La población de Jaén que lleva más de dos años sin agua: "Ni los pájaros tienen para beber"
Provincia
Los más de 200 habitantes de Solera denuncian la lentitud administrativa para solucionar la sequía del único pozo que les abastece
Algunos vecinos apenas tienen algo más de una hora de abastecimiento para poder recoger agua en garrafas, barreños o bidones
Jaén/El retraso administrativo, la sequía y una sobreexplotación de los acuíferos ha dejado a 200 habitantes de una población con las únicas fuerzas para luchar por el agua que no sale de sus grifos. Sobre el cerro de Morrón se alza un tumulto de casas blancas repartidas en las faldas del castillo a unos 1.090 metros de altura, su población se llama Solera y pertenece a Huelma. Allí, en un entorno único rodeado de verdor no llega el agua corriente desde hace más de dos años como en cualquier otro pueblo jiennense, aunque en otros municipios de la provincia hayan sufrido cortes de agua o algunas medidas preventivas, el caso de esta pedanía es particular.
"El año pasado me dio un ataque de ansiedad porque tu obsesión se convierte en no quedarte sin agua", relata Isabel Justicia, vecina de la pedanía. Este es el tercer verano que viven con esta situación. Todo se remonta a julio del 2022 cuando un día dejó de salir agua en sus casas y no sabían el motivo. A partir de entonces los cortes fueron continuos, había días que sí tenían agua, otros que no o el agua salía turbia.
"El problema vino en noviembre, ese año fue muy seco en el invierno y estuvimos el mes entero sin nada de agua. Yo por ejemplo tenía que ir a lavar la ropa a Huelma a casa de familiares", cuenta Ana María Rodríguez, miembro de la Plataforma Ciudadana por Solera. Para ducharse recogían agua como podían de la fuente y recientemente algunos han instalado depósitos.
Un pozo sin legalizar
La raíz de este problema se encuentra en un pozo, en la sequía y en la lentitud administrativa desde entonces. Solera se abastecía de un único pozo que se ha secado, creen que por la "sobreexplotación de los acuíferos". "El problema viene que nuestro pozo está localizado en un lugar que pertenece a un particular privado. Entonces, cuando realmente se dieron cuenta, por la inactividad de la administración, que el pozo no estaba legalizado", explica Rodríguez.
Fue en 2018 cuando se dieron cuenta de este vacío y cuando empezaron los trámites administrativos para legalizarlo y aún se encuentran a la espera. Además de la falta de lluvias, tanto vecinos como la alcaldesa de Huelma, Ana Guzmán, creen que la sequía del pozo se debe a un exceso del uso del acuífero del que se nutre el pozo. Pues cercano a este se encuentra otro dedicado al riego del olivar.
"Hemos solicitado medidas cautelares al juzgado de lo penal y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) exigiendo que lo primero es la necesidad de las personas. El juzgado lo ha archivado y la Confederación mandó una inspección técnica, pero para formalizar la denuncia dicen que tienen que verlo regar. CHG tiene autorizadas un determinado número de hectáreas y ellos están usando más", afirma Guzmán a este periódico, para intentar así agilizar el proceso de legalización.
En invierno, si hay suerte y las lluvias son abundantes, el nivel del acuífero sube y los cortes son menores, pero en cuanto empieza el calor los vecinos abren el grifo en su casa y caen las últimas gotas. Este año ha ocurrido a finales de mayo. Desde entonces empezaron a subir los camiones cisternas diariamente para llenar el depósito y desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la tarde los vecinos comienzan a recolectar agua en garrafas, barreños, y bidones para poder abastecerse a lo largo del día.
"Es tercermundista"
"Yo por ejemplo para poner lavadoras tengo que acumular primero el agua porque si no, no tengo presión", expresa Rodríguez. En algunas viviendas el problema es mayor aún, ya que debido a la orografía de Solera a ciertas zonas sólo llega el agua menos de dos horas. Es el caso de Isabel Justicia. En su casa viven cuatro y su rutina es levantarse temprano y estar pendiente de abrir y cerrar el grifo hasta que comprueba que por fin sale el agua, un recurso de subsistencia fundamental. Entonces se pone a llenar garrafas para poder beber agua, barreños para poder fregar, cubos para poder ducharse y el bidón para poder poner lavadoras.
"Mis mañanas son para estar pendiente del agua porque como no sabes si llegará a las 10 o a las 11 vivo pendiente del grifo. El año pasado yo me quería ir del pueblo. Me acordaba de mis abuelas y decía por dios como lo hacían. Es tercermundista", cuenta Isabel. Ambas vecinas destacan que además en la pedanía hay mucha población mayor y son los que más lo padecen porque se tienen que adaptar a estos tramos horarios.
El paisaje es tan desolador en Solera que la única fuente del pueblo donde emanaba agua se ha secado también. Hasta allí se desplazaba Isabel varias veces al día el año pasado para llenar sus garrafas y subsistir a lo largo del día. "Llegaba a casa las vaciaba y volvía hasta que me dio un ataque de ansiedad porque terminas cogiendo obsesión. Y en mi casa, con mis hijos y mi marido las lavadoras las ponía en la casa de un familiar en Úbeda", explica.
Además, los solereños denuncian que también repercute a la economía ya que en verano la población aumenta y el problema se agrava aún más. Muchos vecinos que emigraron fueran vuelven en esta época para pasar las vacaciones con su familia y regresas a sus raíces. Solera se llena de vida, pero el agua se la está quitando, ya que muchos deciden no regresar. "Mucha gente piensa que si va a venir a sufrir y a padecer para eso no viene", cuenta Ana María. "Tú vienes ahora a Solera y ves cacharritos de agua en las calles, la gente la pone para los animales porque ni los pájaros ni las palomas tienen agua para beber", añade Isabel.
A falta del informe medioambiental
Tras casi tres años en esta situación los vecinos no pueden más y piden soluciones ya. Por ello Plataforma Ciudadana por Solera ha convocado una concentración para el día 7 de agosto a las 11:30 horas en la plaza del Ayuntamiento de Huelma. Aunque desde el Consistorio aseguran que se están dando pasos firmes para legalizar el pozo y poder hacer una perforación más profunda. Sin embargo, el gran número de administraciones implicadas ralentizan el proceso administrativo.
"Desde que llegamos al Ayuntamiento estamos trabajando por agilizar el proceso. Está pendiente de la autorización unificada del informe medio ambiental y una vez esté esta autorización ambiental desde Confederación Hidrográfica se ponen a trabajar. En condiciones normales tardan entre 9 y 12 meses para la legalización, pero como está declarado por la vía urgente tardarían tres meses, pero antes necesitan los informes sectoriales de Minas, Salud, Diputación Provincial, Patrimonio". "A mí me dan igual los colores políticos, lo que quiero es que se solucione cuanto antes", expresa su alcaldesa.
Por lo que el plazo de espera mínimo serán unos seis meses más para que comience a aflorar el agua de nuevo en Solera. Sin embargo, los vecinos tienen dudas porque son más meses los que llevan escuchando la promesa de una solución del "papeleo" que el del agua. "Yo no me ducho con papeles ni con trámites administrativos y soluciones ya, no dan", sentencia Ana María.
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