El pueblo vuelve a resurgir al amparo del Lunes Santo

CRÓNICA

Una nueva tregua del tiempo permite a las hermandades lucir sus cortejos por las calles de Jaén en una jornada marcada por las fuertes rachas de viento

Estos son algunos de los pasos y tronos más originales de la provincia de Jaén, en imágenes

Los jiennenses arropan al cortejo de la Amargura.
Los jiennenses arropan al cortejo de la Amargura. / A.C.B.

Jaén/Parece un desafío a la lógica del propio mapa, pero no hay nada que se les resista a los cofrades de Caridad y Salud. Como el azahar que brota en sus calles y entrega su nombre a la propia urbanización donde echaron raíces hace poco más de una década, ni siquiera el agua es capaz de hacer mella sobre sus brotes verdes. Así, esta corporación ostenta a gala los siete kilómetros que la separan del casco histórico de la ciudad.

La larga cortina de lluvia caída durante toda la mañana hacía temer una más que probable suspensión de su salida penitencial. Sin embargo, llegado el momento, las nubes se disipaban al mediodía para regalar una tregua de azul plomizo a esta hermandad. Su paso de misterio, casi un estreno en toda su concepción, exponía una escena llamativa para quienes recuerdan la última vez del Señor en la calle, tan solo acompañado por la figura de Caifás.

La gubia de Miguel Cordero demuestra un perfeccionamiento a medida que incorpora sus nuevas obras a este proyecto que espera consolidarse el próximo año. Se trata de una apuesta que ya regala grandes 'chicotás' hasta el centro. Su tránsito por la Carrera Oficial, de hecho, era un momento para el disfrute de quienes gustan de ver cofradías de barrios lejanos. Se echa en falta, eso sí, la incorporación de la dolorosa al cortejo. Su advocación –Salud-, tan cotidiana y necesaria, no puede esperar más tiempo en la clausura de esta parroquia. Como un caudal propio que emana más allá de Las Fuentezuelas, su mensaje de amor parece querer vibrar ya bajo un palio de ensueño.

Jesús de la Caridad ante Caifás.
Jesús de la Caridad ante Caifás. / A.C.B.

La pasión más musical

Después de lo vivido en el mes de octubre, la Amargura llegaba un nuevo año para encumbrar el sello distintivo de su hermandad en la calle. Podría parecer de un corte serio para este Lunes Santo, a juzgar por el hábito de sus nazarenos, pero esta corporación demuestra con cada salida penitencial la necesidad de entregarse a una bulla efervescente. Y en ello tienen mucho que ver las anchas avenidas de este cruce de caminos donde se enclava El Salvador, que se tornaban pequeñas frente a una multitud considerable.

La rampa de la parroquia aguardaba desde hace días el peso de un pasaje bíblico que conmueve hasta al más irreverente de los hombres. El de Jesús Despojado es uno de esos misterios que se quedan grabados en la retina, quizá por la magnitud de sus personajes. En cuanto a su dolorosa, de las más exquisitas obras de la imaginería, es un espejo donde encontrar la perseverante gracia de la mujer andaluza y, al mismo tiempo, el imponente rostro de una Madre afligida. Amargura y Soberana, la llaman.

La simbiosis entre banda y cuadrilla se consolida nada más cruzar el dintel y el Despojado se entiende mejor una vez queda atrás el Paseo de la Estación. La música del Lunes Santo eleva a la cúspide el nivel de las formaciones musicales jiennenses de uno y otro lado: desde sus partituras más melódicas hasta las cornetas afinadas que marcan el carisma de la Expiración. Todo suena distinto en esta tarde en la que hasta los tunos ponen su propio repertorio en escena.

Estampas de siempre

Si hay un clásico que es apuesta segura para los jiennenses es, sin lugar a dudas, el momento de la salida de los Estudiantes. Esta hermandad que puede presumir de engrosar sus filas de nazarenos por decenas cada año es una de las corporaciones más demandadas por el público que se echa a las calles de Jaén durante esta jornada. La propia orografía de La Merced y su plaza ofrecen una perspectiva única a un Calvario que recibe al Señor del Bambú con la algarabía de este pueblo sediento de cofradías.

El palio de la Virgen de las Lágrimas a su paso por San Ildefonso.
El palio de la Virgen de las Lágrimas a su paso por San Ildefonso. / A.C.B.

Por su parte, la propia imagen del crucificado es un alarde del patrimonio imaginero que conserva esta ciudad después de largas centurias marcadas por la adversidad. Y entre el barullo que mece a la Virgen de las Lágrimas, la Tuna Universitaria volvía a regalar su canto de amor en un soneto al que se suman las voces de los presentes. Con “Jaenera salerosa” su palio de cajón dibuja unas bambalinas casi teatrales en las que puede vislumbrarse toda una secuencia de emociones que dejan al cofrade con el corazón encogido.

Finalmente, entre la cercanía de un balcón donde las 'revirás' se hacen eternas, moría este Lunes Santo. A lo lejos, otras cuadrillas marchaban con celeridad para evitar un pronóstico de lluvia capaz de alterar la nocturnidad. Así, los jiennenses ganaban nuevamente a pesar de las fuertes rachas de viento presentes durante toda la tarde. Quién sabe si esta sea la rutina a seguir por los cofrades en los días venideros.

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