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Campos de Hernán Pelea en Jaén: el cambio climático llega a la ‘Siberia’ andaluza

SOCIEDAD

En invierno soporta temperaturas de -20 grados, pero acusa desde hace años un descenso de precipitación de nieve

La nieve deja espectaculares imágenes en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas

Los Campos de Hernán Pelea, la mayor altiplanicie de España y conocido como la ‘Siberia’ andaluza. / EFE/Ginés Donaire
Ginés Donaire

20 de enero 2025 - 10:14

Santiago Pontones/Los Campos de Hernán Pelea, la mayor altiplanicie de España y conocido como la ‘Siberia’ andaluza, está padeciendo los estragos del cambio climático en sus casi 10.000 hectáreas de extensión, en el interior del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas, en Jaén.

Acostumbrado a soportar temperaturas de -20 grados en invierno y una media de -10 en primavera o en otoño, este páramo desértico de horizontes infinitos viene acusando en los últimos años un preocupante descenso de las precipitaciones en forma de nieve. Este año, sin ir más lejos, las primeras nieves han llegado la última semana, pero tardías y de escasa cuantía.

“Estas tierras necesitan la nieve en invierno para dar forma a los pastos veraniegos, para cumplir los ciclos vitales y, para alimentar al ganado que da sentido e identidad a esta tierra, la madre del cordero segureño”, asegura a EFE Antonio Aguilera, gerente de la Fundación Savia por el compromiso y los valores, que ha recorrido en los últimos días este abrupto y singular paraje del municipio de Santiago-Pontones.

Se trata de un paisaje de puro modelado kárstico dominado por dolinas, poljes, lapiaces y úvalas, idóneos para la absorción de miles y miles de litros de agua y nieve. A estas formaciones, en lenguaje vernáculo, se les conoce como sorbones.

Los Campos de Hernán Pelea están flanqueados por las cumbres de las Empanadas (2.106 metros), Tornajuelos (2.136 m), Banderillas (1.993 m), Palomas (1.964 m) y el Caballo, (1.841 m).

Pastoreo de alta montaña

La actividad principal que se da en esta zona es el pastoreo de alta montaña que, con siglos de tradición, ha hecho que el ganado segureño se alimente de la vegetación que crece en los páramos de este paisaje.

Un paraje en el que se mueven unos 200 ganaderos, con unas 65.000 cabezas de ganado ovino y caprino, que durante estos meses se ven obligados a practicar la trashumancia y trasladar el ganado a zonas más cálidas de Sierra Morena.

El modelado de este gran escaparate natural, un modelado kárstico con sobrecogedoras llanuras en las que escasean los árboles, es un lugar mágico donde se puede disfrutar del sol y la nieve al mismo tiempo. Sus duras condiciones climáticas han creado una vegetación de piornos, enebro común y espino albar.

“Antes había nieves permanentes durante casi todo el año, pero ahora con el cambio climático no”, se lamenta Antonio Rodríguez, el alcalde y pastor de Santiago-Pontones y que gestiona una explotación ganadera en la aldea de El Cerezo

“Es un paraje espectacular que no deja indiferente a nadie y que atrae a numerosos senderistas y amantes de la naturaleza”, explica Yolanda Vizcaíno, que explota la empresa de servicios turísticos ‘Aventura Hernán Pelea’, que oferta rutas senderistas y en 4x4 por estas latitudes.

En las primeras estribaciones de los Campos de Hernán Pelea se encuentra el soberbio y majestuoso pino Galapán, un pinus nigra (subespecie salzmannii) de unos 40 metros de alto, 550 años aproximadamente de vida. y 16,5 metros de perímetro de tronco.

Dicen los lugareños que al pino Galapán lo indultó el almirante de Cazorla en los tiempos en que esta sierra era considerada Provincia Marítima para que la armada pudiera aprovecharse de sus excelentes producciones madereras para la construcción de barcos.

Y en la aldea de Don Domingo, el último núcleo habitado antes de adentrarse en esta altiplanicie, se presume de haber sido declarada la primera reserva Starlight de España por la calidad de sus cielos.

Una comarca donde, aunque lentamente, emergen algunos emprendedores rurales que apuestan por su territorio. Como Pedro y Saida, regentes de la Casa Dulce Posada ubicada en la mágica Nava de San Pedro, una posada existente desde el siglo XVIII según consta en las rutas de los trashumantes, estraperlistas y resineros.

“El mundo rural y su gente, los imprescindibles, están viendo, y sufriendo de forma cercana la deriva de la falta de oportunidades. No es el despoblamiento un problema sino la consecuencia de otras muchas carencias, fatalidades e incompetencias”, concluye Antonio Aguilera, de la Fundación Savia.

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