Los tesoros rupestres que hablan del Jaén de hace 6.000 años
Reportaje
Sólo en el término municipal de Jaén capital hay 71 grupos de pinturas del Calcolítico
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Jaén/Después de más de una década pidiendo los jiennenses su puesta en valor, las máquinas trabajan en el paraje de Los Cañones de Río Frío para crear un parque multiaventura que pretende ser un revulsivo turístico para la capital y una zona de ocio para sus habitantes. Un proyecto que va a construir una pasarela hasta la antigua presa y que se va a quedar a las puertas de uno de los tesoros, a la vez, más importantes y más desconocidos que alberga Jaén.
Porque la provincia cuenta con más de 500 grupos de pinturas rupestrespinturas rupestres, algunas con más de 20.000 años de antigüedad, y el término municipal de la capital es una de las zonas más ricas en este patrimonio. Hasta el momento hay catalogados 71 conjuntos de arte esquemático aunque en los abrigos de Otíñar, la Mella, la Fuente de la Peña o los Cañones, entre otros parajes que circundan la ciudad y los expertos avisan de que todavía queda mucho por añadir a un catálogo que es ya referente a nivel nacional.
“La sierra de Jaén es uno de los lugares de España que más densidad tiene de arte esquemático y uno de los más ricos en contenido porque hay una gran variedad de representaciones. Figuras humanas, símbolos, cacerías… Jaén es referente en el país en este sentido”, explica para Jaén Hoy el doctor Miguel Soria Lerma, cuya tesis fue ‘La pintura rupestre en el sureste de la Península Ibérica’. Es él quien ha descubierto y catalogado gran parte de las pinturas rupestres que han aparecido en suelo jiennense aunque cuenta con la ayuda de colaboradores que se han vuelto adictos a escudriñar las rocas de los entornos naturales en busca de vestigios del pasado.
'Cazadores' de pinturas
Uno de ellos es Manuel Troyano, un bombero jiennense que asegura que la afición a observar este tipo de pinturas genera “mono”. “Cuando descubres alguna pintura que no estaba catalogada es una sensación espectacular. Piensas en que nadie ha visto eso o lo ha sabido explicar desde hace miles de años y es un sentimiento maravilloso”, explica este enamorado del patrimonio de Jaén que pone el foco en el hecho de que “es de las pocas ciudades que tiene este tipo de pinturas en el propio núcleo urbano”.
Francisco Miguel Merino es otro jaenero de pro que no puede andar por el campo sin mirar a las rocas en las que podría haber pinturas. Es informático y cuenta con una página web (www.redjaen.es) dedicada a la promoción de todo el patrimonio de la provincia de Jaén. Y tiene clara la importancia del tesoro que se esconde en los Cañones de Río Frío: “Es una especie de santuario. Es bárbaro lo que hay allí y cada año descubrimos nuevas pinturas. Bien llevado este paraje podría ser una oportunidad enorme para la ciudad”.
Y el matiz en lo de “bien” llevado es importante porque en cuanto uno empieza a interesarse por el rico patrimonio rupestre que tiene Jaén hay un debate que aparece solo: si la prioridad debe ser su divulgación aún a riesgo de que el dar a conocer estas pinturas pueda llevar a su desaparición. Francisco Miguel y Miguel Soria son de la opinión de que aunque “estas pinturas son de todos los jiennenses” no deberían exponerse demasiado. “Sólo hace falta una persona con mala intención para hacerlas desaparecer”, apunta Francisco Miguel sobre la fragilidad de un arte que el doctor en Historia Paleolítica afirma que está en un buen estado de conservación si atendemos a los miles de años que lleva expuesto a las inclemencias meteorológicas.
Es él quien pone sobre la mesa la ausencia en Jaén capital de un centro de interpretación de estas pinturas e incluso de rutas guiadas que puedan mostrar algunas de ellas al público de una forma controlada y respetuosa con ellas. Manuel Troyano apunta en este sentido que “cuando mejor conservadas están es cuando no se ven y no se conocen, pero es un patrimonio que debe conocerse y poderse visitar de alguna manera”. Así, los tres anhelan un método de conservación que no tenga impacto visual en el entorno natural (muy importante en esta experiencia), que impida que se destruyan y que a la vez permita a aquellos que lo deseen apreciar sus detalles.
Son un libro de historia
Y más allá de la importancia como atractivo turístico que tienen, es que estas pinturas hablan de cómo era el Jaén de hace 6.000 años. La mayoría de los grupos de arte rupestre que encontramos en la sierra que circunvala la capital son de tonos rojizos pues empleaban hierro para elaborar el pigmento con el que impregnaban la roca caliza. Gracias a estos testimonios gráficos del pasado se sabe que la densidad de población en la Edad del Cobre fue mayor que la que se pensaba en la zona, el tipo de fauna que cazaban estas personas para alimentarse e incluso que había algún tipo de comercio o trueque entre los habitantes de las zonas de sierra y la recién creada ciudad de Marroquíes Bajos (actualmente el barrio del Bulevar).
De ahí que en el momento en que estas pinturas son descubiertas, antes incluso de que las autoridades tengan constancia de ellas, ya estén protegidas como Bien de Interés Cultural. La mayoría de las pinturas rupestres que se pueden apreciar en los alrededores de Jaén tienen entre 4.000 y 6.000 años de antigüedad y Miguel Soria afirma que, si no hay un agente externo que lo impida, podrían durar al menos ese mismo tiempo en el futuro. Esperemos que se tarde infinitamente menos en poner valor los tesoros rupestres que alberga Jaén.
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