La investigación de un crimen en un pueblo de Jaén toca a su fin

El único detenido por el presunto asesinato y violación de una mujer de 74 años de Sabiote en mayo de 2024 aguarda en la cárcel la acusación de la Fiscalía, a la espera de que el Juzgado de Instrucción número 2 de Úbeda reciba informe biológico para cerrar la instrucción

El presunto asesino de Sabiote asfixió a Carmen con una bolsa y alardeó del robo en un club

Juzgados de Úbeda.
Juzgados de Úbeda.

Ginés R. M., de 40 años, cuenta las semanas para conocer la acusación formal que presentará contra él la Fiscalía. Lleva en la cárcel desde mayo de 2024 por orden del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Úbeda. Es el único investigado por la muerte violenta de Carmen Pérez, una vecina de Sabiote de 74 años muy querida en el pueblo. La Guardia Civil encontró el cadáver de la mujer con signos de violencia en su propia casa. Vivía sola. Un cúmulo de pistas condujo a los agentes hasta Ginés horas más tarde. Entre otras evidencias, había una huella del individuo en el retrovisor central del coche de Carmen. Es una prueba clave porque, según destacó la jueza en su auto de ingreso en prisión provisional al que tuvo acceso en su momento Jaén Hoy, sitúa a Ginés “no sólo en el coche, sino en el interior de la vivienda, donde obtuvo las llaves del coche”. Se le empezó a investigar por tres delitos: uno de asesinato con alevosía y contra la libertad sexual, otro de violación y otro de robo con violencia. Según las fuentes del caso consultadas por este periódico, la instrucción está cerca de concluir. Será, previsiblemente, a finales de este año o a primeros del que viene cuando se celebre la vista en la que se le comunicará al detenido de qué le acusa el Ministerio Público y a qué castigo penal se enfrenta. No se descarta la prisión permanente revisable. Todo está a la espera de un último informe biológico del Instituto de Medicina Legal de Sevilla.

La escena del crimen

El 7 de mayo de 2024, por la noche, los familiares de Carmen decidieron llamar a la Guardia Civil. A ellos y a sus vecinos les parecía muy raro no haberla visto durante todo el día. Varios agentes del Instituto Armado acudieron a su casa en torno a la medianoche. Las persianas estaban bajadas. Llevaban así todo el día. Como nadie les abría la puerta, los guardias civiles terminaron entrando por sus propios medios. Se encontraron el cadáver de Carmen en el suelo. Tenía restos de lejía, igual que varias partes de la vivienda. Cerca de la víctima había una bolsa llena de sangre y cenizas de un cigarro. Era evidente que había habido alguien más en la casa porque la anciana no fumaba. Su familia echó en falta varias cosas: 600 euros en efectivo que Carmen había sacado del cajero hacía unos días, la única copia de la llave de su coche -que siempre estaba en un casillero junto a la entrada-, el propio coche, unos grilletes y las sábanas de la cama.

Los testigos

Hubo dos vecinos que situaron a Ginés cerca de la casa de Carmen la noche previa al hallazgo de su cadáver. El primero declaró ante la Guardia Civil que el tipo llevaba un macuto grande y lo soltó entre un árbol y tres contenedores de basura. El segundo explicó que el individuo se encontraba por la misma zona en torno a las nueve de la noche. Por su parte, varias personas aseguraron que, aquella misma noche, Ginés llegó con un coche blanco pequeño a un club de alterne de Úbeda. Llevaba la ropa rota y tenía una herida en la frente por la que sangraba. Estos testigos indicaron que el investigado sacó en el local una plancha de asar y tres botellas de aceite, a una de las cuales le faltaba el tapón. También cogió unos grilletes de un macuto. Ginés llegó a confesarle a una de estas personas que había robado el coche blanco. El tipo también le enseñó un collar, joyas y una pistola simulada, y le prometió que le iba a dar 100 euros. Finalmente, pidió “que le prepararan tres chicas, que les iba a dar 300 euros a cada una”. No llegó a hacerlo. Las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del club sirvieron para dar crédito a estos testimonios: en el vídeo se aprecia a Ginés llegando al local en un vehículo “de la misma marca, modelo y color y las mismas características que el de la víctima”, según destacó la jueza. Además, los familiares de Carmen identificaron la plancha y confirmaron que las garrafas de aceite eran de la misma marca que compraba la anciana.

La herida en la frente

El detalle de la herida sangrante en la cabeza con la que Ginés llegó al club de alterne es importante porque conecta varios testimonios. Uno de los vecinos que lo había visto esa misma noche cerca de la casa de la víctima declaró que coincidió con él y con otras personas al día siguiente. Le llamaron la atención dos cosas: la primera, que Ginés tenía una cicatriz en la frente; la segunda, que el tipo empezó a consumir droga y a invitar al resto, algo raro porque, normalmente, no tenía ni un duro. En el informe de la exploración forense tras la detención figura esa herida de la frente, aparte de otras.

La ropa y la mancha de lejía

Los padres de Ginés entregaron a la Guardia Civil la ropa que había llevado su hijo la noche del crimen. Esas prendas, de la marca Fila, coinciden con las que llevaba la persona a la que las cámaras del club de alterne grabaron llegando al local en un coche idéntico al de Carmen. En el atestado de la Guardia Civil se destaca que los calcetines “se encuentran decolorados en la parte de la planta” y que en el pantalón “hay unas manchas que pudieran corresponderse con lejía”. Los padres del detenido también facilitaron a los agentes un macuto cuya descripción se corresponde con el que los testigos del club dijeron que llevaba Ginés y del que sacó varios de los objetos que faltaban en la casa de Carmen.

El coche

Las cámaras de seguridad del club grabaron a Ginés llegando en un coche como el de Carmen, los testigos del local también lo vieron y el propio investigado le dijo a uno de ellos que había robado el vehículo. Pero eso no es todo. Dentro del coche se encontraron joyas, un arma simulada, una sábana, un tapón de plástico “compatible con la garrafa sin tapón que, según testigos y las cámaras, dejó el investigado en el club”, y restos de ceniza. La familia de Carmen reconoció que las joyas eran de la víctima. Pero es que los agentes también hallaron otro detalle clave, imprescindible en este caso: una huella en el espejo retrovisor central del interior que se correspondía con la de Ginés.

La huella en el coche

Esa evidencia es la llave maestra, la pieza que permite armar todo el puzle relacionando el resto de los indicios. La magistrada del juzgado ubetense lo tuvo claro en mayo de 2024: la huella demuestra que Ginés condujo el vehículo, “lo cual lo sitúa no sólo en el coche, sino en el interior de la vivienda, donde obtuvo las llaves”. En su auto de ingreso en prisión provisional reconstruyó los hechos con la información que se tenía entonces: Ginés se coló en la casa de Carmen en plena noche -estaba acostumbrado a entrar en casas ajenas y, de hecho, tiene un largo historial delictivo-, le puso a la mujer una bolsa en la cabeza para que no pudiera defenderse, “la agredió de forma reiterada”, la golpeó “violentamente” en la cabeza, la violó “con violencia y agresiones”, y la mató por asfixia, todo ello “con desprecio a la integridad física, sexual y la vida de la víctima”. Luego se llevó de la vivienda 600 euros en efectivo, joyas, una plancha de asar, unos grilletes, garrafas de aceite y una sábana. A continuación roció con lejía el cadáver y las habitaciones en las que había estado para intentar borrar huellas. Finalmente, cogió las llaves del coche de Carmen, cuya única copia estaba colgada en un casillero a la entrada del domicilio, y condujo hasta el club de alterne de Úbeda. Pero cabe recordar que la investigación apenas había empezado por entonces. Un año y medio después, la fase de instrucción está cerca de concluir, quizás con nuevas conclusiones.

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