"Mi abuelo, a sus 95 años, tiene que acceder a su vivienda en Los Galdones con una carretilla de obra"

PROVINCIA

La familia de Juan y Remedios, una pareja de ancianos de esta pequeña aldea de Santiago-Pontones, denuncian las condiciones de acceso que sufren los cortijos de la zona

El desnivel del terreno y el largo camino a pie hasta la casa hacen que el ingenio sea la única herramienta disponible para efectuar un traslado seguro del vehículo al hogar

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El acceso al cortijo es prácticamente inexistente.
El acceso al cortijo es prácticamente inexistente. / Iris G.

Santiago-Pontones/Enclavado en el corazón de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas un pequeño cortijo parece sobrevivir al tiempo, aunque a duras penas. Entre sus paredes formaron una familia Juan y Remedios, de 95 y 85 años respectivamente, admirados por un paraje de insultante belleza y con una casa en la vertieron sus mayores ilusiones y sueños. "En los 70, en busca de un futuro mejor para sus cuatro hijos, mis abuelos decidieron emigrar a Castellón", narra Iris García, nieta de nuestros protagonistas. Sin embargo, poco tiempo después, un accidente de tráfico propició una incapacidad física en Juan que lo obligó a jubilarse antes de lo previsto. "Así decidieron volver a sus raíces, Los Galdones, mientras sus hijos seguían su propio camino en Castellón".

Varias décadas después, el panorama de esta diminuta aldea de Santiago-Pontones apenas permite una mínima habitabilidad. "Vieron cómo en el resto de las aldeas vecinas se mejoraron los accesos para permitir la llegada de vehículos, mientras ellos permanecían olvidados entre las ruinas de los demás cortijos ya caídos", explica. La lejanía del progreso y la dificultad para desarrollar una vida en este entorno natural obligó a muchas familias a abandonar la aldea. "El acceso a la vivienda es reducido, ya que hay que pasar por un camino pedregoso de tierra, un sendero de menos de medio metro con desniveles de película durante cien metros".

A pesar de que Juan y Remedios pusieron todo su empeño en mantener el cortijo en pie, las condiciones de habitabilidad de la zona obligó a su familia a tomar medidas. "Llevamos más de 25 años de reclamaciones a las autoridades competentes, luchando por algo tan básico como que mis abuelos puedan acceder al que es su hogar, donde han construido sus recuerdos más felices", apunta Iris, como reflejo de una tercera generación que ha visto la casa de sus abuelos reducirse a un espacio inalcanzable.

Juan y Remedios formaron su familia en esta pequeña aldea.
Juan y Remedios formaron su familia en esta pequeña aldea. / Iris G.

"Hay falta de voluntad por parte de las autoridades: nos dicen que por una sola familia no se van a adecuar los accesos, pues tendrían que ser mínimo cinco viviendas para considerar esta aldea un núcleo urbano". Tal es el punto que el camino para acceder al interior del inmueble transcurre durante cien metros a través de un sendero público que pasa por varios terrenos colindantes. "No se trata de si están allí viviendo o no, puesto que han estado empadronados mucho tiempo y hemos hecho todo lo posible".

Rehabilitarla es una odisea

A base de ingenio ha tenido que tirar esta familia de Castellón para poder trasladar a Juan hasta la vivienda ubicada en pleno parque natural de una forma segura: "Tenemos que llevar a mi abuelo, a sus 95 años, en una carretilla de obra", señala. A esta dificultad se suman las condiciones tan precarias en las que se mantiene en pie la casa debido al desnivel del terreno y los escasos arreglos efectuados a su alrededor. "Todos los años hay una gotera nueva o una grieta, lo que provoca que rehabilitarla sea una continua odisea".

Si bien en algún momento desde el ayuntamiento de la localidad han efectuado alguna limpieza o desbroce en el entorno, tal y como apunta esta joven, "han quitado cuatro ramas que al poco tiempo vuelven a estar igual". Incluso, cuenta cómo se han visto obligados a transportar hasta 2.000 kilos de arena para realizar obras en el interior con ayuda de un burro. "Es surrealista, porque mis abuelos trabajaron un día en la repoblación y reforestación de la sierra", reclama.

Ubicación de la vivienda en plena sierra.
Ubicación de la vivienda en plena sierra. / Iris G.

La situación, a merced del abandono, ya plantea en las siguientes generaciones la pérdida irreperable de esta vivienda. Ni siquiera el afán de querer mantener sus muros bastará para hacerlo, algo que siembra una pregunta en la inquietud de Iris: "¿Es así como cuidamos la España rural de la que tanto nos preocupa la despoblación?"

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