Eduardo Strauch, superviviente de los Andes: "No tuve cargo de conciencia por comer carne humana"

SOCIEDAD

Conferencia en Jaén de uno de los 16 supervivientes del trágico accidente aéreo de los Andes, en 1972, autor del libro 'Desde el silencio: Cuarenta años después'

Tiroteo en la barriada de Los Arrayanes de Linares en una pelea de más de 40 personas

Eduardo Strauch, superviviente de la sociedad de la nieve, en la presentación de la película de Bayona. / EFE
María Tajadura/EFE

20 de septiembre 2024 - 10:01

Jaén/Eduardo Strauch, uno de los 16 supervivientes del trágico accidente aéreo de los Andes en 1972, autor del libro ‘Desde el silencio: Cuarenta años después’, ha animado a salir de la zona de confort para llegar al máximo potencial, la gran lección de esta experiencia de vida y muerte.

En una conferencia en el Teatro Infanta Leonor de Jaén, organizada por Attendis Talks, el arquitecto y pintor uruguayo ha narrado una historia que en los últimos años se está reviviendo gracias a ‘La sociedad de la nieve’, la película de Juan Antonio Bayona que recoge los testimonios de los 16 supervivientes del accidente.

“La película ha sido una auténtica explosión sobre todo para la gente joven de 12, 13 y 14 años que se ha apasionado por la historia, excelentemente contada por Bayona que transmite los verdaderos valores del ser humano, que quizás muchos de los chicos de hoy están muy perdidos y no son conscientes del potencial del ser humano que tienen” ha afirmado a EFE Strauch.

Las imágenes de la película, utilizadas para ilustrar la conferencia, trasladan al protagonista a los diferentes momentos vividos en la inhóspita montaña utilizando el silencio de forma magistral.

“Hay una escena que se repite en mi cabeza: cuando Numa y Domás suben en esas expediciones buscando alimentos y abrigos y tienen que pasar la noche, y no se murieron congelados porque el ser humano es increíble, y empiezan a salir de debajo de la nieve, en silencio absoluto, del volcán hacia el este. Es la imagen que más me gusta de la película.”

“El final de mi vida y el principio de una segunda vida más rica que la anterior”.

El alcalde Agustín González y Eduardo Strauch.

El accidente 

La historia comienza cuando un equipo de rugby uruguayo viajaba en el avión que los impactaría en la montaña, con 45 personas a bordo, de las que 13 murieron inmediatamente. “El avión empezó a sacudirse y estábamos viendo los picos más cerca y dije: este es el final de mi vida y, por suerte, el principio de una segunda vida mucho más rica que la anterior” .formando parte del equipo de los 16 supervivientes con los que conformaría la sociedad de la nieve.

El arquitecto relata, con lágrimas en los ojos recordando los duros momentos, que hubo que adaptarse rápidamente al frío, al hambre, a la incertidumbre, al desconcierto y ya en esos primeros minutos la mente empezó a enfocarse en lo que realmente era imprescindible para sobrevivir.

“Comenzó a surgir lo mejor de cada uno de nosotros, durante esos dos meses no hubo caretas, todos nos comportamos tal y como éramos”.

Ha subrayado que en la montaña encontró "el camino para una vida plena”. “La naturaleza me mostró un camino de silencio, de encontrarme conmigo mismo, esa introspección que es absolutamente necesaria para que uno serenamente se fije su objetivo y vaya en pos de él”.

La decisión mas horrible 

 Tras la noche más larga y más horrible de su vida adoptó la decisión que los mantendría vivos y que chocaba con la moral de muchos de ellos: alimentarse con carne humana.

“Al principio muchos se resistían, obviamente fue muy difícil tomar esa decisión, romper tabúes culturales, que yo hice muy rápido y enseguida me sentí con la satisfacción de haber vencido esos tabúes. Siempre estuve muy tranquilo, nunca tuve ningún cargo de conciencia, ni tuve ninguna pesadilla, es una maravilla lo que es la mente humana, también para esto.”

Pese a todo, hubo un consenso de que todos los cuerpos servirían para salvarse.

En los más de dos meses perdido en Los Andes aprendió valores como el liderazgo, la motivación, la perseverancia, el manejo del miedo, el trabajo en equipo, “Surgieron todos los valores del ser humano, y sobre todo hay que salir de la zona de confort para que surjan todas nuestras capacidades. Ser feliz es mucho más fácil de lo que creemos” subraya Eduardo Strauch.

Asegura que nunca se sintieron solos, siempre tuvieron la fuerza del equipo, a 4.000 metros de altitud, en el valle de las Lágrimas, “faltaba el oxígeno pero en la sociedad de la nieve se respiraba humanidad y esperanza.”

Un único motor: la familia  

Tiene claro que recordar a los seres queridos fue el verdadero motor para aguantar todas las vicisitudes, “todos las noches miraba la luna y lanzaba un mensaje a mi madre diciendo aquí estoy, voy a volver y curiosamente cuando abracé a mi madre en el reencuentro me dijo que sentía que volvería y así se lo hizo saber al resto de familiares.”

El rescate se produjo el 22 de diciembre, día en el que los supervivientes se reúnen, acompañados de sus hijos y nietos, para celebrar su segundo cumpleaños, “el principio de mi segunda vida".

Es difícil de transmitir la euforia que sentimos cuando sabíamos que venían a por nosotros. Cada 22 de diciembre nos reunimos y cada vez se incorporan más miembros de la familia. De 16 supervivientes a los casi 150 que ahora conformamos las familias, es la imagen de que la muerte se ha transformado en vida” concluye Strauch.

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