La Legión emociona a la ciudad de Jaén por Semana Santa

Semana Santa

El ‘Novio de la Muerte’ volvió a resonar en las calles de la capital del Santo Reino

A Dios, perdón, y un hálito de Esperanza para los cautivos

La Legión canta el 'Novio de la muerte' en Jaén
La Legión canta el 'Novio de la muerte' en Jaén / Jesús Mudarra

Jaén/Cientos de personas en la plaza de Santa María de Jaén y no se oye una mosca entre el público. El protagonismo sonoro es exclusivo para el redoblar de sus tambores y el sonido de sus botas atronando contra el granito, con un ritmo frenético de 160 pasos por minutos. Es sobrecogedor el efecto y el respeto que la Legión provoca entre las masas que aguardan a los pies de la Catedral de la Asunción a que el Cristo de la Buena Muerte se reencuentre con tan especiales guardianes.

Las autoridades políticas, militares y eclesiásticas de Jaén reciben al segundo tercio Duque de Alba, llegado desde Ceuta. Tras el saludo institucional, las decenas de soldados se convierten en orgullosas estatuas impasibles ante el viento que azota e hiela, constante, a los jiennenses que se refugian en prendas más propias del invierno.

La temperatura no parece ir con estos soldados que en manga corta, y con el mentón paralelo al suelo, permanecen impertérritos al frío o a la tensión que se masca tras ellos. Y es que también son los legionarios testigos de cómo la picaresca es capaz de afear ambientes que se imaginan impolutos. Unas vallas delimitan la zona para el público pero alrededor de 30 personas aprovechan uno de los huecos para ubicarse fuera de ellas, tapando a los que, con mucha más antelación, habían guardado su sitio cumpliendo las normas. La sensación es de que uno solo de los miembros de la Legión basta para hacer justicia, pero no les está permitido moverse, hoy son escolta.

Ni más ni menos que de una hermandad de la que el segundo tercio Duque de Alba es gobernador honorífico. Y aunque sea afea algo la tarde con el paso de los minutos la decisión es la de salir a la calle, no sin el debate entre el público de si es un gesto valiente o si uno irresponsable, dadas las escenas vistas el Martes Santo, con pasos envasados al vacío para evitar que las imágenes se mojasen o con otras empapadas ante la ausencia de plásticos y de sentido común en las juntas de gobierno.

Por suerte, no es el caso, el tiempo les acaba dando la razón a las tres hermandades que deciden salir a la calle este Miércoles Santo. Algo que no se sabe cuando llega el momento aguardado por los congregados en la plaza de Santa María. Con el trono del Cristo de la Buena Muerte ya habiendo superado la escalinata principal, los legionarios vuelven a ponerse firmes y de sus gargantas emana uno de los himnos de este país, una de esas canciones capaces de sobrecoger hasta el corazón más gélido.

El ‘Novio de la muerte’ es una canción de compromiso que va más allá de la vida, el resumen del sentir de una unidad militar como pocas en el mundo, con una personalidad propia que da un valor especial a cada evento no bélico en la que participa. Los vítores que suceden al fin de la canción están a la altura y, tras el aplauso, desfilan un año más los legionarios del segundo tercio Duque de Alba por las calles de Jaén, seguidos del Descendido y la Virgen de la Angustias.

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