Un grupo de investigadores halla un conocido parásito intestinal en un cuerpo del yacimiento de Los Pilares, en Martos

HISTORIA

Esta lombriz milenaria habitó el organismo de una mujer hace 5.500 años según los análisis realizados por las universidades de Granada, Évora (Portugal) y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social

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Restos de la joven que poseía este parásito.
Restos de la joven que poseía este parásito. / Universidad de Granada

Martos/Resulta de lo más inquietante imaginar cómo debieron de subsistir los primeros humanos miles de años atrás. Aquel remoto pasado que nos traslada hasta el Neolítico debió de asentar las bases para constituir la civilización que hoy mantenemos: desde la forma de alimentarse hasta la manera de relacionarse. Incluso, en ambas causas encontramos un efecto irremediable: ¿cómo y de qué morían principalmente nuestros primeros antepasados? Un estudio reciente llevada a cabo conjuntamente entre las universidades de Granada, Évora (Portugal) y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social ha demostrado que, después de todo, determinadas enfermedades ya asolaban la existencia de nuestra especie.

En esa evolución que propiciaba la instalación de los primeros asentamientos debieron de surgir algunas consecuencias determinantes para la salud. El paso de una vida nómada a una mucho más sedentaria supuso un cambio radical: "el hacinamiento, la domesticación de animales y la explotación intensiva de la tierra transformaron no solo la forma de vivir, sino también la de enfermar", señalan desde National Geographic.

Esta interesante investigación centrada en el yacimiento de Los Pilares, el entorno que rodea al Polideportivo de Martos, muestra evidencias arqueológicas de la que podría ser una lombriz milenaria. Para entenderlo mucho mejor, este grupo de investigadores han logrado hallar los restos de un parásito intestinal presente en el cuerpo de un individuo femenino entre los milenios IV y III anteriores a nuestra era, o lo que es lo mismo, hace cerca de 5.500 años.

Un mal que persiste

En realidad, se trata de un parásito ya conocido por la ciencia y que hoy en día sigue afectando a miles de personas en todo el mundo, si bien atiende a una historia evolutiva compleja y paralela a la de la propia humanidad. Esta lombriz intestinal, denominada como 'Ascaris lumbricoides', ha sido descubierta mediante la técnica microscópica realizada sobre unos sedimentos extraídos de la región pélvica de este esqueleto neolítico. "Esto permitió detectar los huevos fosilizados del parásito, que evidencian el primer caso documentado de infección por lombrices intestinales en la Península ibérica durante este período".

Esta especie de gusano intestinal capaz de alcanzar los 40 centímetros de longitud debe su existencia, sobre todo, a la transmisión continuada de parásitos que favoreció la domesticación de animales junto con el manejo de excrementos y la ingesta de aguas contaminadas. "Prospera en ambientes donde las condiciones higiénicas son limitadas, algo que encaja perfectamente con las características de las comunidades neolíticas", explican desde la revista científica.

Junto con esta evidencia, este estudio ha permitido analizar a su vez los rasgos antropólogicos del individuo infectado, del cual se deduce que habría padecido anemia y otras deficiencias que ayudan a reconstruir las condiciones de vida propias del enclave. "Se trata de un sujeto con una complexión muy grácil, sin apenas desarrollo muscular y con una talla de aproximadamente 1,53 metros", apunta el estudio. En este sentido, los restos microscópicos de vegetales y granos en el sedimento pélvico sugieren una alimentación basada en cereales, "lo que coincide con la transición a una economía agrícola".

Quizá lo más llamativo de este estudio sea precisamente la persistencia de este problema de salud aún en la actualidad, muy especialmente en aquellas regiones que cuentan con un sistema de saneamiento deficiente. Dentro del contexto cultural y social en el que tiene lugar este hallazgo en concreto, podemos ver a través de la parasitosis que estos primeros pobladores no son más que el esbozo de la humanidad de la que hoy formamos parte.

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