La cámara acorazada que custodia la historia de Jaén

Reportaje

El Archivo Municipal tiene tal cantidad de documentos que puestos de pie uno junto al otro conformarían una línea de más de cuatro kilómetros de largo

El corazón acorazado del Archivo Histórico Municipal

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La cámara acorazada que custodia la historia de Jaén

Jaén/En un silencio sólo roto por los pasos sobre el mármol y en el que fue el lugar más seguro de la ciudad. Así descansa, custodiado en una cámara acorazada, el testimonio de la historia de Jaén capital. En él constan bulas papales, cartas de los Reyes Católicos, los planos de cuando se diseñaron las actuales calles de la ciudad… Tantos documentos que, de ponerlos todos de pie uno junto al otro conformarían una línea recta de más de cuatro kilómetros de largo.

Esa es la cantidad de textos que se albergan en el Archivo Municipal, cuya parte histórica se encuentra en la que fuese la antigua sede del Banco de España. Hablamos de documentación que data desde el siglo XV hasta el año 1993. “Los documentos tienen un ciclo vital. Los cinco primeros años están en las mismas oficinas de la administración, lo que llamamos el archivo administrativo. Después están en uno intermedio, por si tienen que ser consultados, hasta que ya cumplen 30 años y ya nos llegan a nosotros”, cuenta Alejandro Romero Pérez, uno de dos archivistas que trabaja en el Edificio Moneo.

Es él quien explica para los lectores de Jaén Hoy las enormes medidas de seguridad con las que cuenta la antigua cámara acorazada del Banco de España, en la que ahora se guardan aquellos documentos más antiguos y de más valor. Sentado en una mesa en el mismo centro de la cámara, sin cobertura y con el eco de su voz en las paredes metálicas, el archivista explica que el documento con más solera que hay en el Archivo Histórico Municipal data del año 1404.

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Documento más antiguo del Archivo Histórico Municipal.

“Es una real orden de Enrique III que prohíbe que se comercie con ganado equino entre el reino de Jaén y el de Granada, porque se avecinaba una guerra entre ambos y no quería que se le vendiese armamento al enemigo”, relata Alejandro Romero. Este documento es un auténtico superviviente. Se sabe que ya en 1246 se estaba generando documentación, pues ya había reuniones del concejo de vecinos en la plaza de San Juan; pero dos incendios evitaron que hoy en día tengamos un mayor número de textos que nos hablen del Jaén de aquella época.

Dos incendios clave

“El primero se produce en 1368: la tropas nazaríes de Granada invaden y queman los archivos que había en la ciudad; y el segundo en 1473, cuando asesinan al condestable Lucas de Iranzo. Hay otra revuelta y se vuelven a quemar archivos en la ciudad”, detalla el archivista. Tal vez fuese por el fuego o por un tirón de orejas a la administración municipal de Jaén hace seis siglos, pero en 1499 los Reyes Católicos pusieron la primera piedra del Archivo Municipal pues “mandaron un real provisión con la orden de que se hiciera un arca con tres llaves, cada una de las cuáles las tendría una persona diferente y en el que además debía haber dos en los que se copiaran todas las órdenes reales y las del concejo de la ciudad”.

Un hábito de mantener a buen recaudo todos los documentos oficiales del municipio que se mantiene hasta la actualidad. Porque este banco de datos no sólo guarda curiosidades, como la cédula real de 1519 en la que el rey Carlos I comunicaba que ya había sido nombrado emperador y debía ser tratado como tal; sino que en sus estanterías reposan textos con cientos de años de antigüedad que siguen teniendo uso hoy en día.

En este archivo están recogidas todas las actas de los plenos del Ayuntamiento, los libros de enterramientos en los cementerios de la ciudad, todos los planos de los edificios así como de las reformas y obras que se hacen tanto en ellos como en las calles o los censos, entre otros muchos ejemplos. “Aquí vienen desde historiadores y profesores de universidad hasta personas que están buscando a familiares que fueron enterrados o comunidades de vecinos que tienen algún atasco y deben saber por dónde pasa la bajante”, aclara Alejandro Romero.

Aún sin sede definitiva

Afirma que, al margen de la catalogación, archivo y conservación de tal cantidad de documentos, una parte “primordial” de su trabajo es la atención al público, así como el trabajo diario con la administración para asuntos de urbanismo o censales. Y todo esto lo hacen desde una sede que no es permanente. “Jaén es una de las pocas capitales de provincia de España que todavía no tiene una sede definitiva del archivo municipal. Es algo que llevamos peleando desde los años 80, para que haya un edificio que albergue el archivo al completo, somos un archivo nómada y es un problema, es una de las asignaturas pendientes más importantes de esta ciudad. No tenemos por qué tener en este tipo de archivo una división como la que tenemos ahora por antigüedad”, reivindica este archivero.

Otra de las asignaturas pendientes de la ciudad con respecto a este archivo es su digitalización porque, al margen de una serie de documentos destacados, es muy escasa y están en peligro precisamente aquellos textos que no son tan antiguos. “Las tintas del siglo XVI son tintas ferrogálicas, con una base de hierro, y están ahora mismo en perfecto estado pero las del siglo XX que están en bolígrafo se están perdiendo poco a poco. A largo plazo hay riesgo de que haya algunos documentos que no se puedan leer porque se hayan borrado las tintas”, atestigua Alejandro Romero.

Mientras despide a Jaén Hoy coloca en su sitio algunos de los documentos que ha ido mostrando y afirma que en el antiguo Banco de España guarda decenas de secretos y curiosidades que nacen de la historia de la ciudad. Algunos podrán ir leyéndolos en sucesivas semanas en este mismo diario.

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