Segura de la Sierra 'renace' lentamente tras el incendio forestal de 2017

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Casi 1.000 profesionales trabajaron durante 25 días para extinguir unas llamas que arrasaron 687 hectáreas de alto valor ecológico

Siete años después, los pequeños avances de la regeneración natural son visibles, aunque la recuperación completa sigue antojándose lejana

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Brotes de encina y roble en una de las zonas afectadas por el incendio de Segura de la Sierra en 2017

Pasaban unos minutos de las siete y media de la tarde cuando los primeros medios de comunicación comenzaron a hacerse eco de la noticia. Aproximadamente media hora antes se había declarado un incendio en el paraje de La Trujala, en el término municipal de Segura de la Sierra y, por ende, dentro del Parque Natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. El fuego no pudo darse por extinguido hasta el 28 de agosto, es decir, 25 días después. Las llamas arrasaron 686,7 hectáreas, aunque sólo el 0,4% pertenecía al Parque Natural, según se informó desde el Plan Infoca. En su momento hubo quien dijo que será necesario un siglo para que la zona afectada se regenere por completo. Hoy la huella de las llamas es aún evidente. La naturaleza y el tiempo van haciendo su trabajo, pero los avances son lentos. Por eso, durante una nueva de alto riesgo de incendio forestal en Jaén y Andalucía, cabe recordar qué ocurrió hace ahora siete años.

Casi un mes luchando contra el fuego

Una vez declarado el incendio en Segura de la Sierra, el calor y el fuerte viento, entre otros factores, contribuyeron a la rápida propagación de las llamas hacia los montes Río Madera, El Yelmo Grande Carnicero y Dehesa Carnicera. Con los primeros profesionales del Infoca ya trabajando sobre el terreno para tratar de controlar el fuego lo antes posible, la Junta de Andalucía no tardó en declarar el nivel 1 de emergencia. No sólo resultaba necesario evitar el mayor daño posible a una zona de alto valor ecológico, sino proteger a los vecinos de las aldeas cercanas hacia las que se iban acercando las llamas. Ese mismo día, hasta llegaron aviones del Ejército del Aire para reforzar el operativo.

La noche fue dura. Mientras los bomberos se batían el cobre por frenar el fuego, se evacuó a unas 270 personas de la aldea de Moralejos, del Campamento Río Madera, del Centro de la Oveja Segureña, del Campamento Juvenil Los Negros, del camping Garrote Gordo, de la aldea de La Fragua y de los alojamientos rurales de La Capellanía. Unas fueron trasladadas al complejo municipal de Segura de la Sierra y otras, a Santiago-Pontones, donde estaban montados los dispositivos de asistencia. Quienes venían de campings o de alojamientos rurales pudieron volver a sus casas, mientras que otros se quedaron con familiares o con amigos. A los que no contaban con ninguna de esas dos opciones, se les dio ayuda logística para que tuvieran un sitio en el que alojarse. También se cortaron cuatro carreteras para facilitar la extinción de las llamas y para evitar el tráfico dentro del perímetro de emergencia.

Los bomberos lograron estabilizar el incendio un día después de declararse. Tres días más tarde se dio por controlado y, veinte después, fue extinguido. Para conseguirlo fue necesaria la labor de 950 profesionales, apoyados por 34 medios aéreos, 31 vehículos terrestres, una unidad médica, una unidad de meteorología y transmisiones, y una última unidad de análisis y seguimiento de incendios. De las 686,7 hectáreas de superficie afectada, 60,4 eran arboladas, 78 de matorral y 1,2 de pastizal.

Proyectos de regeneración

La Junta de Andalucía y el Gobierno de España pusieron en marcha varios proyectos de emergencia para acelerar la recuperación del terreno arrasado. Hubo una primera inversión de 150.000 euros del Gobierno andaluz para retirar árboles quemados, para evitar entorpecer la regeneración natural en caso de que se derribaran accidentalmente, y para instalar señalización de seguridad. El Ejecutivo central, por su parte, dedicó 250.000 euros sobre todo a evitar correcciones hidrográficas y que las cenizas llegaran a los pantanos. Se construyeron fajinas y cordones de ramaje en las laderas para disminuir los caudales de agua y frenar la erosión del terreno. La Junta invirtió más de 800.000 euros en la segunda fase del proyecto.

“Todavía queda mucho por hacer”, afirma a Jaén Hoy el alcalde de Segura de la Sierra, José Manuel Martínez, quien añade que, a pesar de ello, actualmente no hay ninguna intervención en marcha ni pendiente de iniciarse en la zona por parte de ninguna administración: “Para que esto vuelva a ser la sombra de lo que fue tendrá que pasar mucho tiempo”, lamenta. Hay áreas en las que sí se notan los avances de la regeneración natural de encinas y robles. También se aprecian brotes de encina en algunas zonas repobladas, a pesar de que su crecimiento se vea ralentizado por el ramoneo de ciervos, gamos y cabras monteses. Son, ni más ni menos, las leyes de la madre naturaleza.

El Yelmo y el área incendiada en 2017, desde el mirador de Segura de la Sierra

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