Sin rastro: siete desapariciones de jiennenses que aún carecen de respuesta
Investigaciones infructuosas
Los casos de Antonio Moreno, 'El Tostao'; Juan Carrillo, Jesús Muñoz y María Josefa Padilla, entre otros, se alargan en el tiempo sin esclarecimiento oficial
El Ministerio del Interior contabiliza 10 denuncias activas por desaparición en territorio jiennense a 31 de diciembre de 2022
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Un día estaban y, al siguiente, ya no. Son personas con nombre y apellidos, pero cuyo rostro quedó fosilizado hace tiempo en la fotografía de un cartel con una palabra escrita en letras mayúsculas que inquieta: desaparecido. Hay ocasiones en las que la ausencia es el fruto de una decisión personal, de la necesidad de dejarlo todo atrás y empezar de cero en otro sitio, una suerte de renacimiento o desintoxicación. Sobre otros casos, sin embargo, pesa una densa sombra de intereses infames. El factor mala fortuna tampoco cabe descartarlo de buenas a primeras. Pero, sean cuales sean las circunstancias, todas las investigaciones por personas desaparecidas comparten algo: el vacío genera un sinfín de preguntas difícilmente contestables y, la mayoría de las veces, dolorosas para quienes aún mantienen la esperanza de hallar luz donde no parece haberla.
En la provincia de Jaén hay 10 denuncias activas por desaparición, según los datos reflejados en la página web del Centro Nacional de Desaparecidos del Ministerio del Interior a 31 de diciembre de 2022, los últimos disponibles a la espera de contar con el informe anual de 2023. De esa decena de casos, nueve son voluntarios: cinco hombres -tres de ellos, menores de edad- y cuatro mujeres -tres de ellas también de menos de 18 años-. La última alerta de la lista, por un niño menor de edad, está sin catalogar. Interior no recoge en Jaén ningún caso de carácter involuntario o forzoso, es decir, ningún secuestro.
Desde que se denuncia una desaparición, y aunque a medida que pasa el tiempo los dispositivos de rastreo pierden intensidad y efectivos, la Guardia Civil y la Policía Nacional nunca dejan de buscar a alguien durante los diez años posteriores a las últimas noticias que se tienen de él o de ella. Ese es el plazo que se fija en el artículo 193 del Código Civil para dar oficialmente por muerto a una persona que ha permanecido todo ese largo tiempo en paradero desconocido. La lista de casos de esta índole sobre jiennenses es larga, pero, por distintos motivos, algunos aún siguen formando parte de la memoria colectiva de la provincia. He aquí un breve compendio.
Antonio Moreno Moreno, ‘El Tostao’ (55 años): 15-10-2006
Del violento y dilatado enfrentamiento entre los clanes de los Mallarines y los Pikikis hay poco que no se sepa, que no se haya contado y que no se haya escrito. Dos familias unidas por el odio que, a lo largo de los años, han ido retroalimentando su sed de venganza. El año 2006 fue clave en esa escalada de hostilidades. El 3 de febrero, en Linares, dos miembros de los Pikikis, Diego y Joaquín -padre e hijo, respectivamente-, dispararon en plena calle a Antonio Mallarín y lo mataron tras una discusión previa “por cagarse en sus muertos”. Se trató de un casus belli de manual. No en vano, ya se sabe lo que dicta la ley gitana, como la del talión: ojo por ojo, diente por diente. Por temor a represalias, numerosos miembros de los Pikikis buscaron refugio tanto en casas de otros familiares como fuera de Linares, principalmente en Úbeda. Antonio Moreno, ‘El Tostao’, hermano y tío de los dos autores materiales del crimen, huyó al Levante, pero regresó a Jaén meses después, precisamente a la ciudad de Los Cerros. Se sabe que el 15 de octubre de aquel 2006 estuvo en un local de alterne de Andújar. Tras esa noche, nadie volvió a verlo con vida. Días después, su familia acudió a la Comisaría de la Policía Nacional de Úbeda. Desde el primer momento se sospechó que la desaparición de ‘El Tostao’ no era tal, sino el cobro de la deuda de sangre pendiente por parte de los Mallarines. Sin embargo, nunca ha podido demostrarse.
Juan Carrillo Castro (52 años): 13-6-2013
La desaparición del linarense Juan Carrillo copó muchas portadas de la prensa provincial hace en torno a una década. Dueño de un puesto de telas y ropa en el mercadillo local, en junio de 2013 solía ir a comer a casa de sus padres, dado que su mujer había viajado a Madrid, donde vivían sus hijos, por motivos médicos. Pero uno de aquellos días, el 13, su plato se quedó sin tocar sobre la mesa. Como su teléfono estaba apagado, sus familiares decidieron entrar en su casa, donde no lo encontraron. Los parientes no tardaron en centrar sus sospechas en ‘El Perro’, apodo por el que se conocía a un vecino con el que Juan había tenido sus más y sus menos. Según afirmaban, este individuo había orquestado un plan para deshacerse de él y convenció a dos personas, Manuel F. M., ‘El Floristero’, y José S. F., ‘El Ganso’, para llevarlo a término.
En un clima de tensión en constante aumento, la Policía Nacional se puso manos a la obra para esclarecer un caso cuya investigación comenzó a ramificarse mucho más de lo previsto inicialmente. Hubo manifestaciones de seres queridos y amigos de Juan para pedir avances que no llegaban. Los agentes rastrearon las llamadas del teléfono del desaparecido, que lo situaron sobre las cuatro de la tarde del 13 de junio en Andújar, donde se le perdió la pista después de haber telefoneado a un amigo. Le pidió ayuda y le contó que le habían agredido antes de que se cortara la llamada. Se llegó a detener a hasta siete personas por su presunta implicación en la desaparición, pero fueron sólo dos, ‘El Floristero’ y ‘El Ganso’, los que se sentaron en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial en noviembre de 2017. La acusación particular, ejercida por la familia, sostuvo que ambos subieron a la fuerza a Juan a un coche hasta Andújar para hacerlo desaparecer, y pidió para ellos doce años de cárcel. La Fiscalía, sin embargo, solicitó su absolución por falta de pruebas. Este último fue, de hecho, el veredicto. En junio de 2023, Juan Carillo fue declarado oficialmente fallecido al haber transcurrido diez años desde que alguien mantuvo contacto con él por última vez. El misterio en torno a su desaparición aún sigue vivo.
Jesús Muñoz Armenteros (61 años): 28-5-2016
El calendario mostraba el 1 de junio de 2016 cuando la hija de Jesús Muñoz Armenteros, natural de Jaén capital y celador del Hospital Doctor Sagaz, El Neveral, marcó en el teléfono el número de la Policía Nacional para denunciar que llevaba varios días sin saber nada de su padre. Nadie lo había visto, de hecho, desde el 28 de mayo. Hacía poco tiempo que se había mudado, solo, a un piso y estaba de baja por depresión. De ahí que tanto su familia como sus compañeros de trabajo tardaran tanto en echarlo en falta. Como nadie más aparte de él tenía llaves de su nueva vivienda y Jesús no contestaba ni al teléfono ni a la puerta, los bomberos tuvieron que acceder al piso por el balcón. Dentro, no había ni rastro del celador. Numerosos agentes policiales comenzaron a buscarlo en las zonas rurales por las que se sabía que le gustaba pasear: el Cerro de Santa Catalina, La Imora, la Vía Verde y el propio Neveral. A los primeros efectivos se unieron posteriormente patrullas de la Guardia Civil y voluntarios, apoyados por un helicóptero. Se barajó la posibilidad de que hubiera sufrido un accidente durante uno de aquellos paseos, pero nunca se llegó a dar con él. Ocho años después, su alerta de búsqueda se mantiene activa tanto en la web del Centro Nacional de Desaparecidos como en el portal SOS Desaparecidos.
María Josefa Padilla (76 años): 3-9-2019
La de la familia de María Josefa Padilla es la historia de una búsqueda incansable, pero tristemente infructuosa. Esta mujer de 76 años y enferma de alzhéimer salió de su casa el 3 de septiembre de 2019, por la mañana, y no regresó. Residía en plena Sierra de Cazorla, en El Cortijuelo, aldea de Quesada próxima a Collejares y al río Guadiana Menor, que fue rastreado de arriba abajo durante semanas empleando los más diversos medios. La Guardia Civil no escatimó recursos en su amplio dispositivo de búsqueda, que se amplió a 10 kilómetros y en el que participaron el Grupo de Actividades Subacuáticas, el Seprona y la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic), a los que se sumaron helicópteros, profesionales del Plan Infoca y un nutrido grupo de voluntarios. No obstante, la orografía y la frondosa vegetación de ribera dificultaron la tarea en grado sumo. Aunque no se ha llegado a dar con María Josefa, su familia y sus vecinos aún siguen concentrándose en las calles del pueblo para recordarla.
Diego Morales González (46 años): 23-6-2021
Cuando Ilda Morales denunció la desaparición de su padre, Diego, este ya llevaba más de un mes en paradero desconocido. Ni nadie lo había vuelto a ver en Cambil desde el 23 de junio de 2021 ni a nadie le había preocupado lo suficiente esa circunstancia. Sin apenas contacto con su familia y con sus dos hijos haciendo vida en Madrid, Diego parecía haberse vuelto invisible de la noche a la mañana. Según explicó Ilda tras denunciar, el 30 de julio de hace ahora tres años, que su padre había desaparecido, su relación con este era inestable. Mantenían contacto telefónico más o menos frecuente, pero sin periodicidad fija. No en vano, en un par de ocasiones habían pasado varias semanas sin hablar. Por eso no le pareció del todo raro que, de todas las veces que su móvil sonó en más de treinta días, en ninguna de ellas el número que aparecía en la pantalla fuera el de su padre. Diego nunca fallaba, eso sí, cada 27 de julio, para felicitar a su hija por su cumpleaños. Pero esa llamada no llegó en el verano de 2021. Preocupada, especialmente porque sabía que el estado de salud de su padre, alcohólico y enfermo de cirrosis, era delicado, Ilda trató de contactar con él sin éxito. Consiguió hablar con un amigo del progenitor, una de las personas que solía prestarle ayuda en el pueblo y que, de hecho, le había dado las llaves de una pequeña casa en el campo para que pudiera pasar las noches bajo techo. Poco pudo contarle esta persona más allá de que llevaba un tiempo sin tener noticias de Diego.
Se habló de que, la noche en la que fue visto por última vez, tuvo una fuerte discusión con varias personas. Su teléfono móvil, además, apareció roto en las inmediaciones de la casa de su amigo. En los mentideros corrieron como la pólvora docenas de teorías, pero ninguna sólida. El dispositivo de búsqueda que organizó la Guardia Civil fue amplio: la unidad canina, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) y helicópteros se batieron el cobre día y noche junto a cazadores, voluntarios de Protección Civil y vecinos para encontrar a Diego. No quedó ni un rincón del municipio por inspeccionar, tampoco ningún paraje del amplio entorno rural de Cambil. Pero Diego Morales sigue todavía oficialmente desaparecido.
Jesús Cristo Rodríguez Mora (13 años): 14-2-2022
En febrero de 2022, la Policía Nacional de Jaén recibió una llamada del centro de menores tutelados de la Junta de Andalucía en Úbeda: Jesús Cristo Rodríguez Mora, de 13 años, a cuyos padres le habían retirado su custodia los Servicios Sociales, estaba en paradero desconocido desde el día 14. La última vez que se le vio fue a la salida del Colegio Santo Domingo Savio (Salesianos), por lo que llevaba el uniforme escolar y también un abrigo rojo. En el Informe de personas desaparecidas del Ministerio del Interior de 2023 se detalla que, de las 6.192 denuncias activas por ausencias en España en 2022, casi la mitad, el 43,2%, era por personas de entre 13 y 17 años, el grupo de edad más numeroso. Cabe resaltar que, en el caso de los centros de menores, las fugas no son infrecuentes, pero los niños vuelven pronto la mayoría de las ocasiones. No fue así en el caso de Jesús Cristo.
Tras tramitar la denuncia, la Policía Nacional puso en marcha un amplio dispositivo de búsqueda no sólo a nivel español, sino también internacional. Se investigó al círculo más cercano del menor y se recabaron testimonios que lo situaron en distintos puntos de la provincia jiennense y de Andalucía, pero, sin embargo, todas las pistas condujeron a callejones sin salida. En mayo, el caso apenas seguía en el punto de partida, y así lo confesó el entonces portavoz de la Policía Nacional en Jaén, Diego Moya, en el espacio Diario de Ausencias, de Paco Lobatón, en RNE. En su intervención, Moya, además, afirmó que a los agentes les llamaba la atención un detalle, cuando menos, desconcertante: “Las únicas veces que se ha puesto en contacto el padre del menor con nosotros ha sido a requerimiento nuestro. Incluso ha habido más requerimientos y ha hecho caso omiso. Es llamativo”.
Miguel Ibarra Jiménez (62 años): 14-5-2023
El 17 de mayo de 2023, la agrupación de Protección Civil de Villanueva de la Reina compartió en su perfil de Facebook la fotografía de un hombre parcialmente calvo y mirada algo confusa. “Este vecino de Cazalilla, de 62 años, desapareció el pasado 14 de mayo. Su nombre es Miguel Ibarra Jiménez”, reza el post, que aún puede consultarse y en el que también se detalla, aparte de la ropa que llevaba, que la última vez que se le vio fue en las inmediaciones de la carretera A-6075, ya en término municipal de Villanueva de la Reina, que dista apenas 5 kilómetros de Cazalilla. Poco más se dio a conocer del caso. Hubo batidas de la Guardia Civil en las que participaron vecinos de otros municipios cercanos como Mengíbar, aparte del villanovero y el natal del desaparecido, pero fueron infructuosas. Miguel Ibarra Jiménez es el último de la lista de jiennenses a los que alguien vio una vez sin saber que sería la última.
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