Qué fue del parque acuático de Valdeastillas en Jaén: un páramo sin ley para el vandalismo

Estaba llamado a convertirse en uno de los proyectos clave para la capital, pero pronto se sumó a la larga lista de frustraciones políticas de los jiennenses. Y lo hizo después de una inversión de cerca de 9 millones de euros a través del Plan E impulsado durante el gobierno de Zapatero. Ostentaba entonces el bastón de la alcaldía la socialista Carmen Peñalver, quien en un alarde de valentía prometió “una especie de playa” para los ciudadanos de Jaén. 

Corría el año 2009 cuando en el extrarradio de la ciudad, concretamente en la urbanización de Valdeastillas, se removían los terrenos destinados a albergar este ilusionante proyecto. Pronto, los parques acuáticos de Córdoba y Granada no tardaron mucho en acusar a la alcaldesa jiennense de competencia desleal. “Jaén también tiene derecho”, fue su sentencia. Los 8,6 millones de euros invertidos en esta infraestructura alcanzaron para un amplio equipamiento, a falta de dotarlo de mecanismos y toboganes.

Sin embargo, el plan pronto se desmoronó y cayó bajo su propio peso con las obras al 80% de su ejecución. La falta de financiación, facturas endeudadas y la llegada del Partido Popular al gobierno municipal con José Enrique Fernández de Moya acabaron por enterrar aquella “Playa del Lagarto” en el olvido. Fue así como los propios vecinos de Valdeastillas asistieron al inevitable declive de estos terrenos convertidos en un páramo sin ley para el vandalismo. "Desde el primer momento sufrimos el abandono y la desidia por parte del equipo de gobierno que dejó que saquearan el parque acuático, vivimos con inseguridad por el robo de materiales en la zona y otra clase de trapicheos", se lamenta Miguel Castro, presidente de la asociación vecinal.

A ese estado de abandono se han sumado constantes plagas de ratas que incrementan la peligrosidad del terreno. "Cuando llueve se arrastra mucha porquería hacia las casas que lindan, tanto que incluso hubo que indemnizar en algún momento a dos viviendas que se vieron perjudicadas", comenta Castro. Entre los múltiples robos de materiales que han asaltado el parque, preocupa en sobremanera las arquetas y su estado actual: "Esos agujeros tienen mucho peligro para los niños, estamos los adultos del vecindario en constante alerta para evitar una tragedia".

Segundas oportunidades, también fallidas

Aunque parecía un tema reincidente para reclamar la inacción política, al igual que el tranvía, resurgió de sus cenizas durante la precampaña de Julio Millán en 2019. De nuevo el portavoz socialista incluía entre sus planes la recuperación de este proyecto fallido a través de la explotación público-privada. Su idea, un parque multiaventura con tirolinas, puentes colgantes y rocódromos, entre otros servicios, parecía ofrecer un rayito de esperanza para este rincón abandonado a las afueras de la capital.

Su nombre, Xtreme Park, llegó a sonar con fuerza entre los vecinos de Valdeastillas, quienes habían denunciado en más de una ocasión el estado de dejadez en el que se encontraba la zona. El renovado proyecto llegó a contar incluso con un espacio destinado a albergar un parking para caravanas, algo prácticamente novedoso para la provincia. "Cuando este equipo empezó a venir, los vecinos pedimos repoblar de árboles la zona y dejarlo como un parque perirubano hasta que se diese una solución, estabamos dispuestos a hacerlo y mantenerlo nosotros mismos. "Pero entre tanta promesa electoral, la realidad que llegó después fue apenas una mención y el escaso interés para su explotación de posibles empresas privadas.

El terreno hoy continúa al margen de todo, enclavado entre la autovía y la urbanización, como una isla desierta en la que el tiempo parece haberse encargado de hacer mella. "Ahora tenemos nuestras fiestas y pienso recordarlo al alcalde una vez más: es lamentable cómo está todo esto", resume Castro. Sus laderas todavía simulan la ilusión perdida de aquellos niños y niñas jiennenses que conocieron por primera vez la frustración de la política: soñar para creer.