A vista de dron las nuevas vidrieras del Camarín de El Abuelo

A lo largo de los siglos las muestras de devoción hacia Nuestro Padre Jesús han configurado la esencia de su imagen y la riqueza de su patrimonio. Es bien sabido que las grandes hermandades de Andalucía han gozado siempre de importante benefactores con los que ver incrementado su tesoro artístico y su legado. En el caso de la Cofradía del Abuelo, varios nombres dieron su fruto en la estampa que hoy contemplamos: de un lado, Lucas Martínez de Frías permitió sembrar el camarín que hoy conocemos allá por el siglo XVII, y de otro, la marquesa de Blanco Hermoso ofrendó la emblemática cruz y túnica que porta Jesús de los Descalzos durante su salida en la madrugada del Viernes Santo.

También hoy, en pleno siglo XXI, el legado de familias como la de José Baringo han permitido acrecentar ese patrimonio devocional con el que El Abuelo se presenta al pueblo de Jaén con sus propias peculiaridades. Tal y como destaca la propia cofradía en sus redes sociales: este jiennense emigrado propició la actual veneración de la Virgen de los Dolores sobre el actual dosel-baldaquino que ocupa el presbiterio de la iglesia. De igual modo, este sábado se presentaba el conjunto de vidrieras donadas por este cofrade a título póstumo en un acto solemne en el que no faltó el reconocimiento por parte de Rosa Garrido, Hermana Mayor, a su voluntad con esta señera corporación.

Vidrieras con sabor añejo

Durante dicha presentación en presencia de numerosos cofrades y una representación de las autoridades municipales, el consejero de la cofradía, Ricardo Cobo, señaló los aspectos técnicos e iconográficos de cada uno de los vitrales. Entre sus diseños se encuentra una representación del cordero místico, los sagrados corazones de Jesús y María, o la recreación de una antigua estampa de El Abuelo. De igual manera, el cronista y archivero Javier Cano aprovechó para exaltar a estos benefactores en un breve recorrido por su vida ligada a la hermandad.

Se suman por tanto estas piezas de gran calidad a la belleza que alberga la remozada iglesia de San José, templo que recibe la visita de innumerables fieles en su día a día y guarda con honor la mayor devoción de Jaén. De ahora en adelante, la luz filtrada a través de sus colores otorgará una nueva visión de sus paredes con el recuerdo a la memoria de quienes han puesto su granito de arena a lo largo del tiempo para hacer más grande si cabe a esta cofradía.