¿Cuántas hermandades rocieras existen en la provincia de Jaén?
ROMERÍA DEL ROCÍO
Castillo de Locubín, Alcalá la Real, La Carolina, Linares, Baeza y Jamilena son algunas de las localidades que se suman a la nómina encabezada por la capital
La Abuela y la Niña, ofrendas de amor del pueblo torrecampeño
La semilla rociera ha sido capaz de cruzar fronteras nacionales e incluso internacionales hasta convertir este pequeña aldea de Almonte en uno de los lugares de peregrinación más emblemáticos del mundo. La provincia de Jaén no ha sido una excepción entre las casi 130 hermandades filiales que conforman el orbe de la Cofradía Matriz, especialmente desde que la capital recibiese su decreto como cofradía allá por el año 1982. Aquel primer nombramiento, prácticamente de la mano de Castillo de Locubín, supuso un antes y un después en la expansión del culto a la Virgen del Rocío a lo largo y ancho de este mar de olivos.
Tan solo una década después, en 1993, fue fundada la filial número 87 en la localidad de Alcalá la Real, un proyecto que pronto consiguió asentarse bajo el amparo de un nutrido grupo de devotos de la Blanca Paloma. Con estas tres hermandades de acento jiennense, la provincia vivió una etapa de esplendor con la transmisión de una nueva devoción en el corazón de sus vecinos. Sin embargo, con la continua globalización de la romería almonteña, sería ya en pleno siglo XXI cuando viviríamos una nueva floración de asociaciones parroquiales en pos de convertirse en cofradías filiales.
Muchas de ellas lo lograron en los últimos años, como es el caso de La Carolina, Linares y Baeza, que hoy forman parte de esa larga cola de poblaciones que añaden su presencia a la noche de Pentecostés. Con más o menos experiencia en los caminos de Doñana, algunas de ellas encontraron el apoyo de la capital en su introducción al mundo rociero. Otras, cabe decir, ya caminan solas en su determinación por afianzar las raíces de su proyecto. La hermandad de Jaén, sin ir más lejos, presume de ser la única capital amadrinada por Villamanrique de la Condesa, la primera y más antigua de las que peregrinaron hasta la Virgen.
No obstante, no queda todo ahí. Si tenemos en cuenta las agrupaciones parroquiales que aspiran a sumarse a esa lista cerrada, el municipio de Jamilena encabeza una de las propuestas más interesantes de la última década, con un Simpecado personalísimo y una juventud abrumadora entre sus filas. Si bien es cierto que aún no cuentan con unos estatutos aprobados para su incorporación a la nómina de la Cofradía Matriz, es probable que lo consigan en apenas unos años. De igual modo, cabe mencionar las asociaciones y peñas rocieras existentes en localidades como Martos, donde empieza a asentarse los primeros cimientos de una futura hermandad.
A pesar de lo oficioso, tampoco hay que olvidar que son muchas las familias desde todos los rincones del país que viajan durante la romería hasta la aldea para presenciar la salida en procesión de la Virgen y vivir unos días de convivencia. De entre todos ellos, son innumerables los gentilicios jiennenses que se asientan en las casas de El Rocío bajo una misma devoción. Será que la Reina de las Marismas no entiende de fronteras a la hora de acoger a sus devotos.
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