Jabalcuz, un volcán dormido, y la verdadera razón de sus aguas termales

NATURALEZA

El profesor de estratigrafía de la Universidad de Jaén, Luis Miguel Nieto, explica el origen de las aguas termales de este entorno y su profusa actividad

El pasado volcánico de la provincia jiennense puede observarse hoy en algunos de los restos de materiales que afloran en la superficie

El legado árabe y los cinco baños que permanecen ocultos bajo el subsuelo de Jaén

Aspecto de Jabalcuz en un día nevado. / José Bueno

No hay fundamentos para verificar el origen de su nombre: algunos estudiosos apuntan a una evolución del árabe "monte de la jarra", mientras que otros sitúan el topónimo en "monte del costo", por la clara abundancia de esta variedad vegetal en el entorno. De una u otra manera, esta imponente elevación constituye uno de los símbolos naturales más reconocibles para los jiennenses, incluso visible desde un gran número de municipios. Su pico, situado en los 1.614 metros sobre el nivel del mar, es además uno de los lugares más altos de nuestra provincia junto con Pico Mágina y sus 2.165 metros.

Su silueta recortada en el horizonte ha propiciado a lo largo del tiempo infinidad de leyendas, algunas de ellas tan asimiladas en el imaginario colectivo que aún hay quien se niega a aceptar otra realidad. Quizá por su forma algo más cónica, o seguramente por la fama de sus abundantes aguas termales, muchos han relacionado a este monte de piedra caliza con un supuesto volcán dormido.

La razón de su verdadero origen, de la mano de un experto en geología, no deja espacio para la duda. "Esas aguas no están relacionadas con ningún volcán, sino con el hecho de que cuando llueve, como Jabalcuz es una mole de material carbonatado, tiene fisuras y el agua que llueve se cuela", explica Luis Miguel Nieto, profesor en el área de Estratigrafía de la Universidad de Jaén.

Otoño de principios del siglo XX en las Termas de Jabalcuz. / Instituto de Estudios Jiennenses

Las termas de Jabalcuz han sido durante mucho tiempo un atractivo para la zona por la abundancia y la temperatura de sus aguas. "En la base del monte hay una capa de materiales impermeables, estamos hablando de varios cientos de metros en su corteza, pero el agua que llueve se filtra y comienza a bajar", añade. De acuerdo con un principio básico, este experto en la materia señala el hecho de que conforme avanzamos en la corteza terrestre y alcanzamos mayor profundidad, la temperatura es mucho mayor.

Entonces, si la lluvia se filtra a través de las grietas del suelo... ¿cómo vuelve a salir ya caliente? "Esa agua que va percolando se calienta y llega hasta el límite impermeable, pero como no puede seguir hacia abajo comienza a conducir por esas fallas hasta ascender con mucha velocidad a la superficie, con tanta que no se enfría". Es en este punto donde entra en juego el conocido balneario que se abastecía de este fenómeno natural. "Por esta razón llega a la base de Jabalcuz: por ese ascenso de aguas calentadas a causa del gradiente geotérmico".

Pero, ¿hay realmente un pasado volcanico?

En medio de un mar de olivos, en una provincia con cuatro parques naturales y con una extensión de 15.000 kilómetros cuadrados es normal preguntarse si alguna vez la lava recorrió la superficie que hoy pisamos. Al respecto, Nieto subraya lo evidente: "Rocas volcánicas hay, pero no están relacionadas con el concepto que la gente puede tener de vulcanismo". A la imagen habitual que nos viene de un volcán en erupción, seguramente fruto de la ficción, "lo más parecido no es comparable con la imagen que tenemos del Teide", apunta.

Según este profesor de la UJA existen infinidad de materiales relacionados con el Mesozoico, es decir, que se formaron hace varios cientos de millones de años en un contexto marino. "Esas rocas están metidas dentro de rocas sedimentarias de origen marino". Hablamos por tanto de la época de los dinosaurios y en un contexto en el que la península ibérica apenas es un reflejo de lo que hoy se observa en los mapas. "Muy cerquita de Huelma tenemos un afloramiento muy bonito de rocas de este tipo: los basaltos". Estas estructuras típicas de fondos marinos tienen una forma peculiar que les otorga su nombre: "Las llamamos pillow lavas".

Muestra de basaltos en los términos municipales de Huelma y Cabra del Santo Cristo. / Angel Basé

Si retrocedemos aún más en el tiempo, hacia el comienzo del Mesozoico, Nieto asegura que también encontramos rocas subvolcánicas, cuyo origen tiene un matiz: "se formaron muy cerca de la superficie terrestre, pero no en ella". Este tipo de material ígneo, formado en el Triásico, se denomina ofitas. "Cerca de Jaén, en la cantera que hay pasada La Cerradura hacia Granada, explotan este material, aunque hay más afloramientos en la parte sur de la provincia, hacia la cordillera Bética". Sin embargo, por mucho que podamos imaginar su aspecto, Luis Miguel aclara que estos ejemplos "no son al estilo de lo que encontramos en las Canarias".

Teniendo clara esta cuestión nos toca mirar hacia Jabalcuz con otros ojos e imaginar estas tierras pobladas hoy de millones de olivos en un momento en el que el propio fondo marino alcanzaba el suelo que pisamos. Sobre el magma... quizá los jiennenses hasta agradezcan no sumar más calor a este rincón después de todo.

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