El primer reloj oficial que dio la hora a la ciudad de Jaén y su último maestro relojero

Jaén Retro

Maquinaria del reloj de la Torre del Concejo.
Maquinaria del reloj de la Torre del Concejo.

Jaén/Es curioso que hasta el 1 de enero de 1901 nuestro país no igualó su hora en todo el territorio español al mismo horario de la mayoría de los países de su entorno y que se guiaban por el meridiano de Greenwich. Esto quiere decir que antes de esa fecha, sorprendentemente, cada ciudad, pueblo o lugar habitado de España, se regía por su propia hora local, teniendo así cada provincia una hora diferente al resto, dependiendo de su situación geográfica y la de su hora solar. 

En el Jaén del siglo XV el Concejo Municipal de la Baja Edad Media disponía, junto a la iglesia de San Juan, de una sala donde celebraban las reuniones generales de los vecinos y donde se trataban temas ganaderos y agrícolas o actos administrativos y judiciales.

Iglesia de San Juan (levantada sobre una antigua mezquita menor), junto a ella la Torre del Concejo.
Iglesia de San Juan (levantada sobre una antigua mezquita menor), junto a ella la Torre del Concejo.

Gracias al acuerdo que llegó el Concejo con el prior de la iglesia de San Juan, se autorizó la instalación de un reloj público en su campanario y se utilizaba el sonido de su campana para darle una doble función: una, para avisar a la población de cualquier ataque o peligro por parte del entonces enemigo sarraceno y la otra y más principal, la de regular los turnos de riego de los hortelanos de la vega y el de las huertas llamadas del "Poyo". Estas poseían una extensión de 95 cuerdas, unas 60 hectáreas, siendo toda su producción de hortalizas según real cédula real de los Reyes Católicos en el año 1468. Esta cédula fijó que en sus huertas no se sembraran trigo ni cebada, sino sólo "peujares", todas ellas siempre regadas con las aguas que procedían del manantial de la Magdalena.

Campana encargada para la Torre del Concejo en 1591 al precio de 100 ducados.
Campana encargada para la Torre del Concejo en 1591 al precio de 100 ducados.

Gracias a este acuerdo, los antiguos jiennenses pudieron comenzar por primera vez a regirse con una hora, siendo este el primer reloj oficial de la ciudad de Jaén. Pero, en marzo de 1542, el prior Maestro Lomas ordenó reparar el reloj solicitando al Concejo Municipal el abono de los cuatro ducados que se había gastado en su arreglo. Esta petición enojó a los miembros del Concejo echándole la culpa de su rotura a él, ya que sin su permiso utilizaba la campana del reloj para realizar los toques de llamada a misa de sus feligreses, originando así el primer enfrentamiento entre estas dos partes.

Transcurrieron solo dos años cuando el reloj se estropeó nuevamente, a consecuencia de su caída del campanario por un fuerte temporal, surgiendo así nuevamente la polémica de quién era el responsable de su titularidad y quien debería pagar el nuevo arreglo, quedando el reloj abandonado sin querer ninguna parte asumir el coste.

Ya en 1591 y a consecuencia de las continuas quejas de los hortelanos ante la necesidad de un reloj y para evitar más conflictos con la Diócesis, se acomete la construcción de una torre independiente aunque anexa a la iglesia, surgiendo así un nuevo reloj oficial en la ciudad. Este nuevo reloj es encargado al maestro relojero Antonio Rodríguez, quien recibió la cantidad de 150 ducados para su construcción a la misma vez que es nombrado Diego Domedel, vecino de la ciudad, encargado de darle cuerda diariamente para su correcto funcionamiento.

Muchos han sido los maestros relojeros municipales que desde entonces y a través de los años se han ocupado de mantener funcionado el reloj, siendo los dos últimos Fernando Gómez Calahorro (antiguo propietario de una relojería en "La Carrera") y José Carlos Cañada Barranco (relojero de la calle Tablerón).

Pasadizo de subida a la torre.
Pasadizo de subida a la torre.

Pero a causa del complicado acceso a la torrre (ya que se accede por un empinado y estrecho pasadizo de escaleras), el hecho de tener que darle diariamente cuerda dos veces, unido al peligro que conlleva subir a oscuras dichas escaleras a causa de una avería en su iluminación (sin que ninguna de las dos partes pusieran mucho interés en arreglarlo), más la baja retribución por parte del ayuntamiento para realizar este trabajo, fueron razones más que suficientes, según nos relata José Carlos (el último maestro relojero), para que renunciara a sus obligaciones con el reloj, encontrándose parado durante muchos años y quedando la ciudad de Jaén sin hora oficial.

A día de hoy y después de varios siglos, aún sigue abierta esa vieja disputa entre el Ayuntamiento y la Diócesis de Jaén, sin tener aún muy claro de quién es la propiedad de la Torre del Concejo y la responsabilidad del reloj. La Diócesis quiso zanjar esta vieja disputa registrando la torre el 3 de febrero del 2000 como propia en el Registro de la Propiedad sin estar el consistorio de acuerdo, ya que siempre ha defendido que la Torre del Concejo la construyó el anterior Ayuntamiento para albergar el reloj y que, por tanto, es titularidad de la ciudad.

Pero afortunadamente esta historia llega a buen fin, ya que hace tan solo unos dos años y después de tantos de abandono sin ningún acuerdo, se modifica la maquinaria por una automática que elimina la necesidad de darle cuerda, recuperando de nuevo el reloj que durante siglos dio la hora oficialmente a la ciudad de Jaén

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