El padre de la sardana catalana, Pep Ventura, era de Jaén

CULTURA

El músico nacido en Alcalá la Real imprimió un nuevo carácter a esta danza a mediados del siglo XIX con la inclusión de nuevos instrumentos

El origen de este popular baile guarda un componente de clase, pues eran los jóvenes republicanos quienes bailaban sardanas revolucionarias

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Busto de José María Ventura en el monumento levantado en su honor.
Busto de José María Ventura en el monumento levantado en su honor. / Foment de la Sardana Figueres

En el compendio de danzas populares que forman parte del patrimonio nacional, hasta el compás más simple guarda una historia tras de sí. La sardana catalana, casi un signo de identidad en lo que podríamos comparar como la sevillana a Andalucía, tiene un componente jiennense para sorpresa de muchos. No es una invención de este siglo, pues tal y como recogen varias publicaciones de la época fue el músico José María Ventura quien le otorgó ese carácter particular en lo que hoy contemplamos.

Para la sociedad catalana, esta coreografía grupal es mucho más que un simple baile, pues se trata de una expresión artística fuertemente arraigada en la región capaz de unir a las personas a través de la música y el movimiento. Sin ir más lejos, la Generalitat de Cataluña inscribió la sardana en el Catálogo del Patrimonio Festivo de Cataluña en 2010 y la declaró elemento festivo patrimonial de interés nacional.

A pesar de que ya era conocina en algunas comarcas de Girona a mediados del siglo XIX, no es hasta el año 1906 cuando se califica como “danza nacional”. Tal y como recoge El Plural, su proceso de conversión en un hito nacional fue encabezado por José Pella y Forgas, quien en su Historia del Ampurdán de 1883 escribió: “Es nuestro baile nacional: saludadle”. Al hilo de este impulso, los poetas Jacinto Verdaguer y Joan Maragall retomaron esta idea para elevarla a la categoría de “la dansa sencera d'un poble” (la danza entera de un pueblo, en castellano).

Baile grupal de una sardana tradicional en Cataluña.
Baile grupal de una sardana tradicional en Cataluña. / Javier Nade

Y conviene resaltar que, aunque hoy la sardana sea una danza popularizada y practicada por todos los sectores sociales de Cataluña, lo cierto es que su origen cuenta con un fuerte componente de clase. Mientras en los grandes teatros actuaban las compañías de ópera italianas, los jóvenes republicanos bailaban unas sardanas revolucionarias y las sociedades corales daban voz a la clase obrera. Así pues, también el baile era un elemento de divulgación política.

Andaluz de cuna

Era inevitable que de tantas familias jiennenses como emigraron a Cataluña a lo largo del tiempo al menos una de ellas dejase una huella imborrable en su cultura. Incluso hoy, puede que la duda asalte a quienes desconocen su auténtico origen y terminen por asociarlo a músicos nacidos en la propia comunidad. La realidad es que el que se considera "padre de la sardana" era un andaluz emigrante nacido en Alcalá la Real un 2 de febrero de 1817.

Es quizá en esa apropiación por convertir lo ajeno y distante en cercano como José María, hijo de padres ampurdaneses, acabó por convertirse en Pep Ventura. Si bien su familia residía en la comarca del Ampurdán, su padre estaba destinado como militar en la localidad de Alcalá la Real para la represión de los bandoleros que siguieron a la Guerra de Independencia. Apenas tardó dos años la familia en trasladarse a Rosas, en Gerona, hasta que este joven alcalaíno de nacimiento queda huérfano de madre a los seis años y se traslada a vivir con su abuelo a la capital del Alto Ampurdán.

Retrato de José María Ventura en el siglo XIX.
Retrato de José María Ventura en el siglo XIX.

Ya a los quince años, Ventura trabajaba como aprendiz de sastre en el taller de Joan Llandrich, quien ejercía además como militar y director de la Cobla de Figueras: una agrupación musical folclórica oriunda de Cataluña, fundamentalmente dedicada a las sardanas. En su vida más personal acabaría uniéndose en matrimonio con la hija de Llandrich, María, en 1837; mientras que en lo profesional experimentó un auténtico crecimiento para tocar diversos instrumentos y solfeo hasta terminar como director de la cobla en el año 1848.

Un reformista emigrado

En su larga trayectoria fue realmente interesante la profunda transformación que imprimió a estas composiciones primigenias a través de la inclusión de nuevos instrumentos como la tenora y la disposición en la cobla, a imitación de otras formaciones musicales. Su actuación ante la reina Isabel II en el Monasterio de Montserrat junto a otros artistas de la “Renaixença” le consagraron como una figura relevante dentro del mundo cultural catalán.

Ventura consideraba la extensión melódica original de la sardana demasiado limitada, siempre formada por 96 compases de apenas dos minutos de duración. Fue por ello precisamente que se implicó en una completa renovación con obras de un número ilimitado de compases (la sardana larga) frente a la tradicional (la corta). Añadió entonces a la cobla los instrumentos de viento movido por una inspiración en las zarzuelas y óperas de éxito dominantes en la época.

Finalmente, este jiennense enviudó en 1864 y dedicó sus últimos años a la composición de "Per tu ploro" (Por ti lloro), en honor de su esposa. Esta pieza se acabó estrenando en 1875 en Cabanas, provincia de Gerona, apenas unos meses antes de su muerte. El querido Pep fue enterrado en el cementerio de Figueras, donde justo un siglo después sería levantado un monumento en su honor. No obstante, si no su nombre, su huella permanece aún imborrable en las sardanas que desafían al tiempo.

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