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Jaén/El último ‘regalo’ de Juan Eslava Galán a su terruño ya es plenamente oficial. A finales de noviembre, el escritor presentó en Arjona la reedición de su novela La lápida templaria, un éxito de ventas editado por primera vez por Planeta en 1996. Bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox, el arjonero narró una historia trepidante de intriga y acción en torno a la búsqueda de la lápida que da nombre a la obra y que, en teoría, contiene, según resume el propio autor en la novela, “la fórmula geométrica del Nombre de Dios […], la fórmula primordial de la materia, una fórmula a partir de la cual se puede deducir la ordenación del mundo”. El llamado Shem Shemaforash que, de acuerdo al mito, figuraba en la Mesa de Salomón guardada en el Templo de Jerusalén hasta el saqueo de las tropas romanas de Tito en el año 70. Ahora, una vez expirado el contrato que unía a Eslava Galán con el prestigioso sello editorial, el escritor ha decidido que la obra renazca bajo el patrocinio del Ayuntamiento de Arjona. Como gran novedad, incorpora una guía turística que resalta las bondades del patrimonio histórico y cultural del municipio. La tirada de la nueva edición consta de 1.000 ejemplares, que se pueden adquirir en la Oficina de Turismo de Arjona. El pleno del Ayuntamiento aprobó, el 18 de diciembre, que la obra se venda a un precio público de 10 euros, y el acuerdo se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Jaén de este lunes.
“Existe una misteriosa lápida templaria que oculta la clave cifrada del dominio del mundo. En su búsqueda, rivalizan una reservada logia masónica, los servicios secretos vaticanos, una extraña secta judía y el servicio secreto israelí, el mossad. En estas páginas transitan mafiosos, tropas de élite, un extravagante narcotraficante colombiano, un banquero suizo, un elegante cardenal de la curia romana, dos asesinos a sueldo, una atractiva archivera, antigua hippy alcohólica, y un ex agente del KGB que alquila sus servicios al mundo capitalista. Todos estos elementos arrebatan al lector en una acción trepidante hasta conducirlo al sorprendente e inesperado final”.
Es la sinopsis de La lápida templaria que puede leerse en la página web de Juan Eslava Galán, cuyo nombre sí que figura como autor de la novela en la reedición del Ayuntamiento de Arjona. Ha contado en varias ocasiones el escritor que, para publicar esta obra, decidió firmarla con seudónimo por miedo a decepcionar a sus lectores por el tono policiaco, quizás más comercial, de la novela, cuando el autor ya gozaba de una reputación literaria avalada, desde hacía casi una década, por el Premio Planeta que ganó con En busca del unicornio.
Su alter ego, al que bautizó como Nicholas Wilcox, tenía incluso su propia biografía, que aparece en una de las solapas de las primeras ediciones de La lápida templaria: “(Lagos, 1958). Es graduado en Historia por la Universidad de Oxford. Ha viajado por todo el mundo, primero como reportero free lance y después como productor de la BBC, y ha residido sucesivamente en Buenos Aires, Marsella, El Cairo, Madrid y Florencia. En la actualidad se dedica exclusivamente a la escritura. Desde que enviudó ha establecido su residencia en un viejo molino rehabilitado del río Wye, en las montañas de Gales, donde vive con un perro y un gato. Gran admirador de España, pasa temporadas en la sierra de Cazorla, Jaén, dedicado a observar pájaros. Es miembro de la Royal Ornithological Society”. Eslava Galán aseguró durante años que él era el traductor de Wilcox, aunque, finalmente, decidió matarlo, comido por la envidia de su éxito, según ha revelado el propio escritor arjonero en más de una entrevista.
El éxito de la obra ha sido, desde su primera publicación, un alto reclamo turístico de Arjona, entre otras cosas, porque la famosa lápida templaria existe. Según se explica en el blog Portal Arjonero, en 1956, durante unas obras de restauración de la Iglesia de San Juan de Arjona, un trabajador encontró una extraña lápida de mármol de Carrara en el frontal del altar. Era extraña porque en su superficie tenía grabada una serie de figuras geométricas como círculos concéntricos, líneas y una estrella de doce puntas. El obrero se la quedó, aunque acabó en el almacén de un anticuario de Granada. En 1981, un joven Juan Eslava Galán dio con la pieza, la compró y la donó a su pueblo. Actualmente, la lápida está empotrada en el muro derecho bajo el plano inclinado del segundo tramo de escaleras del Ayuntamiento de Arjona.
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