Muerte en el calabozo de Jódar: un informe del SAS agrava las lagunas en la versión policial

Tribunales

Los dos agentes de la Policía Local que arrestaron a Cristóbal Montávez en 2020 declaran ante el juez como investigados y repiten que el detenido se suicidó ahorcándose con un cordón, pero lo sitúan en las dependencias policiales entre las 00:15 y minutos antes de las 2:30, a pesar de que ingresó en el centro de salud a las 00:07 y le dieron el alta a las 2:23

Muerte en el calabozo de Jódar: la Guardia Civil registra los ordenadores policiales

Cristóbal Montávez, en una fotografía de sus redes sociales.
Cristóbal Montávez, en una fotografía de sus redes sociales.

Jaén/Los dos policías locales investigados por el posible homicidio de un vecino de Jódar de 42 años durante la madrugada del 30 de octubre de 2020 repitieron este lunes en el Juzgado de Instrucción número 1 de Úbeda su versión oficial de los hechos: detuvieron a Cristóbal Montávez por desórdenes públicos y por haber agredido a uno de ellos, lo llevaron al centro de salud del pueblo para que los sanitarios calmaran su agitación y su embriaguez y, finalmente, lo encerraron en el calabozo municipal, donde se quitó la vida ahorcándose. Ambos agentes, que prestaron declaración después de que se aplazara su comparecencia en febrero, sólo aceptaron responder las preguntas de su abogado, no a las del juez. El fiscal no estuvo presente durante el interrogatorio. Pese a que no hubo incongruencias respecto a lo que ya explicaron a la Guardia Civil de Baeza y lo que reflejaron en su atestado hace casi cinco años, antes de que el caso quedara archivado y de que el Tribunal Constitucional ordenara reabrirlo, su relato sigue siendo incoherente respecto a la información facilitada en un primer momento por el centro de salud de Jódar sobre las horas a la que fue atendido Cristóbal la noche de marras. Pero es que un nuevo informe del Servicio Andaluz de Salud (SAS), aportado recientemente al Juzgado y al que ha tenido acceso Jaén Hoy, no sólo confirma esa contradicción, sino que también la agrava.

Este periódico ya avanzó que los dos guardias civiles a los que se dio aviso esa madrugada para trasladar al detenido al puesto de Baeza afirmaron, en su atestado, que Cristóbal estuvo armando jaleo desde el calabozo entre las 00:35 y la 1:00 y que incluso fueron a calmarlo. Sin embargo, en el parte médico del fallecido figura como hora de llegada a Urgencias las 00:07, y uno de los sanitarios que lo atendió declaró posteriormente que se quedó una hora en observación antes de darle el alta, por lo que, de ser cierto, no pudo estar gritando en el calabozo cuando los guardias civiles y los propios policías aseguraron que lo hizo. Cabía pensar que aquel médico dijo que el arrestado estuvo una hora en observación como pudo haber dicho media hora, es decir, que dio un tiempo aproximado, y eso, de hecho, fue lo que dedujo la jueza instructora en 2021 para justificar, junto a otros motivos, el carpetazo a la investigación. Sin embargo, en la nueva documentación del SAS, firmada por el gerente del Área de Gestión Sanitaria Jaén Nordeste, queda reflejado que Cristóbal no estuvo hasta pasada la una de la madrugada en el centro de salud, sino hasta más tarde: recibió el alta a las 2:23, sólo 11 minutos antes de que los guardias civiles y los policías se lo encontraran ahorcado, de acuerdo a su versión. Por tanto, ¿cómo pudo estar armando jaleo en el calabozo entre las 00:35 y la 1:00? Sólo hay una manera: estar en dos sitios a la vez durante casi dos horas.

"Aspectos esenciales" sin respuesta

Esa pregunta es uno de los pilares en los que la familia de Cristóbal basó su denuncia a los dos policías implicados en los hechos por homicidio, detención ilegal, destrucción de pruebas, lesiones y abuso de autoridad. Aunque el Juzgado de Instrucción número 1 de Úbeda sobreseyó el caso en febrero de 2021 -decisión ratificada por la Audiencia Provincial de Jaén en junio de ese año-, el Tribunal Constitucional falló, el pasado diciembre, a favor de los familiares del fallecido para que se reabriera la investigación. Entre otras cosas, la Sala Segunda consideró que el Juzgado no contaba con pruebas suficientes que justificaran el sobreseimiento. “La insuficiente actividad probatoria desplegada por el órgano instructor no permite mínimamente colmar las lagunas en la reconstrucción de lo sucedido, quedando sin respuesta aspectos esenciales y decisivos de la instrucción como las propias circunstancias en que se produjo la muerte, el origen del cordón con el que se produjo el ahorcamiento, el concreto recorrido y las condiciones en que se produjo la detención y, en particular, las razones por las que se localizaron restos de sangre del fallecido en lugar distinto de la detención o la corrección en las labores de atención o vigilancia del detenido atendido en su estado”, reza la sentencia.

Entre esos “aspectos esenciales” que siguen sin respuesta no sólo se encuentra la localización de Cristóbal durante las primeras horas de la madrugada del 30 de octubre de 2020, sino también la de los propios policías locales que lo detuvieron. En la documentación del SAS remitida en enero al Juzgado ubetense se indica que uno de los agentes fue atendido en las Urgencias de Jódar entre las 00:55 y las 2:01 por las lesiones sufridas por la agresión del arrestado. Al otro policía se le trató entre las 1:05 y las 1:36. Por supuesto, es posible que encerraran a Cristóbal en el calabozo, lo dejaran allí y volvieran al centro de salud, pero esa variable no es compatible ni con las horas de ingreso y alta de Cristóbal ni con la propia versión de la Policía Local y de la Guardia Civil de todo lo acontecido aquella noche. A primeros de este año -casi cinco después de los hechos, cabe insistir en ello-, se ordenó la reconstrucción cronológica de los lugares por los que pasaron el detenido y los policías a partir de las señales de sus teléfonos móviles. No obstante, llevar a cabo esa triangulación, al menos en el caso de Cristóbal, ha sido imposible porque, después de tanto tiempo, la compañía telefónica ya no conserva información sobre las coordenadas en las que se registró su señal aquella madrugada.

No tenía cordones en su ropa

En su atestado, los guardias civiles explican que fueron a calmar a Cristóbal varias veces entre las 00:35, hora a la que llegaron a las dependencias municipales, y la 1:00, cuando, coincidiendo con la llegada del jefe de la Policía Local, decidieron volver a la calle y reanudar su ronda en Jódar hasta que los policías los avisaran para llevarse al detenido al cuartel de Baeza. Incluso aluden al “alboroto” que estaba causando Cristóbal en el calabozo. También relatan que, sobre las 00:50 horas, comprobaron, junto a uno de los policías, que el detenido “se encontraba en estado de agitación”, pero que se quedó “tranquilo en la celda” después de que consiguieran calmarlo. Además, indican que, cuando se marcharon de allí a la una de la mañana, en la oficina de la Policía se quedaron el jefe y uno de los agentes.

Los dos policías locales declararon en las dependencias de la Guardia Civil de Baeza a la mañana siguiente. A ambos se les preguntó en varias ocasiones si habían registrado a Cristóbal tras detenerlo. Uno de los agentes -cuyo relato duró cinco minutos- aseguró que lo cachearon “totalmente” en plena calle y “exhaustivamente” a la entrada de la oficina de la Policía de Jódar. En los dos registros, según dijo, él y su compañero comprobaron que los bolsillos estaban vacíos -tras haberle quitado un teléfono móvil, papel de fumar, un mechero y una cartera en la que había 0,4 gramos de cocaína- y que ni el pantalón ni la sudadera ni la camiseta ni los calzoncillos tenían cordón. Según su versión, como no pudieron quitarle al arrestado los cordones de las zapatillas porque no dejaba de propinarles patadas, decidieron dejarlo descalzo.

El otro agente aseguró que llegaron a las instalaciones policiales a las 00:15, es decir, menos de 10 después de la llegada de Cristóbal a las Urgencias del centro de salud. Sin embargo, el médico que lo atendió dijo que se quedó una hora en observación. Había casi una hora de diferencia entre las dos versiones, pero la jueza no consideró en 2021 que esa incoherencia fuera suficiente para seguir adelante con la investigación. En líneas generales, el relato de este segundo policía concuerda con el de su compañero, pero hay cosas que no coinciden. Por ejemplo, afirmó que cachearon a Cristóbal cuatro veces, no dos como indicó el otro agente: en la calle y a la entrada de las dependencias policiales, sí, pero también en el centro de salud y antes de meterlo en el calabozo.

Cristóbal no pasaba ni un minuto sin vigilancia, según los policías

Ese calabozo en realidad no es tal, sino más bien una habitación que se encuentra a unos tres metros de la oficina policial, en un patio. Los agentes indicaron a la Guardia Civil que no les quedó más remedio que encerrar allí a Cristóbal porque no paraba de insultarlos, amenazarlos de muerte e intentar agredirlos. Uno de ellos dijo que habían limpiado recientemente la habitación para desinfectarla. No hay que olvidar que era octubre de 2020, el año del estallido de la pandemia de covid-19. Los policías agregaron que se fueron turnando para vigilar al arrestado y que no pasaba más de un minuto sin que estuviera solo, excepto cuando se hizo el traspaso de diligencias a los dos guardias civiles después de que estos regresaran a las instalaciones de la Policía, a las 2:28, según el atestado de la Benemérita. Fueron 10 minutos sin vigilancia en los que, según los agentes, Cristóbal aprovechó para quitarse la vida.

Los policías y los guardias civiles indicaron que se lo encontraron medio tirado en el suelo y con un cordón atado a su cuello y a uno de los barrotes de la puerta del calabozo. Un cordón del que ninguno de los que estaban allí esa noche tiene ni idea de dónde salió. De acuerdo a la información aportada por el SAS, el supuesto suicidio hubo de producirse a partir de las 2:23, la hora a la que se le dio a Cristóbal el alta en el centro de salud. En el informe de autopsia se fijó la hora de la muerte por “ahorcadura incompleta” entre las dos y las dos y media de la madrugada. Esta última fue la hora a la que, de acuerdo a los guardias civiles y a los policías -con algunos minutos de diferencia entre las distintas versiones- encontraron muerto a Cristóbal. Se dio aviso por suicidio al centro de salud a las 2:48. En la documentación del SAS se especifica que, al llegar a las instalaciones de la Policía Local, Cristóbal “estaba ahorcado, con cese de las funciones vitales”. A las 3:15 se informó de lo acontecido a la Guardia Civil de Baeza. La Policía Judicial baezana llegó a las dependencias policiales de Jódar cerca de las 4:30. El levantamiento del cadáver se decretó a las 5:00.

La familia de Cristóbal se siente sola

Aparte de los dos policías, este lunes estaban citados a declarar el padre de Cristóbal, como denunciante, y, en calidad de testigo, el médico que atendió al fallecido y a los dos agentes la noche de los hechos. Sin embargo, el facultativo no acudió al Juzgado arguyendo motivos personales. La familia de Cristóbal ha pedido ahora que se interrogue no sólo a este médico, sino también a todos los profesionales sanitarios que estaban trabajando aquella noche en las Urgencias del centro de salud. Son otro médico, dos enfermeras, el celador que presenció la llegada de Cristóbal y los policías a las instalaciones sanitarias, y el técnico de Emergencias que acompañó al equipo de Urgencias a la Comisaría de Policía.

A pesar de que la investigación se haya reanudado y de que el Juzgado haya ordenado recabar nuevas pruebas que se denegaron en 2020 y en 2021, la familia Montávez lamenta, entre otras cosas, que no hubiera representación de la Fiscalía en la declaración de los policías investigados este lunes, una cita judicial en la que también compareció, como denunciante, el padre de Cristóbal. El fiscal no estuvo presente durante el interrogatorio a pesar de que “tiene conocimiento de todas las resoluciones dictadas en el procedimiento”, tal y como consta en una providencia, firmada por el juez instructor el pasado 4 de abril, en respuesta a un escrito de la acusación en el que se pedía la presencia del Ministerio Público durante las declaraciones. Los familiares del fallecido aseguran que esa circunstancia les genera una “sensación de soledad”, sobre todo teniendo en cuenta que lo que se está investigando es la presunta comisión de “delitos muy graves”.

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