Los hermanos de la Amargura de Jaén preparan su salida extraordinaria del próximo 5 de octubre

Apenas restan algo menos de cien días para el día, pero los hermanos amarguristas sueñan ilusionados con el 5 de octubre. A pesar de la desazón vivida el pasado Lunes Santo con la suspensión de la salida penitencial, en el interior de la parroquia de El Salvador se respiraba un ambiente de esperanza y sosiego. La tristeza por no salir a la calle pronto se veía silenciada ante la entonces lejana fecha señalada en el horizonte.

Ahora que solo el verano les separa de vivir una jornada extraordinaria, en la hermandad de la Amargura se cuecen a fuego lento los detalles que entregará esta querida corporación pasionista al pueblo cofrade de Jaén. Celebran sus bodas de plata, con otra veintena de años de recorrido silencioso, pero la esencia y el saber estar de sus miembros ha puesto a esta cofradía como una auténtica referencia dentro y fuera de la provincia.

Los preparativos se desarrollan ajenos al tiempo estival y las vacaciones, pues se prevén tantos estrenos para esta ocasión especial que ni siquiera hay tiempo para el descanso. La gran protagonista del primer sábado de octubre será la Virgen de la Amargura, dolorosa torera con el garbo popular que han sabido otorgarle los más doctos en la materia. A su exquisito paso de palio se sumará un anhelado proyecto para los cofrades: el bordado de su bambalina frontal.

El diseño, obra de Álvaro Abril, responde a un corte clásico y en sintonía con la hermandad, que apostaba el pasado mes de diciembre en el vestidor de su imagen titular para otorgar el nuevo sello de identidad que identificará a la Reina del Salvador. Su ejecución se desarrolla con la delicadeza del hilo fino y la aguja entre los bastidores del taller de Martínez Hurtado, artesano novel en la Semana Santa jiennense.

En este empeño para conseguir culminar este proyecto a tiempo, desde la hermandad se lanzaba hace unos días una original campaña de recaudación de fondos para renovar el fleco de bellotas que otorgará el singular movimiento de esta bambalina. Esta corporación puede presumir de atesorar uno de los patrimonios artísticos más valiosos de la capital gracias al esfuerzo y el conocimiento de numerosos hermanos al mando de la misma. Aunque aún se desconocen más detalles sobre el itinerario de la procesión, a buen seguro la Virgen de la Amargura visitará el templo catedralicio en medio de la expectación, pues las salidas extraordinarias no son un habitual en el calendario jiennense.

Al estreno de una nueva marcha dedicada a su titular mariana se suma la renovación de la parihuela del paso de palio en pro de mejorar la carga por parte de la cuadrilla de costaleros, quienes han colaborado económicamente para sufragar su coste. Dicho trabajo ha corrido a cargo del taller de talla y ebanistería artística "Los Melo", que se encuentra completamente terminado a falta del proceso de barnizado. "Para esta junta de gobierno era de vital importancia llevar a cabo este proyecto, dando la importancia que se merece al cuidado del patrimonio humano de la hermandad en todas sus facetas", destacaba la propia hermandad en sus redes sociales.

Pero si hay un sello característico en el atavío de la Virgen de la Amargura es su gran corona de plata, pieza con la que fue coronada litúrgicamente hace algo más de 25 años en la parroquia de San Miguel. Ante esta efeméride más que justificada, una comisión de devotos impulsaba la realización de una nueva presea para culminar los actos conmemorativos. La corona ya se encuentra en proceso de ejecución en los talleres de Orfebrería Andaluza, empresa que mantiene un extenso catálogo de obras en la historia de la hermandad. Como si de una coronación canónica se tratase, la dolorosa de El Salvador saldrá a las calles de Jaén como una auténtica emperatriz.

Y aunque aún quedan tres meses por delante, la procesión extraordinaria del 5 de octubre servirá de antesala al rosario magno que se celebrará en Jaén tan solo un año después. Será entonces cuando los cofrades vivan un acontecimiento singular con devociones venidas desde diferentes puntos de la provincia. Las cofradías jiennenses no cesan su actividad, desde luego, pero responden a una señal clara: las calles aguardan impacientes para recibirlas.