Crónica desde el brasero: del jornal a la recurrente pedrea de la salud

LOTERÍA DE NAVIDAD

La provincia de Jaén recoge durante este sorteo extraordinario tres quintos premios, dos cuartos y parte del tercero

Sigue minuto a minuto el sorteo de la Lotería de Navidad en Jaén

Bodegón clásico de cada 22 de diciembre. / Jaén Hoy

Ni siquiera el cántico de la Fortuna que despierta cada año a miles de españoles perdonaba esta mañana la faena de los jornaleros del campo. Estos comenzaban antes su jornada, con el rocío todavía acariciando las aceitunas y un gélido frío difícil de soportar. Algunos, vara en mano, sorteaban las lindes acompañados de una radio. Otros, por el contrario, con su vaso de leche templada, limpiaban sus legañas sentados frente al brasero. Las dos Españas, podríamos decir, porque hay detalles del 22 de diciembre que nunca cambian.

La Navidad es una época de ilusiones, de eso no cabe duda. Hay quienes incluso madrugan para encender el televisor y escuchar a los niños de San Ildefonso como maná caído del cielo. Puede que la suerte ni siquiera pase cerca de sus hogares, pero algunos parecen sentirse plenos con la alegría compartida de los demás. Ocurre, sobre todo, cuando el dinero acaba en las manos de quienes verdaderamente lo necesitan.

Las calles de Jaén amanecían aletargadas todavía tras una noche de algarabía importante, y es que las zambombas y cenas de empresa han terminado de asentarse en un calendario prácticamente sobreexplotado. Por su parte, los pueblos más cercanos a la campiña dibujaban suaves columnas de humo en sus chimeneas con las primeras luces. Incluso, para quien gasta buen oído, podían escucharse las máquinas vibradoras con su acento estertóreo cruzando el olivar.

Las primeras celebraciones en Jaén

Puede que el seguimiento de este sorteo extraordinario de lotería haya conseguido modelarse a través del tiempo. La mesa del salón con la familia reunida en torno a la pantalla dista mucho de lo que hoy podríamos encontrar en más de una casa: la madre, pendiente de la retransmisión a través de las redes sociales; el padre, con una radio a pilas en el bolsillo; en cuanto a los hijos, es probable que a muchos les provoque cierto desinterés esta cita.

Lejos de una estampa más o menos costumbrista, los primeros premios de la mañana empezaban a caer en territorio jiennense poco antes de las 10 de la mañana. El tercero, el número 11.840, premiado con 500.000 euros a la serie, se repartía entre las ventas del centro comercial Carrefour de Úbeda y la administración de la calle San Rafael de Villacarrillo. A algunos, de hecho, les pillaba la sorpresa haciendo cola en los churros.

Tan solo minutos después le llegaba el turno a Linares con el cuarto premio. El 77.768, premiado con 200.000 euros a la serie, se había vendido en el centro comercial Alcampo de la ciudad minera, Jaén capital y, de nuevo, Úbeda. Los ubetenses se frotaban las manos ante este afortunado reparto y tiraban de anís para esperar ilusionados al Gordo. No hay dos sin tres, ya lo dice el refrán.

Casi una hora más tarde tomaba el relevo un quinto premio en la localidad de Bailén. Con 60.000 euros a la serie, la administración de la calle Poeta Miguel Hernández anunciaba haber vendido el número 72.853 entre sus décimos. Acto seguido, era entonado en el Teatro Real de Madrid el 74.778, otro quinto premio vendido en dos administraciones de la capital jiennense. Y con la mitad del sorteo ya transcurrido, en la tabla 5 de 10, los nervios en el patio de butacas casi conseguían atravesar las ondas cuando el reloj marcaba las 11 y cuarto de la mañana.

Del anhelado Gordo a la desesperanza

A las 11:27 horas llovían los millones sobre la península ibérica con más de un sobresalto desde el sofá. Las miradas de muchos se paseaban sobre los décimos amontonados sobre la mesa para encontrar, al menos, una aproximación. La provincia de Jaén no contaba con tanta suerte en el caso del 72.480. El ansiado Gordo de la Navidad, según informaban desde Loterías y Apuestas del Estado, había sido vendido íntegramente en Logroño. Y ante este resultado desesperanzador, era inevitable que los primeros ilusionados de la mañana empezaran a caerse.

No obstante, no eran todo malas noticias en el mar de olivos, pues la misma administración bailenense distribuidora de un quinto premio sumaba a sus éxitos el segundo cuarto premio: el 48.020. A eso del mediodía era ya difícil imaginarse en la tesitura de obtener cualquiera de los números que aún quedaban por cantar tras más de la mitad de las tablas jugadas.

Finalmente, el último de los quintos premios también se vendía en el centro de la capital, concretamente en la administración de la calle Álamos, junto a la plaza de San Francisco. Así, los décimos cifrados con el 60.622 daban por concluido este reparto azaroso. Los jornaleros, en su faena, y el resto, con alguna decepción en la cara.

Entre el sabor agridulce y el éxtasis toca a su fin un año más esta cita con la ilusión que despliega cada 22 de diciembre todo un río de atenciones por parte de miles de españoles. Habrá quien todavía encuentre más de una sorpresa en sus décimos jugados gracias a la pedrea. Otros esperarán más suerte en el sorteo del Niño, el próximo 6 de enero. Desde luego, en uno u otro caso habrá que continuar con la rutina navideña para pedir salud y paz, dos elementos que llenan el espíritu más que cualquier premio.

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