El objetivo de Mari Carmen Lizana de repartir felicidad por Navidad tras superar su enfermedad

Provincia

Adentrarse en la aldea de La Pedriza en estas fechas es sumergirse de lleno en un cuento. El cáncer y la pandemia atravesaron la vida de la precursora de estas decoraciones navideñas gigantescas, para devolverle la ilusión por esta época

Descubre Alcalá la Real: tierra de fronteras

Visita las luces de Navidad a lomos del lagarto de Jaén hasta el próximo 4 de enero

Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez frente al castillo Disney.
Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez frente al castillo Disney.

La ilusión más pura por la Navidad solo se entiende con la mirada de un niño mientras observa, entre tantos, un espectáculo de luces, los Reyes Magos o unos dibujos animados recreados en la vida real. Mari Carmen Lizana vive en la aldea de Alcalá la Real, La Pedriza, y es como esos duendes que trabajan durante meses para cuando llega esta fecha, construir un mundo que haga abrir los ojos y las sonrisas de los más pequeños.

Un cáncer y la pandemia atravesaron su vida para ver la vida de otra manera y devolverle las ganas por la Navidad. La puerta y el exterior de su casa en estas fechas se transforman como si de magia se tratase en un mundo de fantasía en el que adentrarse. Este año, las manos de Mari Carmen, y las de su marido, Pedro Javier Marquez, han levantado un castillo de Disney gigantesco casi igual de alto que su casa y han "invitado" a todos los personajes de las películas.

Casa de Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez.
Casa de Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez.

"Estaba mala, me diagnosticaron cáncer. En esa época no podía salir a la calle porque también me cogió la pandemia. Yo estaba haciendo cositas para decorar mi casa porque me gustan las manualidades, y entonces mi hermana me apuntó a un concurso del Ayuntamiento", cuenta Mari Carme Lizana. Y así empezó todo.

El primer año del concurso, fue la única de la aldea de la Pedriza que se presentó, hasta que poco a poco consiguió unir a este sueño a sus amigas y a todos los vecinos. "Lorena y Toñi han decorado la aldea de la golosina, Maribel y Rafi han hecho la fábrica de los sueños. Mari Carmen Pérez, el bosque encantado. Después, otra vecina también ha hecho el Camino de Laponia, y otras decoraciones que hay luminosas artesanales", explica emocionada Lizana. La aldea entera parece sacada de un cuento.

Decoración navideña de la casa de Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez.
Decoración navideña de la casa de Mari Carmen Lizana y Pedro Javier Marquez.

Cuando la vida se para

Para Mari Carmen, la Navidad antes del cáncer era una fecha más en el calendario, por eso de que cada vez las sillas vacías son más, y ya no vuelve a ser igual, pero a veces la vida "te para en seco y tienes que replantearte" todo. "Cuando me tocó de lleno la enfermedad, yo veía a la gente y es cuando la vida de verdad te enseña a apreciar las pequeñas cosas, ¿sabes? Entonces, mi lema, siempre lo dije, si llego a curarme yo tengo que repartir felicidad, hacer cosas que no se compran con dinero", expresa.

"Unes a gente y ves sus caras y entonces siempre lo digo, mientras pueda repartiré felicidad. Nos gusta estar con la gente en la calle, cuando llegan tenemos todo el día villancicos puestos para tener más ambiente navideño y la verdad es que esa atmósfera que se crea en La Pedriza es muy bonita", dice Lizana.

Tanto ella como su marido dedican una buena parte del año para esculpir un mundo fantástico y que cuando llegue Navidad, esté todo listo, poco a poco empiezan a construir con madera, pintura, cartón, paciencia y mucho cariño cada detalle hasta darle forma. "Este año empezamos en septiembre, todo lo que podemos hacer nosotros mismos lo hacemos, preparamos la madera y le damos forma nosotros".

Comparsa navideña cantada por los aldeanos.

Además, han recuperado una tradición, las antiguas comparsas navideñas. Los chicos de la aldea se han unido para recorrer cantando por las casas villancicos tradicionales llenando de música las calles.

"Nosotros hacemos esto por repartir ilusión y estamos muy satisfechos de la gente que nos visita en la aldea. En el momento que vemos gente en la puerta, salimos a recibirlos porque para nosotros es grato estar con las personas. Compartir en esta fecha momentos así". "Los niños cuando llegan, las caras de felicidad de esos niños, pues son impagables, no se compra", cuenta Lizana.

stats