Linares revive las guerras púnicas que sembraron su pasado más remoto

Probablemente la princesa Himilce de la antigua Oretania no pensase hace más de 2.000 años que su memoria seguiría viva entre altos edificios y suelos cubiertas de asfalto. Tampoco los habitantes de Cástulo lograrían imaginar que sus monedas pasarían a un segundo plano varios milenios después para ser sustituidas, casi de forma irrisoria, por tarjetas de plástico. Si en ese pasado remoto todo cuanto se plantease en el horizonte podía parecer imposible, hoy es mucho más fácil retrotraerse a esa época concreta para tratar de comprender en nuestra propia piel la manera de pensar de nuestros ancestros. Por este motivo, este pasado fin de semana las calles de Linares abrían la puerta en un viaje en el tiempo a través de sus Fiestas Ibero-Romanas de Cástulo.

Recrear la antigua sociedad íbera que habitó en la península ibérica es realmente difícil, pero gracias al esfuerzo de numerosos investigadores y acontecimientos como este, la realidad de su cultura se hace cada vez más palpable en el imaginario colectivo. Con su XI edición, este evento declarado Fiesta de Interés Turístico de Andalucía ha conseguido calar hondo en la agenda de los linarenses y visitantes que se acercan cada nueva convocatoria para conocer de primera mano los actos programados. Durante cinco días completos, del 15 al 19 de mayo, el casco urbano de la ciudad minera se ha convertido en un auténtico oppidum.

Esta cita que empieza a tener cierto calado social para grandes y pequeños transforma casi de forma radical el aspecto de los linarenses, que dejan a un lado su indumentaria más fiel a la moda actual para enfundarse en sendos vestidos y hábitos propios de otro tiempo. Incluso en un mercadillo tematizado, así como en la hostelería de toda la vida se han podido degustar algunas tapas y bebidas únicas para recrear las sensaciones que otrora sintiesen los ciudadanos de la antigua Cástulo. Conviene recordar que este núcleo de población fue uno de los más extensos de la península, destacando su papel durante la segunda guerra púnica.

Como en cualquier conflicto bélico, el carisma y las acciones de sus personajes marcaron el devenir histórico. De nombres como Himilce, Aníbal y Aspar cada vez son más conocedores los linarenses gracias al esfuerzo por convertir esta celebración en un foco de conocimiento y aprendizaje recíproco para la ciudadanía. Es por ello que tanto la organización del evento como el propio Ayuntamiento han querido plantear una programación lo más completa posible. No han faltado por tanto desfiles de tropas y legiones con más de 1.400 participantes, la recreación del Gran Circus Maximus en la Plaza de Toros, además de innumerables talleres para los niños y niñas.

En definitiva, la ciudad de Linares ha conseguido rescatar su legado en una apuesta tan arriesgada como acertada para las nuevas generaciones. Solo queda esperar que el público siga respondiendo de la misma manera en próximas ediciones para convertir las Fiestas de Cástulo en un referente de las recreaciones históricas que ya existen a lo largo y ancho de la provincia jiennense.