y Valencia.
Formado antes de llegar a la localidad de Cheste por la unión de tres barrancos, el Grande, la Cueva Morica y el de Chiva, tiene una superficie de 462 kilómetros cuadrados y desemboca en La Albufera, tras combinar tramos de barranco natural, otros donde desaparece y un final encauzado.
"En el mapa de peligrosidad de 1996, antes de los estudios para el Patricova, ya lo teníamos detectado. Es un barranco típico de crecida relámpago", detalla a EFE Félix Francés, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia y director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería de Agua y Medio Ambiente.
"En su cruce con la A3 el cauce es de 100 metros de ancho por cuatro, seis u ocho de alto. A partir de la A3 desaparece y entra en el Llano de Quart, para volver aparecer en Torrente, desde donde va encauzado hasta La Albufera pero con un cauce muy limitado", añade.
La fuerza del agua que bajaba por la rambla acabó por derrumbar varias columnas de uno de los puentes que une Torrente con Valencia, lo que provocó el derrumbe de los dos carriles de uno de los dos sentidos de la instalación pero también dañó otras instalaciones similares menores.
En la desaparición natural del cauce en el Llano de Torrente los daños del agua se extendieron. "Imagínate 1.000 metros cúbicos por segundo de agua corriendo libres", ha señalado Francés.
El término 'de crecida relámpago', ha apuntado, hace referencia a la "velocidad de respuesta de la cuenca" que habitualmente va siempre seca pero que tiene un alto potencial de daños.
"Cuando evaluamos el riesgo para el Patricova (el 'Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana' de 2003) era de los más altos, sólo por detrás del Segura, del Júcar o del Barranco Seco de Castellón, pero ahí la Confederación Hidrográfica del Júcar estuvo rápida e hizo actuaciones", valoró.
"En 2007 realizamos un plan de gestión del riesgo con la CHJ y nos salía 15 millones de euros al año y las planificaciones de obras era de 150 millones por lo que sólo en daños directos ya era rentables hacer las obras", según este experto.
Los daños potenciales que recogía el estudio eran fundamentalmente urbanos e industriales e incluían un riesgo para el aeropuerto de Manises. En este caso, los posibles daños agrícolas eran mucho menores. Según Francés, más allá de su unión con el Barranco del Pozalet el Poyo es una cuenca independiente, por lo que todo el caudal que bajó era en principio de las lluvias caídas en las horas previas.
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