Así se reparte el agua de Jaén en la cuenca del Guadalquivir: dos claves

SEQUÍA

Los principios de unidad de cuenca y solidaridad territorial marcan el uso de reservas hídricas en la demarcación

Garantizan el abastecimiento de agua para Jaén durante los próximos tres años: "No habrá restricciones"

El embalse del Tranco / Europa Press

Jaén/Esta semana, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) trasladó un mensaje de tranquilidad hacia la ciudadanía asegurando que el abastecimiento de agua en la cuenca está garantizado para los próximos tres años. Lo hizo a través de un comunicado días después de que este periódico publicara que el nivel de reservas hídricas de los pantanos de la provincia de Jaén había bajado entre junio y septiembre un 18% hasta caer al 29% de su capacidad, la peor cifra desde febrero y la tercera más baja de toda la demarcación. A pesar de ello, Jaén sigue siendo la segunda provincia de la cuenca con el mayor volumen de agua embalsado -en tanto en cuanto es también la segunda cuyos embalses tienen mayor capacidad-. Sin embargo, no toda el agua que se almacena en Jaén se queda en Jaén. Hay dos principios legales que lo justifican.

Según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) del Guadalquivir, los embalses de la cuenca pueden almacenar 8.034,22 hectómetros cúbicos, de los que ahora mismo se cuenta con 2.413,86, algo más del 30%. Las dos provincias con mayor capacidad para guardar agua son Córdoba, con 3.320,3 hectómetros cúbicos, y Jaén, con 2.361,35. La tercera, Granada, llega sólo hasta los 1.005,7 hectómetros cúbicos, seguida de Sevilla, con 918,9; Huelva, con 303,9, y Ciudad Real, con 124.

En el Plan Hidrológico vigente para la demarcación hidrográfica del Guadalquivir en el periodo 2022-2027, se contabilizan 875.414 hectáreas de superficie de regadío, de las que casi la mitad están reguladas. El olivar es el cultivo con la mayor superficie regable de toda la cuenca: 396.314,04 hectáreas, es decir, el 45,3% de las más de 875.000 totales y de las que unas 300.000 se reparten entre Jaén y Córdoba. Frente a ello, en la cuenca sólo hay 35.849,57 hectáreas de arroz, que se encuentran prácticamente en su totalidad en Sevilla.

A diferencia del olivar, el arroz necesita grandes cantidades de agua para cultivarse. Por ello el Plan Hidrológico prevé una dotación de riego neta de 10.450 metros cúbicos al año para este último, y sólo de 1.290 metros cúbicos anuales para los olivos. Ello sin los hándicaps derivados de las recientes condiciones de sequía. Por ende, teniendo en cuenta los datos de superficie antes apuntados, la demanda neta de agua del olivar es de 511,25 hectómetros cúbicos y la del arroz, de 374,63. En definitiva, a pesar de que el cultivo de arroz ocupa diez veces menos hectáreas que el de olivar, la dotación de agua para riego que necesita es casi diez veces mayor. Y esa cantidad hídrica para los arrozales sevillanos no sale sólo de esa provincia, sino de toda la demarcación.

Dos principios legales: unidad y solidaridad

Desde el 1926 el ordenamiento jurídico español recoge lo que se conoce como principio de unidad de cuenca. Lo introdujo el entonces ministro de Fomento, Rafael Benjumea y Burín, a través de un Real Decreto el 5 de marzo de hace 98 años. Elena Román Barreiro, coordinadora del área de Disposiciones e Informes de la Dirección General del Agua, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, lo explica en un artículo que puede consultarse en la propia web ministerial: “España ha sido pionera en desarrollar e implementar el principio de unidad de cuenca, por el que toda la cuenca hidrográfica se gestiona de forma conjunta, integrando adecuadamente la realidad física del medio”. En román paladino: el agua que recogen los embalses de Jaén no es de Jaén, sino de la demarcación, y así con el resto de provincias que la integran.

Esta idea no sólo fue pionera, sino que, además, tuvo su eco a nivel europeo: “La Directiva Marco del Agua, de octubre del año 2000 cuyo objetivo principal es la consecución del buen estado de las aguas (superficiales continentales, subterráneas, de transición y costeras), consagró ese principio, siguiendo así el modelo español”, indica Román Barreiro en el mismo artículo.

El otro aspecto legal a tener en cuenta en este sentido es el principio de solidaridad interterritorial. Se recoge en el artículo 138.1 de la Constitución Española: “El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular”.

Ello se completa con lo que reflejado en el artículo 131.1: “El Estado, mediante ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución”. El marco legal de este principio se completa con los artículos 40.1 y 158.1 de la Carta Magna.

Campaña de riego 2024 en el Guadalquivir

La campaña de riego oficial en la cuenca del Guadalquivir concluyó el 30 de septiembre con unas dotaciones más altas que las de 2023, año sumido en un alarmante contexto de sequía en el que, de hecho, el reparto derivado de la escasez de lluvias impidió sembrar arroz.

Tras las precipitaciones primaverales de este año, a finales de abril el pleno de la Comisión de Desembalse de la demarcación hidrográfica del Guadalquivir aprobó desembalsar 1.010 hectómetros cúbicos para riego de los cultivos del Sistema de Regulación General, es decir, el que depende principalmente de los embalses. Ese volumen de agua es un 162% mayor que el aprobado en 2023, con sólo 385 hectómetros cúbicos. En el caso del olivar, la dotación ha sido de 1.125 hectómetros cúbicos por hectárea y en del arroz, de 264 hectómetros cúbicos.

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