'Los tortuga', la película rodada en Jaén que refleja la inmigración: "La vida rural está en un ocaso"
Cultura
La directora catalana con raíces jiennenses, Belén Funes, grabó en diferentes localizaciones de la provincia en un retrato sobre el duelo, la precariedad y el desarraigo
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Con una maleta a cuestas y todo lo que puede caber en ella de años de vida, así salían de Jaén muchas personas para buscar una mejor vida, especialmente hacia Cataluña y País Vasco, sin un billete de vuelta. Eran conocidos en Andalucía como ‘los tortuga’ y ese es el nombre de la última película de la catalana, con raíces jiennenses, Belén Funes.
"Queríamos poner de manifiesto y de relieve que existía este concepto, que es muy desconocido, pero nosotros lo que queríamos era también un poco reivindicarlo desde el título de la película. Luego porque de alguna forma esa imagen, de ese animal siempre me parece que era una imagen bonita para hablar de los procesos de migración”, explica su directora a Jaén Hoy.
Grabada entre Barcelona y Jaén, este largometraje es un retrato de la precariedad, el problema de la vivienda, el duelo y por supuesto, la migración y el desarraigo que una de las protagonistas (Anabel) siente en su ciudad, puesto que tanto su madre (Delia), como su padre (Julián, de Jaén) son migrantes. “Me parecía que eran cosas que podían estar interconectadas porque yo quería hacer una película sobre el duelo, pero también llegué a la conclusión de que el duelo siempre es distinto en función de tu situación económica o tu situación de estabilidad. Decidí hacerlo a la vez porque creo que van unidas”, explica la directora, ganadora de un Goya.
Aunque no es ni de lejos una película autobiográfica, Belén Funes sí que tiene mucho que ver con el personaje de Anabel. Su padre y parte de su familia son de un pequeño pueblecito de la provincia, La Higuera. Allí vivió los mejores veranos de su vida con sus primos y le sirvió también de punta de partida para el filme. Desentraña de la forma más auténtica una escena cotidiana en el territorio como la de una familia que se dedica a recoger aceituna en el campo de olivos en Jaén y donde cada uno de sus miembros participa, para lo que será su sustento económico. Así comienza una película con muchas capas y que proyecta un relato de vida sobre la forma en que el contexto, la muerte, la relación madre e hija y la falta de dinero, moldean el camino de una persona.
“Cualquier escritura de cualquier peli lo que intentamos es documentarnos, intentamos conocer a personas que hayan atravesado situaciones como similares para que nos puedan contar un poco cómo es la vivencia de las cosas en primera persona, que lo que me parece importante en el cine, que cuando estás viendo una historia, esa historia llegue de una forma genuina, sin clichés y sobre todo contada con la fuerza que tiene cuando alguien te cuenta algo en primera persona”, cuenta la directora.
Además de, por su especial conexión con la provincia, escoge Jaén porque, explica, todavía está muy infra representado en el cine. “Normalmente, cuando pensamos en Andalucía siempre se piensa en Sevilla. Entonces a mí lo que me hacía gracia era poder hacerlas en un lugar que no se hubiera representado tanto en el cine, pero que yo sabía que tenía una potencia visual, porque en el caso de Jaén es un territorio con una potencia visual muy fuerte, por su propia situación y luego también hay esto de los mares de olivos que es muy único”.
La película se rodó entre Santa Elena, su pueblo, La Higuera, en Torredonjimeno y Linares. Algo que le ayudó a ampliar el contexto que vive ahora mismo la provincia. La situación en la que se encuentran los olivos, el campo, y el mundo rural en general o en qué precariedad vive la gente que se dedica a la agricultura.
“Creo que nosotros como sociedad también estamos fallando mucho en eso y en no entender que en el fondo, la agricultura, como su nombre indica, forma parte de la cultura de un país. Entonces lo que sí que pudimos comprobar mientras hacíamos esta película es que la vida rural está en un ocaso y en una caída libre bastante importante y que la mayoría del campo está siendo sustituido por las placas fotovoltaicas”, afirma. Algo que explica hacia dónde va, hacia dónde se dirige el mundo donde la tecnología siempre primará por encima de cualquier cosa que tenga que ver con la naturaleza o con los ecosistemas.
Además, la directora quiso que en el rodaje de la película hubiese caras jiennenses, por lo que antes del rodaje realizó un casting por los municipios de la provincia, una experiencia que superó sus expectativas e hizo que todo el mundo se volcara. "Fue una experiencia muy divertida. La gente nos ayudó mucho y si no era viniendo al casting, era intentando encontrar a las niñas, que los castings llegaran a la gente. que la gente se enterara y luego la administración también nos ayudó mucho dejándonos salas para hacer los castings, se volcó mucho todo el mundo aunque no fuera presentándose a hacer la prueba, pero sí como intentando que aquello llegara a buen puerto", expresa.
Volver a su pueblo para rodar una película, que ya recoge múltiples reconocimientos, fue como volver a su infancia y sentir de cerca a su familia rindiendo una especie de homenaje. Es la única de la familia que se dedica al cine y hacer una película aquí para Belén Funes es un acontecimiento familiar. "Para mi familia fue muy importante porque para ellos es muy chulo que yo me dedique al cine, entonces de repente ir a rodar una peli allí me ilusiona a también. Y sobre todo me parece que es un lugar que está todavía por explorar nivel cinematográfico", cuenta.
La película deja también un mensaje de romantizar el pueblo y de la falsa narrativa de que siempre será el mejor lugar al que vivir mostrando de forma cercana la precariedad y lo complicado que es ganarse la vida trabajando el campo-"Formando parte del sector de la agricultura también entiendes que en el fondo esta romantización puede ser un poco infantil porque es un lugar donde dependes de muchas cosas tan impredecible como la meteorología", explica la directora. El largometraje ha recibido sus últimos reconocimientos en el Festival de Málaga 2025: Premio Especial del Jurado, Mejor Dirección, Mejor Guion y el 23 de mayo se estrena en los cines.
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