Las claves del nuevo modelo de exámenes para la Selectividad de Andalucía en 2025
EDUCACIÓN
La Junta de Andalucía ha publicado los ejercicios a los que se adaptará la siguiente PEvAU de acuerdo con la Lomloe, la última ley de enseñanza basada en la adquisición de competencias
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Tan solo un mes después de comenzar las clases de un nuevo curso, la Junta de Andalucía publicaba este lunes los detalles en torno a los cambios a los que queda sujeta la Selectividad de 2025. Tras la huelga convocada el pasado 11 de octubre, en la que los estudiantes de ESO, Bachillerato y FP protestaron en toda España para exigir conocer los nuevos modelos de la PEvAU adaptados a la Lomloe, la última reforma educativa llevada a cabo desde el Gobierno central para adquirir las competencias necesarias en cada ámbito de conocimiento.
De momento, los alumnos ya pueden consultar estas pruebas a través de la página web del Distrito Único Andaluz, cuyos exámenes se llevarán a cabo en la comunidad los días 3, 4 y 5 de junio de 2025 en convocatoria ordinaria, y los días 1, 2 y 3 de julio en la extraordinaria. Y junto a los modelos de exámenes, también pueden descargarse un documento de orientaciones para cada asignatura con una serie de directrices a seguir.
Con estos modelos de exámenes publicados, hasta 33, se cumple el acuerdo alcanzado este 11 de octubre por la Comisión Interuniversitaria de Andalucía, constituida por los representantes de las nueve universidades públicas y la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, así como de la de Universidad, Investigación e Innovación. Dicho órgano, responsable de organizar la prueba de acceso a la universidad en Andalucía, está presidido este año por la Universidad de Almería. Las pruebas correspondientes a las materias obligatorias y opcionales han sido diseñados por las denominadas Ponencias de Materia, las comisiones constituidas por profesorado universitario y de Bachillerato encargadas de elaborar las mismas.
Menos opciones, más argumentación
En cuanto a la estructura de los exámenes, cada prueba debe ajustarse a una duración aproximada de 90 minutos. Las preguntas formuladas en cada uno de ellos incluirán tanto respuestas cerradas como abiertas o semiconstruidas, si bien el 70% de la puntuación se centrará en estas últimas, con un claro intento por fomentar el desarrollo de respuestas argumentadas y reflexivas. No obstante, los exámenes obligatorios seguirán siendo cuatro: dos de materias comunes, como Lengua Castellana y Literatura y Lengua Extranjera II; uno de la modalidad de Bachillerato cursada; y otra asignatura a elegir entre Historia de España o Filosofía.
Entre las novedades que modifican los exámenes realizados en las ediciones anteriores, las materias a evaluar tendrán un modelo único de ejercicio, en lugar de dos, aunque será posible seleccionar tareas o actividades opcionales. Con este cambio se siguen las directrices generales marcadas por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, por la que en la próxima convocatoria de 2025, en torno a un 25% de las preguntas tendrán ese carácter competencial. El objetivo es que ese porcentaje vaya incrementando progresivamente para dejar atrás la alta optatividad presente en los últimos años.
Por otro lado, estará también muy presente en todos los ejercicios la corrección ortográfica, gramatical y léxica, con el fin de valorar la capacidad expresiva de los estudiantes. De esta forma se tendrán en cuenta la grafía, las tildes y la puntuación, así como la coherencia del propio texto y su presentación. Eso sí, este criterio penalizará más en las materias lingüísticas frente a las no lingüísticas.
El caso de Lengua y Literatura
Entre las materias obligatorias destaca especialmente Lengua y Literatura II, el primer ejercicio con el que se abrirá el acceso a la universidad para la mayoría de estudiantes andaluces el próximo año. Dicha prueba constará de un texto base sobre el que se asientan los dos bloques que la integran. El primero, valorado con hasta cinco puntos, lo componen hasta tres apartados para identificar la estructura de un texto, explicar la intención comunicativa de su autor y elaborar un discurso argumentativo propio. Se busca de esta manera "un discurso articulado, coherente y gramaticalmente correcto", requisito acorde con el nuevo modelo de enseñanza que persigue la Lomloe, entre cuyos objetivos se encuentra el hecho de fomentar el espíritu crítico de los jóvenes.
En cuanto al segundo bloque, estará compuesto por cuatro apartados relacionados con la sintaxis del texto elegido y otras preguntas literarias, con una suma total de hasta cinco puntos. Para la calificación de esta prueba se tendrán en cuenta la corrección formal y gramatical; la precisión y la claridad en la expresión; el orden y la coherencia de la exposición; la adecuación del discurso a la situación comunicativa y la riqueza del estilo; así como la correcta presentación del ejercicio. Además, se podrá penalizar cualquiera de estas carencias con hasta dos puntos.
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