En peligro siete edificaciones y yacimientos históricos de la capital del Santo Reino
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Hispania Nostra tiene registrados en su Lista Roja el patrimonio de Jaén que corre el riesgo de desaparecer, o de la alteración de sus valores esenciales
El estado de la mayoría de yacimientos y edificaciones es calificado como ruina por la organización
Adjudicadas las obras para la mejora, conservación y restauración del Parador de Úbeda

La capital del Santo Reino guarda un patrimonio tan rico como abandonado. Monumentos o edificaciones emblemáticas que se levantaron en la tierra de olivares hace décadas y que el paso del tiempo y la dejadez de las administraciones han desgastado.
Esto ha llevado a que muchas de ellas queden en estado ruinoso y corre peligro su conservación. La asociación española Hispania Nostra, declarada de utilidad pública, que tiene como finalidad la defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural y natural, puso en marcha en 2007 la Lista Roja.
El objetivo de este registro no es otro que ofrecer a la sociedad un cauce de participación en la defensa, conservación y mejora de su patrimonio en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
En la provincia de Jaén hay 37 monumentos en riesgo de desaparecer o de la alteración de sus valores particulares y siete de ellos están en la capital jiennense. El primero en sumarse a esta triste lista fue la Casa de Piedra, antigua parroquia de San Miguel en el año 2014, posteriormente el cementerio de San Eufrasio en el año 2018, seguido en 2019 de los restos arqueológicos de la Judería de Jaén, en 2020 también se añadió la muralla de Santa Catalina, en 2021 Casería Jódar, en 2022 Torre Bermeja y en ese mismo año se sumó también el Balneario de Jabalcuz y la ermita de San Cosme.
Antigua iglesia de San Miguel
La antigua parroquia de San Miguel se encuentra ubicada en pleno casco histórico. En la primera mitad del siglo XIX está documentada la existencia en la ciudad de Jaén de once parroquias, entre las cuales se encontraba la de San Miguel. La trayectoria arquitectónica de estos viejos templos bajomedievales ha sido dispar, pues si en algunos de ellos se ha conservado, aunque modificada, su estructura, otros sufrieron una total transformación o, en su caso, su conocimiento ha sido gracias a referencias documentales o bibliográficas, ya que fueron desapareciendo a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
El conjunto del inmueble sólo tiene la protección del Plan General de Ordenación Urbana de la Ciudad de Jaén, y del PEPRICH 1996, como Área Integral. Aunque la portada de la iglesia de influencia vandelviriana, está declarada Monumento Histórico- Artístico el 30/11/1919, e inscrita como Bien de Interés Cultural (BOE 09/03/1962 nº 59 página 3311), según la Ley de Patrimonio Histórico Andaluz de 2007. Esta fue incluida en la Lista Roja en enero de 2014.
El antiguo templo data del siglo XVI, la portada se finalizó en 1561 bajo el patrocinio del Obispo Diego de Cobos y de diseño vandelviriano. No obstante fue desmontada en 1919 para su mejor conservación por el arquitecto Antonio Flórez Urdapilleta, y trasladada al Museo de Jaén, donde se encuentra actualmente.
La conservación de esta portada fue motivo de preocupación para los historiadores del siglo XIX; especialmente significativa es la descripción que de ella y de la iglesia hizo Pi y Margall en 1885: “La portada de la iglesia de San Miguel y una de la catedral revelan hasta en sus menores detalles, elegancia, delicadeza, y gusto. ¡Qué lástima que esté condenada a desaparecer tan linda obra! La iglesia a que abría paso, es ya un patio donde las aguas del cielo hacen crecer la yerba; y está la portada sola, completamente aislada. ¿Quién dudará que se derribe?”.
Fue hace menos de dos años cuando la iglesia se recuperó para la ciudad de Jaén, tras ser rescatada de entre los tabiques de varias viviendas que la ocultaron durante décadas. El proyecto arqueológico dejó al descubierto su monumentalidad con pinturas góticas, criptas, restos óseos y cerámicas.
Tan sólo unos días atrás este periódico pudo saber que aguarda un proyecto que la haga brillar y que saldrá un concurso de ideas que va a lanzar el Ayuntamiento de Jaén, con la colaboración del Colegio Oficial de Arquitectos.
La parroquia de San Miguel era de planta basilical, dividida en tres naves por arcos formeros (las naves laterales más estrechas). Tras su extinción como parroquia en 1843 y demolición en 1874, sólo quedan los muros perimetrales y los restos de una capilla lateral, observándose en la calle Escalerillas vanos de buenos sillares, un vano apuntado y otro rectangular. En dicha calle también podemos encontrar un contrafuerte semicircular perteneciente al muro perimetral de la parroquia.
Hispania Nostra aprecia que de los escasos restos de la iglesia, foco de vida de la antigua “collación de San Miguel», destaca su ábside, realizado a base de sillarejos. Tiene una estructura semicircular de grandes dimensiones. En cuanto al interior de la iglesia, se tienen noticias de la existencia de ménsulas de la nave central y del muro de la Sacristía, incluso varios pilares de las naves laterales.
La asociación clasifica el estado de conservación en ruina. No obstante, la portada del templo que se conservó se encuentra en el Museo de Jaén y los restos de la iglesia se encuentran integrados en otras construcciones. A pesar de las últimas intervenciones y el intento de su rehabilitación en la medida de lo posible, ahora mismo en pausa, la Lista Roja continúa conservándola entre sus decenas de monumentos en riesgo.
Cementerio de San Eufrasio
El Cementerio de San Eufrasio, también conocido como cementerio Viejo es obra del arquitecto Manuel López de Lara y se edificó en 1829. Su nombre originario era «Cementerio del Calvario». Su aspecto actual parece casi de película de terror debido a su abandono durante años. Entre 1859 y 1896 el Cementerio Viejo fue objeto de una gran ampliación, y en 1874 se construyó junto a este otro cementerio. A pesar de las distintas modificaciones se aprecia fácilmente el trazado del primitivo cementerio.
Fue en el año 2011 cuando fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), siete años después, en mayo, Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja por peligro de pérdida de bien cultural tanto físico como inmaterial. Actualmente califica su estado de conservación de abandono
Este espacio fue un lugar de enterramiento de numerosos personajes ilustres de la sociedad jienense de los siglos XIX y XX y también de ejecutados durante la Guerra Civil. En 2002 se clausuró para enterramientos.
La asociación describe como la fachada principal está formada por un pórtico con columnas dóricas, coronado por una espadaña, a cuya espalda tiene la siguiente inscripción: “SE REEDIFICÓ/AÑO/1895”. A la izquierda se encuentra una pequeña capilla de una sola nave rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos y en el interior se distribuye en varios patios rectangulares con los nichos, mausoleos y panteones algunos de ellos de personajes históricos jiennenses.
Yacimiento arqueológico en la Judería de Jaén
El yacimiento, que abarca un solar de unos 4.553 metro cuadrados, se encuentra en la zona límite de lo que fue la antigua ciudad romana de Aurgi (restos de muralla calle San Andrés y calle Borja). La judería de Jaén, o Barrio de Santa Cruz, es el sector del Conjunto Histórico de la ciudad de Jaén, España, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en el que durante la Edad Media habitaba la comunidad judía.
Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja en enero de 2019 y califica su estado de conservación como ruina y abandono por la falta de cuidado y mantenimiento con la “invasión de basura y plantas”.
Se trata de un patrimonio arqueológico en el corazón de la antigua medina medieval y entre los monumentos (algunos declarados BIC) como el palacio de Villardompardo (Baños Árabes), Iglesia de San Andrés y Santa Capilla, Fuente de los Caños, el Monasterio de Santa Clara, la parroquia medieval de San Juan y los Baños del Naranjo.
En el siglo XI la zona se convierte en un área de expansión urbanística de la antigua medina de Yayyan. Con la conquista cristiana en el siglo XIII, por noticias documentales históricos y estudios urbanísticos, la zona se configura como una judería que sufre modificaciones durante los siglos XIV y XV.
A partir de la bonanza económica del siglo XVI surgen una serie de casas solariegas con zonas de huertas. En el XIX, algunas casas se convierten en viviendas vecinales y se construyen unos lavaderos públicos. Dichos restos arqueológicos son el testigo de la evolución urbanística e histórica de la ciudad de Jaén.
Los restos arqueológicos de mayor interés podrían ser los muros de la muralla romana en la calle San Andrés, con posible reforma en época Omeya, según señala la asociación. Cerca del sondeo practicado se encontraron varias piezas de carácter arquitectónico de época romana e islámica (columnas o basas entre otras) y una terracota en forma de figura antropomórfica vestida con togado.
Las posibles estructuras de los baños medievales, cuya excavación no llegó a realizarse por motivos económicos. Las grandes construcciones de mampostería con la conservación de antiguas bodegas y los cantos rodados de las calles de la fase cristiana del S. XIII-XV. Los restos de empedrados de los patios de algunas casas de época moderna (siglo XVI-XIX) o una alberca del siglo XIX para el huerto. Gran parte de esta parcela está sin explorar.
Muralla del cerro del Castillo de Santa Catalina
Esta fue incluida en la Lista Roja en octubre de 2020 por el estado de ruina y degradación de un monumento declarado Bien de Interés Cultural con la tipología de Monumento, por el Boletín Oficial del Estado (1985). Las murallas de Castillo de Santa Catalina fueron trazadas en los siglos IX y X, durante las épocas emiral y califal. Posteriormente, fueron reforzadas por los almorávides y, más adelante, por los almohades, que dominaron Jaén durante la segunda mitad del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIII.
Los elementos en peligro se encuentran en la ladera norte y zona sureste del cerro del castillo, divididos en dos entes monumentales. El primero, más numeroso y mejor conservado, se conoce como “Muralla Norte-Postigo de la Llana”. Para la construcción de esta muralla se aprovecharon torres de la antigua cerca del oppidum íbero y material de acarreo.
Hispania Nostra explica que este material y algunas torres se pueden fechar en diferentes épocas (romana, emiral, califal). Sin embargo, la configuración actual de los lienzos de muralla corresponde a época almorávide, entre 1125 y 1144, con una gran reforma y reparación.
Dicho tramo de muralla, que baja directamente desde los alcázares del Castillo de Santa Catalina, cuenta con un total de 21 torres (algunas de ellas no son visibles a simple vista), y una longitud aproximada de medio kilómetro de largo. La asociación destaca el denominado “Torreón de la Llana” por su planta y su conservación.
El segundo ente monumental de las murallas del Cerro de Santa Catalina corresponde al tramo denominado “Muralla Sureste”. Dicho parapeto se distribuye en una extensión aproximada de 200 metros de longitud, cuatro torres macizas y un postigo. Además, cerca de este tramo, se encuentran antiguas cuevas-vivienda que están tapiadas.
Para conocer la historia de estas murallas hay que remontarse a antes del año 1246, conquistada la ciudad por Fernando III “el Santo”, cuando fue declarada capital administrativa. Las murallas de la ciudad sufrieron diversas reformas que consistieron en revestir los muros de tapial con sillarejo y mampostería. En el momento de su entrega a Castilla, la ciudad contaba con un cinturón de murallas que rodeaba toda la ciudad y volvía a unirse a la alcazaba por el noroeste.
La organización explica que la ciudad de Jaén sufrió, durante el siglo XIV, algunos intentos de conquista de la ciudad por parte de los musulmanes. Finalmente, en 1368 los musulmanes consiguieron tomar la ciudad hasta 1407. Durante el siglo XV, Jaén padeció los cercos de las guerras civiles castellanas en 1445, 1463 y 1465. Una vez acabó la conquista de Granada y fueron expulsados los musulmanes, la ciudad inició un crecimiento durante los siglos XVI y XVII que produjo la destrucción parcial de murallas, puertas y torres.
La asociación de patrimonio histórico califica su estado de conservación como muy degradado: derrumbe de tapiales, grafitis, expolio de mampostería y sillarejos, contaminación visual por torretas de electricidad, restauraciones indebidas, humedades, colapso estructural y crecimiento de vegetación.
Casería Jódar
Casería Jódar se encuentra a menos de dos kilómetros de Jaén capital a los pies de la carretera de Los Villares. Este edificio de arquitectura vernácula fue construido en el primer tercio del siglo XX y recibe su nombre por su primer propietario Rafael Jódar. También es conocida como Casería de Santa Ana, por un azulejo enclavado en su fachada que representa la pintura de Murillo “Santa Ana y la Virgen”.
No posee ningún grado de protección legal específica, pero este patrimonio civil bien merece su conservación pues se constituye como un representante genuino de la experimentación e integración de los estilos eclécticos del siglo XX a la arquitectura tradicional del olivar de la provincia de Jaén.
El bloque residencial de la Casería, organizado en tres alturas con torre-mirador en el eje de la fachada, se constituye en un aparejo de mampostería de estilo rústico. Este torreón, rematado con pináculos y un tejadillo a cuatro aguas cubierto de tejas vidriadas, tiene aleros de acusado vuelo sobre canes y una galería de arcos con pequeñas columnas de ladrillo. Dichas columnas de ladrillo llaman poderosamente la atención por estar dispuestas de forma helicoidal en su aparejo, tal y como describe la asociación.
El aspecto de palacete, de la casería, queda expuesto a través de la disposición de las terrazas superiores y un porche delantero elevado sobre un cuerpo de cocheras. Todo ello rodeado de jardines y huertos de olivares y almendros.
Su estado de conservación es calificado por Hispania Nostra como ruina y se incluyó en la Lista Roja en marzo de 2021 por posible desaparición total del edificio.
Torre Bermeja
Este patrimonio militar puede ser de origen almorávide (siglo XI-XII), con una posible reforma almohade en el siglo XII. Las diferentes crónicas denominan a este espacio como “castro”, lo que indica su uso como lugar de agrupamiento de tropas. Así, la atalaya es mencionada en las crónicas como fortificación destinada a la vigilancia del antiguo camino de Granada.
Se encuentra a unos 7 kilómetros de Jaén capital y fue declarada Bien de Interés Cultural, conforme al decreto de 22 de abril de 1949. En noviembre de hace dos años Hispania Nostra la incluyó en su Lista Roja debido al gran deterioro que presenta y su estado general de ruina.
En el siglo XIII, con la conquista cristiana, las crónicas mencionan este lugar como el espacio preferido de los sitiadores de la ciudad para instalar su campamento base. Posteriormente, las tropas cristianas realizaron algunas obras de acondicionamiento, con lo que la torre une visualmente el castillo de Otíñar con el de Jaén.
Situada en las estribaciones de las Peñas de Castro o Sillón de la Reina, la torre constituye uno de los mejores miradores naturales e históricos para observar el paisaje jiennense. Por ejemplo, el de la propia capital con su castillo y la catedral de fondo y el de las sierras que rodean a esta atalaya.
“La realización de galerías, ejecutadas por expoliadores de “tesorillos”, ponen en peligro la estabilidad de los restos de la torre. Asimismo, la atalaya no ha recibido ninguna intervención por parte de las administraciones públicas y hay que adjuntar los daños producidos por el tiempo y el crecimiento propio de la vegetación”, señala la asociación.
Ermita de San Cosme y Balneario de Jabalcuz
La ermita data de finales de 1794 y está ubicada dentro de una finca privada que linda con los Jardines de Jabalcuz, actual parque protegido con la categoría de Bien de Interés Cultural como “Sitio Histórico” junto al balneario, y la Casería del Cartero, último inmueble con origen en la reforma urbana del siglo XVIII de la zona.
La asociación Hispania Nostra los incluyó en su Lista Roja en noviembre de 2022 y califica su estado de conservación como ruina amenazada por la vegetación y los residuos depositados.
En 1794 el cabildo catedralicio de Jaén, por impulso del deán José Martínez de Mazas, creó una calle con casas para los enfermos que tomaban baños termales. En esta fecha, es en la que se construye la primera ermita bajo la advocación de los santos médicos San Cosme y San Damián. Durante los siglos XIX y XX, el lugar se convierte en una colonia de recreo para pasar el verano. Así, en 1925, es creada la Compañía de Aguas de Jabalcuz, S. A., lo que determina la gran reforma que nos ha llegado hoy en día.
El antiguo oratorio está construido a base de sillarejos toscamente labrados. En la puerta de acceso, hay una pequeña portada formada por piezas de sillería de buena cantería, que crean pilastras simples que enmarcan el vano de la puerta.
El despiece de los sillares sobre la puerta, recuerda a los trabajos de cantería realizados en algunas portadas del barroco jiennense. Actualmente, la ermita está sin cubierta y la vegetación crece alrededor de la misma. Conserva las paredes perimetrales del oratorio y de la pequeña sacristía o vivienda del sacerdote, junto con la hornacina de arco de medio punto del altar mayor, restos de estuco y yeserías, que formaban un friso alrededor de la única nave del templo. En el suelo hay una lápida sepulcral de 1804, dedicada a Manuel de Moya Malo de Molina, natural de Torredonjimeno.
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