Cerezos centenarios de Jaén en peligro de desaparición: "Es una pena perder ese símbolo"

Agricultura

Jaén es una de las provincias junto a Granada que más producen este fruto de Andalucía, aunque en cuestión de una década las hectáreas se han reducido a la mitad

El plan urgente hidrográfico para Jaén: conexión de embalses y más agua para "luchar contra la sequía"

Antonio Conde, agricultor.
El agricultor Antonio Conde recoge cerezas.

Jaén/Si hay una estampa en primavera de una belleza inigualable es la de los cerezos en flor. Como si fuera algodón rosa cubren los campos entre olivares y dibujan una postal difícilmente de observar en otros lugares que no sea Jaén y más concretamente en la zona Sierra Sur de la provincia.

Allí conviven olivares y cerezos centenarios, porque además se dan las condiciones óptimas en esa zona debido a su altitud para que madure y crezca, uno de los frutos más ricos del mercado. Requiere muchas horas de frío, entre 700 y 800, por lo que se convierte en un lugar ideal.

Es un símbolo en esta zona, especialmente en Castillo de Locubín donde hasta se celebra una fiesta en honor a la fruta, cuyo origen data de junio de 1984. El problema es que, aunque Jaén y Granada sean las principales productoras de cerezas de toda Andalucía, su declive es inminente y así lo afirman agricultores como Antonio Conde, también ingeniero agrónomo de la Sierra Sur que cogió el relevo en la finca de cerezos que plantó su bisabuelo.

“En nuestra zona es el emblema por excelencia, cogí el relevo para que nuestro patrimonio, junto con el del olivar tradicional se conserve. El cerezo ha estado durante muchos años en gran consideración, pero se está dejando de lado y claro la rentabilidad baja”, expresa. La superficie de cerezo ha disminuido notablemente en las últimas décadas, situándose en apenas 478 hectáreas en 2023 según datos de ESYRCE. De esta superficie, 278 ha se consideran asociación de cultivos, en este caso, olivar-cerezo, lo que refleja las escasas fincas de cerezos únicamente.

“Me preocupa que pueda desaparecer, es un símbolo en nuestra zona. En la feria este último año no ha habido cereza y eso hace alarmar. Si no se cuida, lo que hay dentro de diea años, no habrá cereza. Habrá el típico que haya en el jardín o en el huerto de casa pero poco más. A nivel de producción, cero”, asegura Conde.

Cerezos en flor.
Cerezos en flor.

Se se consultan los datos del año 2012, había más del doble de cerezos, concretamente, 1.118 hectáreas, en el año 2017 había 757 hectáreas y en el año 2020 había 511 hectáreas, quedando solo minifundios. Este declive tan drástico se debe principalmente a tres motivos: la escasa mano de obra, ya que la recolección se realiza como hace siglos, completamente de forma manual pues son cerezas para el consumo en mano. La segunda, una escasa rentabilidad por esta mano de obra donde tampoco hay cooperativas o asociaciones.

Sustituidos por olivar

En tercer lugar, las plagas de enfermedades junto con la sequía que hace que estas se incrementen como con la plaga del gusano cabezudo, que permanece en la tierra y se va comiendo las raíces. “Casi todo se ha cambiado y sustituido por olivar intensivo al ser más mecanizable y para ahorrar también costes”, apunta Conde.

El cerezo es un árbol muy delicado, requiere muchísimas horas de frío para que cuaje, pero también como llueva y cuando llueve influye notablemente. “Ahora en primavera son perjudiciales porque están ya las primeras cerezas con un tamaño de un garbanzo y si llueve se empiezan a rajar y empiezan a pudrirse”, explica el ingeniero agrónomo. Así,merma mucho la producción, la delicadeza también se refleja a la hora de recogerlas, se tiene que hacer con las manos y cuando se encuentran en el punto óptimo para no machacarlas. Además, tienen que ser consumidas a no más de dos días después de su recolección.

“El problema es que ahora hay variedades más tardías donde están en plena floración. ¿Y qué ha pasado? Que con estas lluvias pues han traído hongos, no ha habido cuaje. Entonces se ha perdido mucha producción, podríamos hablar de un 30%- 40 % en variedades más tardías”, afirma Conde. No obstante, a Antonio Conde le merece le merece la pena, es una fruta que predomina solamente durante un mes y que es para consumo propiamente dicho y muy demandado por la población, por lo que tiene un alto valor.

“Me daría pena que se perdieran porque es perder ese símbolo que construyeron nuestros antepasados. Por lo menos para mí, que vengo de una familia de agricultores que desde chiquitín pues he estado ligado a ellos, la verdad que es una pena y yo no quiero que ocurra, aunque sea difícil”, expresa.

Varias formas de que las flores rosas y blancas sigan perdurando entre olivares es comunicando sus bondades, además piden, un respaldo por parte de las administraciones o de las asociaciones de jóvenes de agricultores de otros cultivos, porque también pueden ver el valor de poder cultivar este cultivo y apoyar a los emprendedores.

stats