Varios pueblos de Jaén ofrecen sus atractivos a los urbanitas para frenar la sangría demográfica
PROVINCIA
Según un informe publicado en el BOJA el pasado año, hasta 53 municipios de la provincia presentan problemas motivados por la continua despoblación de sus territorios
Un poblado fantasma en plena sierra de Andújar: La Lancha
La sangría demográfica cruza los valles y las sierras de toda la península. Las nuevas necesidades y el estilo de vida más propio del siglo XXI provocan, de forma inevitable, una mayor emigración de los habitantes de las zonas rurales hasta la metrópolis más cercana. Algunas localidades jiennenses, enclavadas en auténticos paraísos naturales, comienzan a sufrir esa merma desde hace unos años atrás.
Según un informe publicado en el BOJA el pasado año, hasta 53 municipios de la provincia de Jaén ya presentan determinados problemas relacionados con la despoblación. La mayoría de ellos se encuentran en las zonas más alejadas al área metropolitana de la capital, aunque en realidad, la lista alberga localidades presentes en los cuatro puntos cardinales.
Aún cuando la propia capital jiennense se suma a esa continua pérdida de habitantes, la realidad de la España vaciada toma un peso cada vez mayor en la sociedad. También las propias acciones políticas se ven sujetas a este compromiso, como es el caso de las aldeas y pedanías que subsisten como lugares exclusivamente dedicados a la segunda residencia.
Es cierto que, tal y como apuntan algunos datos de afluencia turística, algunas de estas localidades afectadas por la despoblación sostienen un ligero crecimiento entre sus visitantes durante la temporada estival, si bien se trata simplemente de un resultado estacional. La promoción en redes y la captación de familias que quieran redescubrir estos rincones son dos pilares básicos a la hora de afrontar el problema.
Un lugar muy muy lejano
Existe un caso realmente paradigmático en este contexto: la pequeña localidad de Villarrodrigo, en el extremo nordeste de la provincia, apenas alcanza los 380 habitantes según los últimos datos censales recogidos por el INE. Aunque se encuentra prácticamente a mitad de camino entre la capital jiennense y la albaceteña, lo cierto es que su término municipal linda con los límites de la provincia de Albacete.
En el ámbito poblacional, junto con Hinojares, es el pueblo con menor número de vecinos de toda Jaén. En ese interés por poner en valor su entorno, el Ayuntamiento forma parte del proyecto ‘Vente a vivir a un pueblo’. Se trata de una iniciativa a la que pueden adherirse diferentes poblaciones con el fin de constituir una bolsa de empleo común, así como un listado de viviendas disponibles para que captar el interés de los urbanitas.
De La Gran Manzana al poblado
A pesar de lo que muchos puedan pensar, el medio rural se antoja para muchos un oasis de paz frente al trasiego propio de las ciudades. Desde la superpoblada Nueva York, Lucía Gámez decidió dar un giro radical a su vida en plena pandemia y asentarse en el pueblo de sus padres y abuelos: Hinojares. Hace apenas unas semanas contaba su historia en el programa 'Los repobladores', de Canal Sur, donde repasaba su trayectoria profesional con la tecnología financiera en diferentes partes del mundo. "Cuando trabajas en ese mundo tan intenso sueñas con otro tipo de vida", confiesa.
Su regreso a España coincidió con el momento de la jubilación de su padre, tercera generación dedicada al cultivo de la aceituna. "Me inculcó mucho su amor por transformarlo todo en agricultura ecológica y mi marido me animó a tomar las riendas". Su incorporación en este mundo pronto la llevó a comercializar su propia marca, adquirir nuevas fincas y recuperar los ecosistemas. "Hoy ya hacemos nuestros propios abonos y contamos con mucha más biodiversidad".
Ella misma admite que su vida en Hinojares, "un pueblecito en el que nos conocemos todos", poco o nada tiene que ver con la actividad diaria del centro de Manhattan. Las calles tranquilas de este pequeño municipio, sin apenas vehículos, o el propio concepto de la chimenea como lugar de cocina, no son elementos disuasorios a su juicio. "Como ya lo viví de pequeña, lo encuentro muy romántico", expresa.
Sobre si su caso particular es la excepción que confirma la regla, Gámez cree firmemente que en la actualidad "hay mucha gente que echa de menos estar en contacto con la naturaleza". En esa transformación señala las empresas que han sabido adaptar su sistema para disponer de trabajadores en remoto, así como las facilidades puestas en marcha por algunos ayuntamientos a la hora de acoger a esta gente interesada en readaptar su situación. Ella, como ciudadana del mundo e hinojariense, tiene claro que en el pueblo "todo es más sencillo y somos prácticamente autosuficientes".
El verdadero paraíso interior
Cabe destacar que los villarrodrigueños no están solos en la afrenta contra la despoblación, pues la web de ‘Vente a vivir a un pueblo’ propone también en su oferta al municipio de Pozo Alcón. Con algo menos de 5.000 habitantes, se define como un lugar “perfecto para desarrollar un plan de vida”. Y aunque el hospital más cercano se encuentra a 38 kilómetros, destaca su gran actividad social en los meses de verano y “una completísima variedad de servicios e infraestructuras”.
Los interesados en empadronarse en esta pequeña localidad de la Sierra de Cazorla tienen a su disposición viviendas en alquiler desde 200 euros e incluso algún inmueble a la venta desde 20.000 euros en adelante. Se puede afirmar sin miedo a errar que el Consistorio poceño es bastante previsor en este sentido, puesto que existen casos mucho peores en los que la despoblación hace tambalear incluso a la economía local.
Una ELA a la vanguardia
La Bobadilla, por ejemplo, es lo que hoy se conoce como una Entidad Local Autónoma (ELA) dependiente de Alcaudete. Sus algo más de 800 empadronados pueden presumir de aglutinar una interesante oferta laboral gracias a la importancia de su suelo industrial. “Pocos municipios ofrecen tantas oportunidades laborales como en este caso”, señalan desde este portal. La cercanía de este núcleo rural con la capital jiennense permite, entre otras cosas, la instalación de empresas tecnológicas como ‘Insyte’ y la creación de más de 300 puestos de trabajo hasta 2025.
Esta firma dedicada al sector de las telecomunicaciones cuenta ya de forma provisional con uno de sus centros asentados en la zona industrial de La Bobadilla. Este hecho en concreto le ha llevado a participar, junto con la Estación de Linares-Baeza, en la plataforma ‘Hola Pueblo’, que establece una sinergia entre pequeñas localidades y emprendedores de todo el país. A este tipo de vías se han acogido en anteriores ocasiones otros Ayuntamientos como el de Santo Tomé, que ya participó en la tercera edición de este proyecto para buscar nuevos pobladores y negocios dispuestos a instalarse en su municipio.
Inversiones a escala
Las estrategias llevadas a cabo estos últimos años para paliar los efectos de la despoblación son tan variopintas que ni el propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico es capaz de hacer la vista gorda. Por recapitular: en 2022 se otorgó una subvención de más de 142.000 euros al proyecto conjunto de Carboneros, Santa Elena, Escañuela, Cazalilla y Espeluy, el cual reunía un programa de emprendimiento con actuaciones de capacitación laboral, recuperación de oficios y digitalización para “afrontar el reto demográfico”.
También el pasado año la Junta de Andalucía destinaba una partida de 350.000 euros a 13 pueblos de Jaén con menos de 1.000 habitantes para contribuir a fijar la población al territorio. Estos fueron: Cazalilla, Espeluy, Torres de Albanchez, Carboneros, Benatae, Bélmez de la Moraleda, Villarrodrigo, Lupión, Chiclana de Segura, Siles, Hinojares, Génave y Hornos. Según recogía entonces Europa Press, entre los proyectos presentados por sus ayuntamientos sobresalen la mejora de las instalaciones públicas y la rehabilitación de viviendas con precios asequibles.
En definitiva, cuando hablamos de sangría demográfica puede que fallemos al tratar de solucionarlo simplemente con dinero. La propia concepción social de lo que significa el medio rural y la escasa oportunidad para muchos de nuestros jóvenes tienen mucho que ver en los resultados. Eso sí, es una labor de todos hacerles ver a los urbanitas que como se vive en un pueblo, en ningún sitio.
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