Este es el pueblo más feo de Jaén según una revista y te damos cinco razones para negarlo

PROVINCIA

Un municipio del norte de Jaén escogido por los redactores de Viajar en un mapa de las localidades menos atractivas de cada provincia

La repercusión en redes de esta publicación ha provocado que numerosos vecinos salgan en defensa de sus respectivos pueblos

Este es el mejor restaurante de la provincia de Jaén según la revista Viajar

Fuente de las generaciones.
Fuente de las generaciones. / Ayuntamiento de Guarromán

La revista Viajar causaba hace unas semanas cierta polémica al preguntar a la Inteligencia Artifical cuáles son, según su criterio, los pueblos más feos de cada provincia de España. El mapa obtenido resulta cuanto menos particular y atiende a unas razones que solo la IA valora. En el caso de la provincia de Jaén, el término de Guarromán ha sido el municipio honrado con tan poco honorable título. Este señalamiento, desde luego, no ha caído en saco roto entre los vecinos del pueblo, que han salido a defender sus raíces en las redes sociales.

Desde Jaén Hoy estamos convencidos de que solo basta con mirar con buenos ojos cualquier rincón para admirar su verdadera belleza, además de informarse correctamente. Por eso mismo te proponemos cinco razones por las que merece la pena visitar Guarromán, un pequeño pueblo de algo menos de 3.000 habitantes que, si bien cuenta con un nombre un peculiar, tiene mucho que ofrecer a los más curiosos.

Mapa propuesto por la revista con los pueblos más feos de cada provincia.
Mapa propuesto por la revista con los pueblos más feos de cada provincia. / Viajar

1. Su razón de ser

Hablar de Guarromán es hacerlo de historia. Puede que a muchos se les escape conocer que este pequeño poblado forma parte del proyecto de colonización de Sierra Morena promulgado por el rey Carlos III en julio de 1767, con el fin de dinamizar unas nuevas estructuras agrarias en la sociedad. Sería el propio Pablo de Olavide, al frente de esta empresa, quien decretase la construcción de una de estas colonias en la antigua Venta de Guadarromán.

La función de la entonces Real Población del Sitio de Guarromán, cuyos primeros pobladores provenían principalmente de Centroeuropa, era controlar el Camino Real que unía Madrid con Andalucía para evitar así la proliferación de bandoleros y salteadores. Así, con familias procedentes de Alemania y Bélgica, entre otros países, se sembró el germen de este municipio que llega hasta nuestra actualidad.

Plaza principal de Guarromán, con la iglesia al fondo.
Plaza principal de Guarromán, con la iglesia al fondo. / Ayuntamiento de Guarromán

2. Un pasado minero de renombre

Sin embargo, aquellos primeros colonos agricultores no fueron los únicos en echar raíces en esta tierra. Apenas un diglo después de su creación, en torno al 1861, el surgir de unas minas de plomo y plata en la zona atrajeron numerosos mineros procedentes, sobre todo, de Almería (conocidos como los tarantos) y de la baja Alpujarra de Granada (los mangurrinos). Estos nuevos pobladores, junto a los descendientes de las primeras familias centroeuropeas, terminaron por configurar el aspecto de Guarromán: un pueblo de innovadores cultivos en el horizonte y con cierta proyección industrial durante las siguientes décadas.

Monumento en homenaje a los mineros.
Monumento en homenaje a los mineros. / Ayuntamiento de Guarromán

3. La particularidad de su nombre

Puede sonar en tono jocoso cuando se escucha por primera vez, pero lo cierto es que su nombre ha acabado por situar este recoleto pueblo de Sierra Morena en la geografía andaluza. Tal y como ya han explicado numerosos investigadores, el origen de su toponimia responde a la castellanización del árabe "río o arroyo de los granados". Aquel río, conocido actualmente como el Tamujoso, fluyó en la fonética de esta localidad agrícola hasta acortar sus sílabas en Guarromán.

Lejos de arrastrar un complejo, los guarromanenses presumen de ser sede de la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares, cuya gestión la lleva a cabo el Seminario de Historia y Cultura Tradicional 'Margarita Folmerin'. Esta iniciativa abanderada por los propios vecinos constituye hoy en día toda una referencia a la hora de conocer localidades ciertamente llamativas.

4. Riqueza patrimonial a raudales

A pesar de que su plano urbano pueda parecer poco notable en términos patrimoniales, la realidad es bien diferente. Entre sus monumentos más emblemáticos destaca la iglesia de la Inmaculada Concepción, levantada en el siglo XVIII con un retablo procedente de San Nicolás, en Úbeda. Asimismo, en la arquitectura civil cabe mencionar el Pósito de Labradores, destinado en su origen para almacenar el grano, o el Palacio del Intendente, transformado en nuestros días en hotel.

Santuario de la Virgen de Zocueca
Santuario de la Virgen de Zocueca / Sebastián Lijarcio

Por sus calles y plazas el visitante puede encontrarse con la conocida como Fuente de las Generaciones, un rincón dedicado al primer nacido en el pueblo o la escultura dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Un poco más lejos se encuentra también la aldea de Zocueca, regada por el río El Rumblar, y donde se erige un imponente santuario datado de 1150. Allí, en un espectacular camarín, se venera una imagen de la Virgen de Zocueca, quien es a su vez patrona de Bailén. Más allá de todo esto, no hay que olvidar la riqueza natural de su entorno, donde destaca el Sendero de Piedras del Chantre.

5. Una repostería para chuparse los dedos

Por último, si hay una razón ineludible para dejarse caer por Guarromán es sin lugar a dudas su gastronomía. Degustar su pipirrana de pintahuevos, los harapos y otros muchos platos de la cocina silvestre pueden ser tan solo una muestra del ingenio de las despensas que ha pasado de generación en generación. Pero si hay un dulce en la respostería que destaca de forma especial son los pasteles de hojaldre conocidos popularmente como "alemanes".

Según destacan desde el propio Ayuntamiento: "dos variedades son las más apreciadas, los 'pasteles rubios', llamados así por el aspecto dorado de su hojaldre relleno de cabello de ángel, y los 'blancos', por la capa de azúcar en polvo que recubre el hojaldre, el bizcocho y la crema de la que están hechos. Estos son conocidos como “alemanes” en referencia a la procedencia de los colonos que fundaron esta real población.

Aspecto del dulce típico de Guarromán.
Aspecto del dulce típico de Guarromán. / Degusta Jaén

En este mismo sentido, llama la atención que la primera boda celebrada en su parroquia, en enero de 1768, fue precisamente la de un confitero francés, Pierre Joseph de Blandre, con la colona alemana Ana María Haylin, en un tiempo en el que "el hojaldre alcanzó su máximo esplendor y finura en Francia, extendiéndose por las cocinas de la nobleza de media Europa". Si a ellos le debemos estos dulces, el reconocimiento se da con cada bocado.

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