La ermita del Calvario y su relación con el antiguo Vía Crucis de Jaén: camino de cumplir 300 años de historia
PATRIMONIO
Este pequeño templo del siglo XVIII fue erigido por la Tercera Orden de San Francisco a las afueras de la ciudad y conserva un interesante catálogo de exvotos en su interior
El priorato de San Benito, otra joya patrimonial casi desaparecida en el centro de Jaén

Jaén/Su vetusta fachada se erige sobre la cima de una pequeña loma, casi en un homenaje imperecedero a su propio nombre. "Te me mueres de casta y de sencilla", que diría Miguel Hernández. Sin su pluma en nuestros días y con la epidemia social de la ignorancia, todo cuanto cabe en torno a este recoleto edificio se antoja frágil. Es un auténtico tesoro que aúna historia y religión, el origen mismo de la Vía Sacra que otrora cruzase el monte que hoy subyace bajo los nuevos urbanismos que conducen al camposanto. Es la ermita olvidada y, sin embargo, sobrevive en su desidia.
Su origen se remonta ni más ni menos que al siglo XVIII, momento en el que la Tercera Orden de San Francisco levanta un templo sobre la duodécima estación del Vía Crucis: 'Jesús muere en la Cruz'. Un calvario pétreo de tres cruces recibe al visitante en su interior en una estampa que bien podría pertenecer a centurias pasadas sin variar un ápice. "Es la única estación original que se conserva, marcada a los pies del Señor, junto con las estaciones número 1 y 5, en la mesa del altar", explica José Cañada. Este jiennense, junto con otros dos matrimonios, constituyen los 'Amigos de la Ermita del Calvario', una suerte de eremitas que se preocupan por el cuidado de la misma.
El camino original
"Hay mucha gente mayor que la visita por primera vez de camino al cementerio y recuerda haber venido alguna vez de pequeño", comenta. Puede que incluso algún testimonio centenario haya sido capaz de vislumbrar el rosario de cruces disgregadas colina abajo en un trazado que establece con toda probabilidad el primer Vía Crucis de Jaén. "Para localizar el principio de esta Vía Sacra habría que irse a la estación número 1, que estaba ubicada en la esquina con la avenida de Granada".
Desde este mismo lugar partía este viernes una comitiva para recrear la esencia de este ejercicio piadoso tan propio de la Cuaresma. "De las catorce cruces, sin contar las originales que se conservan, tan solo fue repuesta la número 4: 'Jesús se encuentra con su Madre'", apunta Cañada. Precisamente este hito fue colocado por el Ayuntamiento en la década de los 90 como consecuencia de las obras de adecuación realizadas en la zona. Seguramente a raíz de una crisis, señala, "nos consta que en los años 80 se dejó de realizar este tradicional Vía Crucis".
Un relicario silencioso
Al norte de La Salobreja y lindando con el cementerio de San Eufrasio, esta ermita sobrevive a merced del tiempo. Su planta de cruz griega en el presbiterio y la longitud de su nave principal cubierta por una bóveda de cañón evidencian la interesante factura del edificio. Incluso, la reja que precede al suelo sagrado, muestra los restos de un impresionante diseño con dos figuras labradas difícilmente identificables. A pesar de su tímida espadaña y su etiqueta de "monumento menor", hay quienes consideran este recinto "un diamante sin pulir".
La orden propietaria del inmueble, formada por la comunidad seglar a la que pertenece el propio José Cañada, desapareció de la capital jiennense en el año 2004. "Fue aproximadamente en el 2012 cuando el Obispado se hizo cargo de la ermita y la cedió a la parroquia de Belén y San Roque". Desde entonces, estos tres matrimonios responsables de su cuidado abren en contadas ocasiones. "Cuando voy a limpiar me encuentro cascarillas", comenta, para añadir que "estamos esperando alguna subvención que nos ayude a arreglar las grietas y otros daños".
Entre los múltiples tesoros que alberga esta capilla destaca un interesante catálogo de exvotos, entre 25 y 30 con fechas tan remotas como 1821. "Son generalmente cuadros que se ofrecían al Cristo como agradecimiento por curaciones u otras promesas". A esta particular pinacoteca mística se suma una dolorosa del siglo XVII procedente de la antigua ermita de San Félix de Cantalicio, además de otras piezas de imaginería.
Ese carisma franciscano que han heredado en sus títulos numerosas hermandades penitenciales de la ciudad tampoco ha servido para que ninguna cofradía centre su interés en esta sencilla ermita. Sobre si existe interés por recuperar su actividad, Cañada no tiene constancia alguna. Por lo pronto y según establece la inscripción de su muro lateral, el edificio cumplirá en 2026 sus tres siglos de historia. Quién sabe si este último Vía Crucis sirva para resucitar su huella.
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