Ser guardia civil: el orgullo de un objetivo cumplido y un juramento más allá de la vida sellado ante el rey
Crónica
Hoy miles de jóvenes han logrado un meta por la que han trabajado años y que les une de por vida al servicio público
En imágenes: así ha sido la jura de bandera de la Guardia Civil presidida por el rey Felipe VI
Más de 2.000 alumnos de Guardia Civil juran bandera en Baeza ante el rey Felipe VI
Es una escena que se repite cada año pero que disminuye la intensidad de emotividad ni lo más mínimo. Miles de personas, llegadas desde todos los puntos de la geografía nacional, se dan cita en Baeza por un motivo común: acompañar a un ser querido en uno de los días más especiales de su vida. Por importan los kilómetros recorridos, lo lejos que hayan tenido que aparcar o un sol de justicia que en esta ocasión se ha llegado a agradecer, por venir acompañado de una brisa fresca que ha mantenido la temperatura en agradable durante todo el acto. Aún así se han visto abanicos entre las más de 10.000 personas congregadas en el patio de armas de la Academia de la Guardia Civil de Baeza.
La espera para todos ha merecido la pena (incluso para los que han silbado y abucheado al ministro Grande-Marlaska) en cuanto han empezado a formar frente a ellos los 2.544 guardias alumnos, los de la 129ª promoción de guardias de la academia jiennense y los ‘polillas’ de la 170ª del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. 2039 han jurado hoy bandera pues el resto ya lo habían hecho anteriormente al provenir de otros cuerpos militares, pero todos han reafirmado su compromiso con los valores de una institución que se recuerdan además en enormes lonas que penden de los edificios de la Academia.
Hoy dos millares de jóvenes han jurado regir sus acciones mediante el valor, el honor, el sentido de la justicia, la imparcialidad, la lealtad… Y hacerlo “incluso más allá de la vida”, como ha recordado en su discurso el coronel director de la Academia de Baeza, Eugenio Ruiz Trillo. Lo han jurado ante el rey Felipe VI, que ha vuelto a la academia baezana 16 años después de que en ese mismo escenario fuese nombrado guardia civil honorífico.
Su presencia no ha supuesto más que un premio más al sacrificio y al trabajo que muchos de esos jóvenes han hecho durante años para estar donde se encontraban hoy. Horas y horas de estudio arrebatadas a otros aspectos de su vida para superar el muro de una oposición con el que más de uno se había chocado con anterioridad. Es el caso de Cristina Búrdalo. Se abraza a su familia llegada desde Malpartida, un pueblo de Cáceres, con un sentimiento de victoria que se extiende entre la multitud del patio de armas una vez que el rigor castrense y los desfiles han acabado. Toñi, que ha visto cómo su hija besaba la bandera roja y gualda como señal de compromiso con los valores de la Benemérita, resume el pensamiento de cientos de familias que arremolinan en torno a ellos: “Hoy es un día muy grande para nosotros”.
El camino no ha acabado para ellos, pues ahora deberán pasar como eventuales un año en el que seguirán estando a prueba pero el compromiso está adquirido y la meta, la de vestir un uniforme con casi dos siglos de historia, conseguida. Es irónico pensar que ‘sólo’ les queda ahora por delante una vida entregada a la protección de los demás.
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