Los restos pictóricos de San Miguel corren peligro: "Si no son intervenidos, desaparecerán sin remedio"

Jaén/Se podría decir que la antigua iglesia de San Miguel en Jaén es lo más parecido a un ave fénix: marchita ya entre sus propios cimientos parecía resurgir hace apenas dos años para expresar a esta ciudad lo que un día fue. Los amantes del patrimonio, sin duda, asistieron atónitos a las primeras actuaciones de su entorno con la ilusión de encontrar nuevos vestigios sobre su pasado. Sin embargo, la llama de este fénix dejó de crepitar y pronto quedó tornada en un humo invisible.

En agosto de este mismo año la concejalía de Cultura anunciaba la puesta en marcha de un concurso de ideas para revitalizar este edificio, previsiblemente en septiembre. Hoy, dos meses después, continúa sumido en el silencio con un peligro inminente: sus restos pictóricos podrían desaparecer. "Las pinturas murales de volutas y frutas del siglo XVIII, en el intradós del arco de una de las naves, son de los elementos que están más en peligro de desaparecer, por su fragmentación al estar a la intemperie, como si fuera una cáscara de huevo", advierte el doctor en Patrimonio José Antonio Mesa.

Conviene recordar que la actual edificación que encontramos en San Miguel se encuentra completamente "desnuda", sin un techo que resguarde de los agentes meteorológicos a los numerosos restos que aun así atesora. "Estos fragmentos están cayendo encima de una de las gasas protectoras de dicho arco, colocadas al final de la primera intervención de desescombro, por lo que su peso está provocando que estas vendas se despeguen del arco y que, al caer, los fragmentos pictóricos se pulvericen".

Este historiador del arte comenta algunos de los deterioros visibles en la policromía de estas pinturas murales del siglo XVI, como la de una Virgen de la Misericordia presente en un arcosolio decorado con yeserías del Renacimiento, afectada notablemente "sobre todo por el efecto de los excrementos de las palomas en su superficie". En este sentido, Mesa aconseja a los responsables de su conservación "colocar elementos que protegieran estas pinturas de la luz, de las palomas y de los cambios de tiempo". 

A este nuevo riesgo de pérdida patrimonial en Jaén se suman las pinturas de dragones halladas en la capilla (del siglo XVI) y las que se encuentran en el ábside (del siglo XIV), cuyo estado se desconoce por completo. Frente a esta tesitura, José Antonio Mesa es contundente: "Si estos elementos no son intervenidos por los profesionales de la restauración, podemos tener claro que desaparecerán sin remedio".