El bolero de Reyes

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Inauguración del 16º Congreso Provincial del PSOE de Jaén
El traspaso de las llaves del partido. / Esther Garrido

Como cualquier festival primaveral que se precie, hubo un par de cabezas de cartel para mantener la atención del respetable y que la cantina alargue el horario. Montero de día y Puente de noche para cantar titulares en horas de interés y, entre medias, centrarse en cerrar las heridas de la contienda en forma de primarias, pero cantando bajito. Es decir, había que poner letra y música a la nueva Comisión Ejecutiva Provincial, al Comité Provincial y Comité Director, pero sin alardes.

En el cambio generacional escenificado, Reyes marcó los tiempos antes y subió al atril después para entonar un bolero de despedida. Glosó la fragancia de “aire fresco y renovación necesaria” del recién ungido, pero tuvo tiempo para acordarse “de los que están y los que no están”, con cita y aplauso para la carismática Micaela Navarro, como ese eslabón entre el viejo socialismo y la enésima renovación que llega. Por si la mención no fuera expresa, también hizo un cameo por el Congreso Provincial el inefable Gaspar Zarrías, santo y seña del socialismo andaluz, quien armó una maquinaria precisa para el día a día del partido, pero también para una contienda electoral eterna. Así las cosas, cuando Reyes trajo a mano una cita de Cicerón, hubo quien pensó que iba a descifrar en público la piedra fundacional, de Rosetta, del socialismo jiennense: “No das un paso, no tramas un complot, no concibes un solo pensamiento sin que yo lo sepa; y digo más, sin que yo lo conozca en todos sus detalles”. Pero no, los alumnos aventajados tendrán que aprender por su cuenta, porque prefirió una cita más acorde con la melancolía propia del bolero y no era la letra de "Contigo aprendí": “La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás”. El Reyes desencadenado de los últimos meses, templó los ánimos, hizo balance y entregó metafóricamente las llaves del partido, presto a disfrutar ahora del “carpe diem” de ser, en exclusiva, presidente de la Diputación. Por si había algún despistado en la sala, cerró con un “volvería a hacerlo”.

Óscar Puente, hombre de provecho, en versión periodística también, tuvo tiempo para la crónica apresurada: "Dejamos a un gran secretario general y empezamos con un secretario general grande (bien alto el zagal), que espero que también se convierta en un gran secretario general", acuñó el ministro y otras cosas muchas más.

A Juan Latorre le toca ahora afinar para que esa oda a la unidad sea real, la contestación de las primarias evidencia movimientos telúricos de calado y los resultados en municipios señeros, también. Ejercerá, además, su poder orgánico con menos poder político que repartir que sus antecesores, pero se mantiene el Faro de Hércules, es decir, la Diputación, y en la capital “empezó” la reconquista.

Pensará el nuevo secretario general socialista, en expresión cervantina, que “en todos los sitios cuecen habas” y podría contestarle el presidente del PP, Erik Domínguez, “y en la mía, a calderadas”.

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