Cinco años desde la declaración del estado de alarma: "Los trasladábamos al hospital sabiendo que podían quedarse allí y no volver"

SALUD

El 14 de marzo de 2020 estallaba la crisis derivada del coronavirus en todo el planeta, un hecho que obligó a las autoridades a tomar medidas históricas como el confinamiento

Jaén registró más de 20 agresiones físicas y 120 verbales en los centros sanitarios en 2024

Inauguración del monumento a los trabajadores durante la crisis sanitaria con Julio Millán y Juanma Moreno. / Ayuntamiento de Jaén

Jaén/Es como si todo el mundo hubiese preferido olvidarlo, o al menos relegarlo a ese rincón de la memoria donde las vivencias se tornan casi irreales. La pandemia marcó indudablemente un antes y un después en nuestras vidas, y esto es algo que hemos repetido hasta la saciedad. Hoy, justo cuando se cumple el primer lustro desde la declaración del estado de alarma en todo el país, existe toda una generación post-covid que apenas fue consciente de lo vivido. Podrían calificarse incluso de supervivientes.

Aquel 14 de marzo de 2020 el mundo entero asistía a una debacle sin precedentes, al menos no conocidos por ningún gobierno. La crisis sanitaria derivada del coronavirus saturaba los hospitales y mantenía unas cifras de fallecidos diarios apabullantes. Así, en un momento de absoluta impresión para la sociedad, se decretaba el estado de alarma que iniciaba el confinamiento de miles de españoles en sus casas durante varios largos meses.

Tras la tormenta llegó una suave calma con el inicio de la primavera. Y aunque el mundo parecía diferente, lo cierto es que nada había cambiado. Eso sí, miles de vidas se habían perdido por el camino y un sinfín de consecuencias psicológicas atenazaban la mente humana. El verano que cambió nuestras vidas ignoró por completo las exigencias sanitarias, lo que provocó nuevas oleadas y cepas que se replicaron durante más de un año.

Hoy, con el lejano recuerdo de una vacuna y el particular homenaje que cada tarde se ofrecía a los trabajadores desde los balcones, la sociedad sigue su curso y evoca de vez en cuando el desagradable encuentro con las mascarillas que aparece en el fondo de un abrigo. Justo ahora, cinco años después del momento cumbre de la pandemia, los jiennenses conviven con otros problemas que poco o nada tienen que ver con el famoso virus que arrasó sus calles y plazas.

En el ojo del huracán

Mientras el mundo aprendía a vivir el terror desde casa, los hospitales recibían continuas sacudidas en sus servicios de urgencias. Las plantas recibían tantos ingresos como podían y los sanitarios doblaban sus turnos en una situación que aún hoy pone el vello de punta. Lourdes López, que hasta entonces había trabajado en Pediatría, tuvo que redirigir su labor en la reconversión de las llamadas 'plantas Covid'. "Fue bastante duro y desesperante porque estábamos colapsados y, además, yo nunca había trabajado con adultos", recuerda.

De aquella situación insostenible, afirma, "aprendíamos día a día, porque no sabíamos qué estábamos haciendo". De hecho, no fueron pocos los compañeros que tuvieron que idear su propio material y equipo de protección. "Entrábamos a las ocho de la mañana en una habitación y ya no podíamos volver a entrar porque estaba todo saturado". Incluso, en el mes de abril, la incertidumbre logró colarse entre los propios sanitarios ante la falta de recursos. "Yo sentí ansiedad trabajando, no lo viví como el confinamiento que sintieron el resto de personas en sus casas", expresa.

Una paciente ingresada en la UCI con Covid-19. / Eduardo Parra - Europa Press

Si algo bueno sacó Eva Moreno de su experiencia en Medicina Interna fue la unión entre los compañeros cuando nadie era capaz de coger el timón. "Fue una época muy difícil porque no sabíamos a lo que nos enfrentábamos", cuenta. De hecho, su vivencia más traumática se repetía en cada visita a los pacientes. "La gente que sobrevivía nos relataba cómo el simple hecho de abrir la puerta de su habitación les ofrecía esperanza". Hoy, con las gripes presentes en los hospitales y una tranquilidad más que asentada entre la población, esta jiennense alerta de que "el virus sigue estando entre nosotros y tenemos que seguir manteniendo las precauciones universales".

Un caos indómito

"Todo era caótico". Es la tónica a la que se suman la mayoría de experiencias de sanitarios. Ana Belén Palomino, que estuvo trabajando en el servicio de Atención Primaria del centro de salud de La Carolina, evoca con dificultad la campaña de vacunación. "Las órdenes que nos llegaban desde Sevilla o desde el gobierno central cambiaban a diario incluso varias veces". A las intensas mañanas elaborando listados de preferencias para las vacunas se sumaba el trabajo telemático por las tardes.

Algo que todavía emociona a Palomino es la sensación de soledad que imperaba en las calles durante aquellos días, "el que no hubiera nada de tráfico de vuelta a casa". También en los momentos de guardia era necesario atender a pacientes enfermos en su domicilio: "Los trasladábamos al hospital sabiendo que podían quedarse allí y no volver". No obstante, por fortuna, la campaña de vacunación llegó con fuerza para cambiar el ánimo. "Todo el mundo quería vacunarse y entre los compañeros intentábamos que el máximo de población lo estuviese".

Un enfermero vacuna a una menor. / Cati Cladera / Efe

Mientras las salas de espera y los pasillos se llenaban de adultos contagiados durante el primer mes de confinamiento, los servicios de Pediatría sufrirían su primer embiste tiempo después. "Fue en 2021 cuando empezaron a venir niños que presentaban el síndrome inflamatorio multisistémica tras pasar el Covid", apunta el enfermero Juan Carlos Muñoz. Ya en diciembre, con muchas menos restricciones, "tuvimos que doblar la UCI Pediátrica (convertir la CMA en una segunda UCIP) para atender a todos los niños que, tras vivir en una burbuja en los dos últimos años, su sistema inmunitario tenía que empezar a hacer frente a determinados virus".

Cinco años después

Se habló mucho durante el marco de la pandemia de que "saldríamos mejores", un pronóstico convencido al que el propio tiempo ha terminado por relegar al olvido. "No aprendimos nada y a nivel sanitario pensé que tendríamos más reconocimiento y valor a la larga", incide Lourdes López. La falta de recursos y la carencia de personal durante este lapso temporal marcaron el sistema de trabajo de miles de enfermeros y enfermeras. "La gente no fue consciente en muchos casos del trabajo que desempeñábamos y las condiciones en las que lo hacíamos".

Sobre cómo reaccionaría el sistema sanitario ante una situación similar, Ana Belén Palomino no cree que fuese muy diferente a pesar de todo. "La primera parte de caos seguiría existiendo si se trata nuevamente de un virus desconocido", ya que "tiene que pasar cierto tiempo hasta desarrollar algo efectivo". Sin embargo, si algo ha cambiado a su parecer en este primer lustro es que "se ha reforzado la Atención Primaria notablemente". En cuanto a lo de aprender la lección, quizá debamos seguir haciendo memoria.

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