Las tres olas mortales de cólera que sacudieron la ciudad de Jaén: "Había pavor a contagiarse"
Historia
Murieron alrededor de 1.500 personas cuando la ciudad apenas llegaba a los 20.000 habitantes
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Jaén/El cólera es ahora en España una enfermedad residual pero sólo hace falta echar un vistazo a los libros de historia para saber que, no hace tanto, era motivo de pavor entre una población que veía caer a decenas de sus seres queridos en manos de enfermedad aterradora que se llevaba las vidas de los afectados en medio de agónicas y constantes diarreas. La ciudad de Jaén no estuvo exenta de esta dolencia infecciosa que mermó hasta en tres ocasiones el censo de la capital.
Alejandro Romero, especialista del Archivo Histórico Municipal cuenta para Jaén Hoy que la primera vez que el cólera se extendió por las calles de Jaén fue en el año 1834. “En septiembre de 1833 ya se empezó a ver que la tragedia recorría la Península y en los plenos de la ciudad de Jaén se fue tomando conciencia de la gravedad del asunto, pues a final de ese mismo año se pidió un informe al Hospital San Juan de Dios para saber el espacio del que se disponía, pues ya contaban con que aquel iba a ser el destino de los enfermos de cólera”, cuenta Romero quien ha buceado en los fondos del archivo jiennense.
Cuenta este, por suerte, con las actas de los plenos del Ayuntamiento de la época, que permiten saber que un equipo de médicos reconoció las instalaciones del hospital recogiendo en su informe que los ingresados en aquel momento padecían “una enfermedad de intermitentes gastritis estacionales que aunque aguadas no son intensas, algunas diarreas de la misma índoles, sarna, úlceras, etcétera”. Además, añaden el dato clave de que había espacio para entre 15 y 20 enfermos más.
“Ya en junio de 1834 se convocó una Junta Municipal de Sanidad y se empezaron a tomar medidas. El 15 de junio se acordó establecer puntos de observación para evitar el contacto con personas de Andújar y el Valle del Guadalquivir, zonas que ya estaban afectadas por la enfermedad. Además, se crea un lazareto, un lugar donde aquellas personas que llegaban de estos lugares debían de pasar una cuarentena antes de poder pasar a la ciudad. Se ubicó en el Castillo de Santa Catalina, pero ya el 29 de junio de 1834 se habla de la existencia de un brote de cólera en la ciudad”, narra el archivero jiennense.
Concretamente, el texto custodiado en el Archivo Histórico Municipal refleja que “los cólicos nerviosos, disentería y diarreas intensas que se han padecido en la ciudad han degenerado en cólera morbo asiático”. Lo llamativo es que el Ayuntamiento decidió que este informe de los médicos se preservase con carácter reservado “para evitar el terror y las pasiones del ánimo”. Alejandro Romero cuenta que a partir de entonces las actas de los plenos evidencian un Ayuntamiento que quedó desbordado y que, ante la falta de espacio en el Hospital San Juan de Dios, decidió crear uno provisional.
“Se ubicó en el palacio del Capitán Quesada, entonces del Conde del Donadío y actual edificio en el que se ubica Urbanismo. Se le instó a su propietario a que entregase las llaves de la casa con la promesa de que, una vez que hubiera pasado la epidemia, se le pagaría un alquiler. Pero entonces empezaron a llegar las quejas de los vecinos”, relata especialista jiennense. Y claro, es que a nadie le hace gracia tener cerca de casa un hospital para afectados por una enfermedad contagiosa que en muchos casos resultaba mortal.
Miedo en el vecindario
“El terror y la aprensión que ha dominado a mi familia es suficiente para que caigan enfermos”, escribió al Ayuntamiento uno de los vecinos pidiendo mudarse, algo prohibido durante las epidemias. El 11 de julio de aquel mismo año llegó una queja de los vecinos de las calles Merced Baja y Obispo que advertía del “terror que infunden los cadáveres que salen del hospital provisional”, asegurando que se habían visto hasta seis aquel mismo día. “El vecindario tiene pavor al contagio”, se recoge en los documentos municipales.
Aquel hospital provisional estuvo activo hasta septiembre de 1834 cuando, tras fumigar, se le devolvieron las llaves a su propietario, aunque ya el 30 de agosto el Boletín Oficial de la Provincia había declarado extinta la epidemia. Esto último se celebró con el canto del ‘Te deum’ en la Catedral y con una fiesta en honor a la Virgen de la Capilla y a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el ‘Abuelo’, a los que, en las tres veces en las que la enfermedad golpeó la ciudad, se sacó en procesión rogativa.
En esta primera ola, Antonio Carreras, que estudió los libros registros parroquiales, habla de más de 300 muertos pero gracias al trabajo de Alejandro Romero, que cotejó los libros de enterramientos, podemos saber que en 1834 se dio sepultura en Jaén a 1.311 personas, de las cuales entre junio y julio fallecieron 681, por lo que es fácil estimar que hubo más de 500 víctimas del cólera.
Dos epidemias más
Una enfermedad que volvió con fuerza, provocando una cifra muy similar de muertes, a finales del año 1853, aunque fue entre 1854 y 1855 cuando tuvo una especial incidencia en la ciudad de Jaén. Siguió funcionando entonces como hospital de coléricos el San Juan de Dios, sin que haya constancia de que hubiera que recurrir de nuevo a un espacio supletorio adicional, como en la primera ola.
La última gran epidemia de cólera llegó a Jaén en 1885 y los enfermos se atendieron en esta ocasión en el Hospital de San Jerónimo y en la ermita de San Félix (junto a la actual iglesia de San Eufrasio). “Cabe destacar que aquel año fue el médico Bernabé Soriano uno de los que trabajó al pie del cañón atendiendo a los afectados y que, cuando el Hospital de San Félix se abarrotó lo siguió haciendo domicilio a domicilio, a pesar del riesgo que esto tenía. En agosto se llegó a exhibir durante tres días el Santo Rostro desde los balcones de la Catedral, donde también estuvieron el Abuelo y la Virgen de la Capilla durante el tiempo que duró la epidemia”, detalla Alejandro Romero sobre la tercera ola que se cobró las vidas de más de 500 jiennenses.
No es menor el dato pues, si tenemos en cuenta que por entonces la población de Jaén apenas llegaba a los 20.000 habitantes y que entre las tres epidemias murieron de forma aproximada 1.500 personas, hablamos de un 7,5 por ciento de los vecinos de Jaén perdió la vida por el cólera a lo largo de estas tres epidemias del siglo XIX.
Trabajo documental
Sobre los brotes de cólera que han castigado la ciudad de Jaén han sido varias las personas que han investigado. Antonio Carreras Velasco fue uno de los más destacados para también Ángel Aponte y Antonio López Cordero dedicaron un capítulo de su libro ‘El miedo en Jaén’ a las tres epidemias provocadas por esta enfermedad. El propio Alejandro Romero también dio una ponencia, con el título ‘El hospital provisional de coléricos de Jaén en el verano de 1834’, sobre el asunto en las jornadas de Patrimonio Documental e Historia que a finales del año 2023 se dedicaron a las epidemias. Allí Victoriano Muñoz también habló de otro brote de cólera en la cercana localidad de Los Villares.
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