La Pesquisidora
Teresa Viedma
Estado de necesidad
Provincia
A veces, en el horror de la guerra, hay "un respiro de esperanza" gracias a personas como el jiennense Antonio Funes. Un guardia civil enraizado a Orcera y un hombre de profunda fe que ha conseguido traer a 45 niños del conflicto de Ucrania por unas semanas a Jaén. "Sus monitores nos llegaron a decir: 'hemos vuelto a ver la sonrisa que tenían los niños antes de la guerra'. Ese era el objetivo", expresa Funes a este periódico desde Segura de la Sierra entre el alboroto de los pequeños.
Sólo unas semanas antes muchos de ellos estaban a miles de kilómetros corriendo por el sonido de las alarmas hacia el rufugio antiaéreo porque la invasión en el país ucraniano dura ya más de dos años. Fue entonces cuando este guardia civil, natural de Cazalilla, emprendió un viaje con su coche, movido por el deseo de ayudar, y pudo traer a varias familias ucranianas a Jaén.
La generosidad de Funes no se quedó ahí y este año consiguió mover "a un ejército de corazones", como a él le gusta llamarlo, implicando a muchos pueblos de la provincia y jiennenses que se volcaron en cuanto conocieron el proyecto. "Un respiro de esperanza" es el lema de un campamento de verano para 45 niños de entre 3 y 17 años procedentes de un orfanato en Dowbysz y de un colegio en Kulikowka, para escapar durante el mes agosto de un entorno hostil.
Todos ellos han tenido que ver como le robaban su infancia, su rutina y especialmente como les arrancaban a sus familiares de sus vidas. Muchos de ellos, explica Antonio, no tienen familia, algunos han perdido a su padre en la guerra u otros vienen de familias desestructuradas o con trastornos. "Una de las niñas que hay aquí con 16 años, hace tres o cuatro días, le dijeron que su padre estaba en la guerra, pisó una mina antipersona y se encuentra muy grave", cuenta el jiennense.
Este "respiro de esperanza" surge a raíz de Radio María, donde Antonio es voluntario. "Tienen un programa que está dedicado a los niños y todos los años intentan contactar con un orfanato de lugares de guerra como Siria o ahora Ucrania para enviar felicitaciones por Navidad. Entonces, Laura Félix Paloma que es la directora del programa, se puso en contacto con la directora del orfanato de Dowbys y les propusieron organizar un campamento de verano para sacar a los niños de allí, ya que psicológicamente estaban muy afectados. Me pareció una idea bonita y nos pusimos en marcha", explica.
A partir de ahí, Funes contactó con el Ayuntamiento de Orcera para realizar la petición formal y el Consistorio se volcó. Al organismo se sumaron los municipios de Segura de la Sierra, Hornos, Úbeda, Benatae, Cazalilla, Castillo de Locubín y muchos otros pueblos que han estado visitando y disfrutando desde que llegaron el 1 de agosto a España. Además de miles de jiennenses, que han aportado su granito de arena, incluso personas de otros países o el actor Santi Rodríguez.
"Por eso quería llevarlos también a muchos lugares, porque a la gente le gusta ponerle nombre y apellido a su esfuerzo, y cuando yo lo llevaba, decía, mira ahí están tu 20 euros, ahí están tu 50 euros, en esa sonrisa que has visto en el niño está el esfuerzo que has hecho por este proyecto y eso es clave también", expresa el jiennense.
"Se lo están pasando fenomenal y como estamos en feria además por la noche bajamos y se montan en los cacharricos. Con lo que he dicho antes se resume todo, hemos vuelto a ver la sonrisa que tenían antes de la guerra y eso lo dice todo", cuenta Funes.
Tras pasar unos días en el Rincón de la Victoria y los pueblos de Jaén, el día 21 partirán a Madrid donde pasarán su último día Parque de la Warner. "Será un día triste, pero al mismo tiempo alegre de ver toda la ilusión que se lleva en su corazón y la que nos dejan a nosotros".
Antonio quiere concluir este proyecto comprando una furgoneta para el orfanato para cuando necesiten llevar a los pequeños al hospital, hacer algún trayecto o la compra ya que por la pobreza que sufren no se lo pueden permitir. "Cuando fui a recogerlos pude hacer una noche y dormir y era impactante verlo, no tenían luz eléctrica. La casa en la que me acogieron, la puerta y la cochera parecían un colador de los impactos de bala. De hecho, como detalle que lo resume, cuando estuvimos en la playa, empezaron a lanzar cohetes. Y los niños empezaron a correr de un sitio para otro, mirando al cielo hasta que ya se lo explicamos", relata el jiennense.
Hay días que la alarma puede sonar hasta 15 veces por lo que tienen que pasar el día completo en el búnker, allí se llevan sus deberes y estudian dentro de él. Por ello, la labor de Antonio y la provincia de Jaén se ha convertido en un espacio donde sonreír y respirar. "Ojalá no haga falta el año que viene realizar un proyecto como este porque todo haya acabado", cuenta.
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