La guerra eterna entre Úbeda y Baeza por el ochío: un producto tan dulce como salado

GASTRONOMÍA

Histórica batalla por el lugar origen de este bollo de pan muy popular en la comarca de La Loma, aunque también se plantea como una opción dulce en Jaén

¿Qué son los ochíos y cómo se comen?

Ilustración con las dos versiones existentes del producto. / La Neilo Ilustración

Jaén/Debe su nombre al ser creado con la octava parte de la masa de un pan, pero lejos de las matemáticas, este bollo digno de ostentar el título de patrimonio jiennense debate su lugar de nacimiento con cada bocado. Ni la de las Navas de Tolosa ni la de Bailén podrían equipararse a la batalla que encarnan ubetenses y baezanos desde hace décadas por definirse como auténtica cuna de esta peculiar receta. Eso sí: lo más curioso es que los ochíos pueden encontrarse en otros muchos rincones de la provincia.

Es probable que el primer prototipo del ochío se elaborase en la cocina monacal, pues las monjas elaboraban este producto con miel vieja y anís principalmente. Sin embargo, con el paso del tiempo, la receta original se fue aderezando con una mezcla de pimentón dulce y aceite de oliva virgen extra: una versión salada que es fácil de degustar en la romería de la Virgen de Guadalupe, en la localidad ubetense, o la de la Yedra, en Baeza.

La influencer Desirée Lara, de Úbeda, bromeaba sobre esta particular rencilla y compartía hace un año en TikTok un vídeo acerca de la historia de este conocido manjar. Lo cierto es que su dominio se extiende en gran parte de la comarca de La Loma, pues es habitual encontrar este tipo de ochíos en otros municipios cercanos como Torreperogil o Sabiote. Rellenos de morcilla, bacalao o toda clase de embutidos, estos jiennenses abren un amplio abanico de posibilidades a la hora de consumirlo.

Por otro lado, de acuerdo con su origen en los antiguos monasterios y conventos, la versión del ochío dulce pervive con igual fuerza dentro y fuera de sus fronteras. En Jaén, por ejemplo, hay una presencia importante de este dulce con azúcar por encima durante la Pascua de la Resurrección. Sea cualquiera de las dos ciudades Patrimonio de la Humanidad su verdadero origen, es evidente que su expansión logró alcanzar en algún momento del pasado la capital jiennense.

De momento, el eterno conflicto no logra dar con un argumento claro con el que rebatir a una u otra población. Quizá lo más sencillo sea ceñirse a la degustación y dejarse llevar por su sabor. Lo de averiguar dónde surgió exactamente el primer ochío más vale dejarlo a los historiadores mientras tanto...

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